Alan Lomax, muerto este mes a los 87 años en su casa del meridional estado de Florida, fue uno de los más influyentes coleccionistas y difusores de la música folclórica de Estados Unidos, que dio origen al jazz, el blues y el pop.
Lomax creía que las tradiciones folclóricas eran el material genético de la cultura humana. En 70 años de carrera y largos viajes por Estados Unidos, Gran Bretaña, el Caribe y Europa occidental recogió composiciones de miles de músicos desconocidos hasta entonces.
La música que registró en campamentos de trabajadores rurales del sudoeste de su país, prisiones del sur profundo y valles de las montañas Apalaches en los años 30, inspiró a bandas y músicos como The Beatles, que utilizaron los sonidos grabados por Lomax para crear la base de la música pop de los últimos 40 años.
Sin Lomax quizás no hubiera existido una explosión del blues, del rythm and blues, ni Beatles, ni (Rolling) Stones ni Velvet Underground, estimó el músico, productor y artista británico Brian Eno.
Entre sus descubrimientos más recordados se encuentra Huddie Ledbetter, conocido más tarde con el nombre artístico de Leadbelly, a quien grabó por primera vez en 1933 en la penitenciaría del meridional estado de Louisiana, donde Ledbetter cumplía una condena por asalto a mano armada.
La producción musical de Son House, Mississippi Fred McDowell, Memphis Slim, Muddy Waters y otros grandes del blues del delta del río Mississippi también fue grabada y difundida por Lomax.
Otro de sus tesoros fue Woody Guthrie, el agricultor de Oklahoma cuyas canciones —como This Land is Your Land (Esta tierra es tu tierra)— se convirtieron en himnos del populismo que caracterizó el gobierno de Franklin Delano Roosevelt (1933-1945).
También lo fue Jelly Roll Morton, el pianista a quien se atribuye la invención del jazz en la meridional ciudad de Nueva Orleans, a comienzos del siglo XX.
Lomax hizo lo mejor que pudo para 'infectarnos' con estas canciones, dijo Pete Seeger, cantante y fundador de The Weavers, la banda de Nueva York que sentó las bases para el resurgimiento del folk de los años 60, movimiento del que nacieron las carreras de Bob Dylan —cuyo ídolo era Guthrie—, Joan Baez y muchos otros.
Lomax siguió la tradición de su padre, John, un investigador del folclore que recorrió la región sudoccidental a comienzos del siglo pasado, registrando canciones de la cultura rural en extinción, y fundó el Archivo de la Canción Folclórica Estadounidense, que forma parte de la Biblioteca del Congreso legislativo.
El padre se dedicó a la recopilación musical por razones académicas, pero la motivación de Alan era política. Yo era estudiante y radical, y quería ir con mi padre a ver qué estaba sucediendo en el sur, sostuvo en una entrevista con la radioemisora National Public Radio hace varios años.
Sabía que lo que se decía en Texas y en el sur —que los negros estaban perfectamente conformes— era pura basura, pero no podía probarlo, agregó.
La política del New Deal de Roosevelt favorecía los intereses de Lomax, que buscaba registrar la voz de la gente común, según sus propias palabras.
Lomax era un joven que quería democratizar Estados Unidos, y pensaba que la música folclórica ayudaría a hacerlo, estimó Seeger.
Con ese espíritu y el respaldo de la Biblioteca del Congreso y el gobierno de Roosevelt, Lomax recorrió el país de un extremo a otro con su padre y varios colaboradores, en busca de las voces de la gente común.
Mucho antes de que cobrara sentido la palabra globalización, el investigador definía su labor como un intento de llevar a la cadena de la comunicación culturas desechadas y personas silenciadas, para preservar tradiciones locales ante un mercado comercial que se consolidaba en lo nacional, y pronto sería internacional.
Las máquinas culturales actuales son tan poderosas que un cantante puede llegar a todo el mundo, y hacer sentir inferiores a todos los demás cantantes, dijo una vez.
Cuando esto se pone en funcionamiento, hay tanto dinero y poder que el cantante se convierte en un monstruoso invasor del espacio exterior, que aplasta la vitalidad de todas las demás posiblidades humanas. He dedicado mi vida a oponerme a esa tendencia, agregó.
Lomax pasó gran parte de los años 50 en Gran Bretaña y el resto de Europa, donde prosiguió su tarea, mientras el brote anticomunista en su país, personificado por el senador Joe McCarthy, hacía más difícil el acceso de músicos como Seeger a una audiencia masiva.
La difusión de la música rural estadounidense en Gran Bretaña creó un fenómeno del que nacieron grupos como The Quarry Men, la primera banda del beatle John Lennon.
En 1962 Lomax viajó al Caribe, donde registró la música tradicional de varias islas, entre ellas la de la comunidad hindú de Trinidad y Tobago.
Además de la enorme colección de la Biblioteca del Congreso, Lomax registró y produjo otras recopilaciones comerciales. En los años 60 publicó El libro Penguin de las canciones folk estadounidenses y Estilo y cultura de la canción folk.
En 1967, publicó junto a Guthrie y Seeger el libro Hard- Hitting Songs for Hard Hit People, una obra demorada desde el periodo del macartismo.
En los años 80, Lomax produjo el documental para televisión American Patchwork, sobre varias formas de la música de su país, y en 1993 publicó La tierra donde comenzó el blues, una presentación de su trabajo entre los años 30 y 80, por el que ganó el Premio Nacional del Libro.
A fines de los 80 desarrolló el Global Jukebox (Gramola global), un proyecto informático interactivo para estudiar las conexiones entre la música y la danza en todo el mundo.
Pese a haber sufrido dos aplopejías, continuó trabajando con la compañía discográfica Rounder Records en la Colección Lomax, una serie de 100 discos compactos con sus grabaciones, de los que se han editado 15 desde 1997. (FIN/IPS/tra-en/jl/ml/lp/dcl/cr/02