Las autoridades de Cuba reforzaron la vigilancia de la capital y de las costas del país para evitar un masivo éxodo de ciudadanos hacia Estados Unidos.
En localidades como Cojímar, cuyos habitantes se dedican a la pesca, las autoridades prohibieron la salida al mar de pequeñas embarcaciones privadas pesqueras. También se limitó el servicio de transporte por lanchas en la bahía de La Habana.
Aquí no puede estar, repetía un hombre uniformado a cualquiera que intentara acercarse a los arrecifes del litoral septentrional de la isla, a 25 kilómetros del centro de la capital.
La concurrencia al Malecón, la avenida costera que recorre La Habana, fue mucho menor este jueves de mañana a la acostumbrada en días laborales, y también se redujeron las patrullas policiales respecto de la noche anterior.
El miércoles de tarde, grupos de tres policías se ubicaban cada 100 metros a lo largo de varios kilómetros del muro del Malecón, mientras las embarcaciones guardafronteras eran visibles desde la costa, un despliegue típico de los momentos de crisis.
Sin embargo, cientos de personas pasaron la noche y buena parte de la madrugada sentadas en ese muro, sin ser molestadas por la policía. Yo vengo todas las noches a tomar fresco. En la casa hace mucho calor, comentó una mujer de 39 años.
Esperando, fue la lacónica respuesta de un hombre que dijo llamarse Pedro a secas, que había aguadado casi dos horas por una guagua (ómnibus del servicio urbano) que lo llevara desde su casa hasta el centro.
En algunas zonas de La Habana se habla libremente de fabricar balsas y otras embarcaciones precarias, una actividad prohibida por ley.
Se decía que Fidel (Castro) iba a dejar irse a quien quisiera y que iban a venir barcos a buscarnos desde la Florida. Yo ya no sé ni qué pensar, pero mi hermano sigue preparando sus cosas para irse, dijo una residente del centro histórico de La Habana.
Por aquí no se puede ir nadie. La orden se mantendrá al menos por tres o cuatro días hasta que las aguas vayan tomando su nivel, dijo a IPS un agente policial que se refirió a lo ocurrido aquí mismo, en el verano del 94.
En agosto de 1994, todo el litoral norte de La Habana y de otras provincias de esta isla del Caribe se llenó de personas que, tras la apertura oficial de las fronteras, fabricaban balsas para lanzarse al mar y emigrar de ese modo a Estados Unidos.
Más de 30.000 personas emprendieron el peligroso viaje con el sueño de alcanzar aguas internacionales donde los esperaban naves del servicio de guardacostas de Estados Unidos. Se ignora cuántas murieron en el intento.
La crisis de los balseros finalizó con un acuerdo migratorio entre La Habana y Washington en procura de regular la emigración a Estados Unidos y volverla segura.
En virtud de ese convenio, firmado en septiembre de 1994, Washington se comprometió a entregar 20.000 visas por año a emigrantes cubanos.
El acuerdo fue complementado por otro, de mayo de 1995, que establecía la repatriación a la isla de toda persona interceptada por autoridades estadounidenses intentando ingresar ilegalmente a Estados Unidos.
Sin embargo, el escape por mar mediante una balsa o pagando a un traficante siguió siendo una alternativa para muchos, pues Washington mantuvo en vigencia una ley que otorga derecho de asilo automático a todo ciudadano cubano que logre entrar a ese país.
Desde octubre del pasado año, 801 personas procedentes de Cuba ingresaron ilegalmente a Estados Unidos, según fuentes de ese país, mientras entre octubre de 2000 y septiembre de 2001, lo hicieron 2.406 cubanos.
Los rumores sobre una nueva crisis de los balseros cobraron fuerza la semana pasada cuando el presidente Fidel Castro dijo que Cuba podría anular los acuerdos migratorios vigentes.
Esa decisión y el cierre de la Oficina de Intereses de Washington en La Habana, fueron esgrimidas por Castro como posibles represalias a las actividades subversivas que, según La Habana, llevan a cabo diplomáticos estadounidenses en la isla.
Hasta ahora no se trata más que de una advertencia. El diario oficial Granma anunció para este jueves una gala cultural en homenaje al pueblo norteamericano, a su auténtica cultura, a sus raíces, a sus tradiciones y valores humanistas, con motivo de la celebración de la independencia estadounidense este 4 de julio.
Para salir al paso de los rumores, un comunicado oficial divulgado el miércoles afirmó que nadie será autorizado a salir ilegalmente del país y acusó a emisoras de radio de Estados Unidos de propalar versiones sobre una apertura de fronteras.
Radio Martí, la emisora anticastrista del gobierno estadounidense que transmite hacia Cuba en onda corta, reiteró un mensaje según el cual el gobierno de Estados Unidos apoya la emigración legal y segura. No apoya ni alienta la emigración ilegal. (FIN/IPS/da/dcl/ip/02