DESARROLLO: Sudáfrica lucha por llevar a Bush a cumbre mundial

La canciller de Sudáfrica, Nkosazana Dlamini-Zuma, visita Washington para lograr la participación del presidente George W. Bush en la Cumbre Mundial de Desarrollo Sostenible.

Sin embargo, fuentes diplomáticas consideraron improbable que Bush asista a la Cumbre, que se celebrará en la ciudad sudafricana de Johannesburgo del 26 de agosto al 4 de septiembre, 10 años después de la Cumbre de la Tierra realizada en Río de Janeiro.

Bush demostró su renuencia a asumir compromisos de financiación para el desarrollo y protección del ambiente mediante medidas como el retiro del Protocolo de Kyoto, que exige a sus miembros la reducción progresiva de las emisiones de gases de invernadero, causantes del cambio climático.

Además, Estados Unidos y otros países ricos rechazaron cualquier nuevo compromiso en materia de ambiente o desarrollo en las cuatro reuniones preparatorias de la conferencia de Johannesburgo, por lo cual las cuestiones más espinosas volverán a discutirse en Sudáfrica.

Washington intentó incluso reabrir discusiones sobre acuerdos alcanzados hace años, como la Convención sobre Diversidad Biológica.

Dlamini-Zuma y el secretario de Estado estadounidense, Colin Powell, iban a reunirse este viernes en Washington.

”La visita de la ministra forma parte de un esfuerzo del presidente de Sudáfrica, Thabo Mbeki, para procurar un consenso antes de la cumbre”, declaró Ronnie Mamoepa, portavoz de la cancillería sudafricana.

Dlamini-Zuma ya mantuvo reuniones con sus pares de Canadá, Dinamarca y Londres, agregó el portavoz.

Muchos activistas y funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) consideran que la concurrencia de líderes del Grupo de los Ocho (G-8, integrado por los siete países más industrializados y Rusia) a una cumbre internacional es una medida informal de su grado de éxito.

Sin embargo, de los 150 jefes de Estado que iban a participar en la conferencia de Johannesburgo, concurrirán como máximo 100, y entre ellos no estarán mandatarios de algunos países clave para la formulación de nuevos compromisos, según fuentes de la ONU.

Algunos funcionarios del gobierno sudafricano intentan restar importancia a los desacuerdos sobre el plan de acción de la conferencia, pero el hecho es que pueden malograr la cumbre.

Las diferencias sobre los subsidios agrícolas de los países ricos y la financiación de los compromisos de la Cumbre de la Tierra de Río de Janeiro hicieron imposible el acuerdo de 100 ministros de Ambiente reunidos del 27 de mayo al 8 de junio en Bali, Indonesia.

Ante el riesgo de un mal acuerdo, las organizaciones ambientalistas reclamaron que el texto borrador, con numerosos párrafos entre corchetes (sin acuerdo), fuera llevado así a la cumbre.

Los países en desarrollo insisten en que el plan de acción no debería ignorar las causas más importantes de la pobreza, entre ellas las condiciones injustas del comercio internacional y la falta de acceso a los mercados para los productos agrícolas de las naciones pobres.

Así mismo, reclaman un cronograma de financiación para el desarrollo y alivio de la pobreza.

Pero los países industrializados sostienen que la financiación para el desarrollo no debe formar parte de la agenda de la cumbre, y que ésta debe concentrarse en cambio en cuestiones ambientales y de gobernanza.

Por ese motivo, se rehúsan a formular compromisos de fondos y plazos de ayuda para el desarrollo.

Como país anfitrión, Sudáfrica deberá procurar un acercamiento entre el Norte industrial y el Sur en desarrollo, en lo posible antes de la cumbre.

Así mismo, Pretoria trata de que Estados Unidos y la Unión Europea (UE) hagan más por abrir sus mercados a los productos de Africa, Asia y América Latina.

En especial, Sudáfrica pretende que la cumbre de Johannesburgo adopte la Nueva Asociación para el Desarrollo de Africa (NEPAD), un programa de desarrollo sostenible para el continente elaborado por Mbeki y otros líderes africanos, y que el plan de acción prevea formas de financiación para sus proyectos.

La estabilidad política y económica permitiría a Africa condiciones de comercio y acuerdos de ayuda más favorables con las naciones más ricas del mundo.

Dlamini-Zuma intentará convencer a Powell de que, al lanzar este mes la Unión Africana en sustitución de la Organización de Unidad Africana y adoptar la NEPAD como programa de desarrollo económico y social del continente, Africa realizó un compromiso práctico de buena governanza política y económica.

Si Estados Unidos y la UE lo interpretan así, deberían demostrar su apoyo al programa africano participando de la cumbre de Johannesburgo y realizando compromisos financieros adicionales para ayudarle a conseguir sus objetivos de desarrollo social y económico.

Muchas organizaciones no gubernamentales temen que, para asegurarse la participación de Estados Unidos y países europeos, Sudáfrica procure debilitar el plan de acción para hacerlo más adecuado a los intereses del Norte, lo cual frustraría los esfuerzos de alivio de la pobreza mundial.

El grupo ambientalista Greenpeace, por ejemplo, anunció que se opondrá a cualquier arreglo de ese tipo que omita objetivos concretos de alivio de la pobreza y mecanismos para su financiamiento. (FIN/IPS/tra-en/as/mn/mlm/dv-en/02

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