TRABAJO: Colombia, el infierno de los sindicalistas

Colombia continúa siendo el país más violento del mundo para los sindicalistas: 201 dirigentes fueron víctimas de homicidio o desaparición el año pasado, advirtió este martes la Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (Ciosl).

Noventa por ciento de los 223 homicidios y desapariciones de sindicalistas ocurridos en todo el mundo en 2001 se registraron en Colombia, según un informe de la Ciosl, organización con sede en Bruselas que representa a 157 millones de trabajadores de 148 países.

El gobierno colombiano responsabiliza de la violencia contra sindicalistas a la guerra civil que ya lleva cuatro decenios, pero la Ciosl sostuvo que muchas de las víctimas, en especial trabajadores estatales, habían adoptado firmes posturas contra la liberalización económica y la privativazión.

Alrededor de 65 por ciento de los asesinados en Colombia trabajaban en el sector público, puntualiza el informe anual de la Ciosl, titulado Encuesta Anual de la Violación de Derechos Sindicales.

También se registraron asesinatos de sindicalistas en Bolivia, Brasil y Guatemala, advirtió la Ciosl.

Dos de los ámbitos de mayor represión en América Central fueron las plantaciones de banano y las maquilas —zonas francas de procesamiento de exportaciones—, un sector cada vez más importante de las economías de la región, apuntalado por empresas y por el gobierno de Estados Unidos.

En cambio, trabajadores en una fábrica de textiles taiwanesa en El Salvador, en una de las cuatro zonas de procesamiento de exportaciones del país, obtuvieron el reconocimiento formal de su sindicato, en lo que se consideró un gran avance para los derechos laborales.

Otra buena noticia del año fue la liberación de sindicalistas detenidos en varios países del mundo, entre ellos Belice, Ghana, República Centroafricana y Tailandia.

Moderados avances en el reconocimiento de los derechos laborales se lograron en Bahrain, Irán y Yemen, aunque la situación general para los sindicatos en Medio Oriente continúa siendo poco prometedora, en especial para los trabajadores inmigrantes, afirma la encuesta.

Gran parte de la represión sindical del año pasado se debió a presiones resultantes de la liberalización económica mundial, promovida por países industrializados e instituciones financieras internacionales, sostuvo la Ciosl.

”En todo el mundo los trabajadores han sido duramente golpeados por el impacto negativo de la desaceleración de la economía y las medidas de ajuste estructural, pero cuando expresaron su disconformidad, los gobiernos no tardaron en responder con represión”, destaca el informe.

La severa crisis económica en Argentina ocasionó la pérdida de miles de empleos, y la situación culminó en diciembre del año pasado, cuando se registraron importantes protestas y muertes en enfrentamientos entre manifestantes y policías.

Por otra parte, Asia fue la región en que los sindicalistas sufrieron más detenciones y encarcelamientos en 2001, según el informe.

Doscientos dirigentes de Corea del Sur fueron encerrados en prisión. Las sentencias más duras se dictaron en China, donde muchos sindicalistas fueron torturados y las autoridades extendieron arbitrariamente las penas, según la Ciosl.

La encuesta contó un total de 4.000 arrestos y 10.000 despidos de activistas sindicales en todo el mundo el año pasado.

Zimbabwe y Swazilandia se destacaron como los países de Africa subsahariana con menos respeto por los derechos de los trabajadores a organizarse. En Europa, Belarús es considerada ”una enciclopedia de violaciones de derechos sindicales”.

En muchos países de Medio Oriente y Asia, como Birmania, Corea del Norte, Iraq y Vietnam, los sindicatos independientes continúan proscriptos.

En varios países de Europa central y oriental, donde los gobiernos compiten por la inversión extranjera, incluyendo Yugoslavia y Rusia, se aprobaron nuevos códigos laborales que debilitan los derechos de los trabajadores y facilitan los despidos en nombre de la flexibilización de los mercados o mediante contratos de corto plazo.

En esas regiones, a lo largo del año pasado aumentaron constantemente los despidos, las reubicaciones y las amenazas de daños físicos contra los operarios.

En Belarús, el presidente Alexander Lukashenko derrotó al líder sindical Vladimir Goncharik en una elección fraudulenta, según denunciaron misiones internacionales, y la actividad sindical se ha convertido en una ”imposiblidad virtual”.

En Bangladesh, el máximo dirigente del sindicato Jatiyo Sramik, Iqbal Majumber, fue asesinado en agosto tras manifestar su oposición a las privatizaciones.

La ruptura de huelgas y los arrestos fueron muy numerosos en Asia, en particular en China, Corea del Sur, Indonesia y Pakistán, donde los empleadores suelen contratar mercenarios para atacar a los trabajadores organizados, según la Ciosl.

En China, la represión de sindicalistas creció junto con las manifestaciones en gran parte del país. El dirigente Yao Guisheng, sentenciado a 15 años de trabajos forzados en base a acusaciones falsas, sufrió una severa crisis nerviosa tras ser golpeado y confinado en una celda, sostiene el informe.

La represión también aumentó en Africa, especialmente en Zimbabwe, donde el ex sindicalista Morgan Tsvangirai fue derrotado por el presidente Robert Mugabe en elecciones consideradas irregulares por observadores internacionales.

De los 282 casos de sindicalistas heridos o atacados el año pasado, 223 se registraron en 37 países africanos analizados en el informe.

Tres huelguistas de la empresa metalúrgica Zimbabwe Iron and Steel Company murieron en agosto pasado, cuando el ejército abrió fuego durante una protesta.

La encuesta también mencionó a Malawi y Swazilandia entre los países con escaso respeto de los derechos laborales, mientras los sindicatos independientes continúan siendo ilegales en Djibouti, Guinea Ecuatorial, Libia y Sudán. (FIN/IPS/tra-en/jl/lp/mj/lb hd/02

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