INDIA-PAKISTAN: Se aleja el espectro de la guerra nuclear

La crisis entre India y Pakistán, que estuvieron al borde de una guerra nuclear, se distendió este lunes con el anuncio de Nueva Delhi de la reapertura de su espacio aéreo a los aviones pakistaníes, como primera medida pacificadora.

El gesto de India constituye un reconocimiento del esfuerzo de Pakistán por impedir la infiltración de radicales islámicos en territorio indio, de acuerdo con la promesa formulada por el presidente pakistaní Pervez Musharraf.

Nueva Delhi tomará más medidas para aliviar la tensión cuando compruebe la detención de las infiltraciones, anunció Nirupama Rao, portavoz de la cancillería.

India y Pakistán acumularon un millón de soldados en su frontera común desde el atentado suicida del 13 de diciembre contra el parlamento indio, que dejó 14 muertos y Nueva Delhi atribuyó a grupos terroristas respaldados por Islamabad.

Nueva Delhi cerró su espacio aéreo a los vuelos pakistaníes ese mes, y cada país redujo su presencia diplomática en la capital del otro.

La tensión aumentó con un nuevo ataque suicida contra una base del ejército indio en la disputada Cachemira, en mayo, y la guerra parecía inminente el día 31, cuando el canciller de Gran Bretaña, Jack Straw, urgió a los británicos residentes en India a partir de inmediato.

Estados Unidos, Francia y otros países realizaron exhortaciones similares, y varias agencias de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) advirtieron a sus funcionarios diplomáticos no esenciales que debían salir de India.

La gravedad de la situación también quedó expuesta cuando Washington decidió enviar a la región al subsecretario de Defensa, Richard Armitage, para convencer a India y Pakistán de retomar la vía del diálogo diplomático.

Aparentemente, Armitage logró reducir la tensión entre los dos países vecinos de Asia meridional, que poseen armas nucleares.

Esta semana, el secretario de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, visitará India. Los analistas prevén que será recibido con agradecimiento a su gobierno por haber ayudado a evitar una guerra nuclear con Pakistán por segunda vez en tres años.

Los observadores aprecian un parecido en la distensión de la actual crisis con la intervención de Washington que puso fin en 1999 al conflicto no declarado en la zona montañosa de Kargil, sobre la Línea de Control que divide la región de Cachemira entre India y Pakistán.

La mediación del entonces presidente estadounidense Bill Clinton puso fin a los sangrientos choques militares en la frontera, que llegaron al derribo de aviones de ambas partes y bien pudieron haber escalado hasta una guerra nuclear.

La posición oficial de Islamabad fue que los hombres armados que traspasaron la Línea de Control y establecieron refugios subterráneos del lado indio eran radicales islámicos ”mujaidines” (combatientes por la libertad).

Sin embargo, Clinton estuvo a punto de exponer al público el respaldo de Islamabad a esos infiltrados, como reveló posteriormente su asesor, Bruce Riedel.

En esta ocasión, Armitage no perdió el tiempo con evasivas sobre la identidad de los hombres que continúan infiltrándose en la parte india de Cachemira, pese a que Pakistán prometió combatir el terrorismo ”jihadista” luego de los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.

El subsecretario de Defensa hizo prometer a Musharraf, el hombre que ideó la infiltración de Kargil y tomó el poder en un golpe militar en octubre de 1999, que no sólo detendría las infiltraciones sino que también cerraría definitiva y visiblemente los campamentos de extremistas en Pakistán.

A pesar de reconocer cierto esfuerzo de Islamabad en ese sentido, Nueva Delhi guarda cautela.

”India tomará decisiones en base a medidas recíprocas”, declaró un funcionario de la cancillería.

La permanente tensión entre ambos países se debe a Cachemira, el único estado indio de mayoría musulmana, al igual que la población pakistaní.

India y Pakistán ya pelearon dos guerras abiertas por Cachemira desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente según grupos religiosos antes de abandonarlo.

Pakistán nunca aceptó la decisión del gobernador hindú de Cachemira ese año de incorporar parte de la región a India, e insiste en que Nueva Delhi debe cumplir una resolución del Consejo de Seguridad de la ONU que exige un referendo de autodeterminación en ese territorio.

India, por su parte, considera a Cachemira parte integrante del país, no sujeta a ninguna negociación internacional.

Grupos separatistas armados luchan desde 1989 por la autodeterminación de la parte india de Cachemira, en un conflicto que causó la muerte de 30.000 a 60.000 personas, según distintas fuentes.

Nueva Delhi acusa a Islamabad de ofrecer entrenamiento y armas a esos guerrilleros, pero Pakistán afirma que sólo les brinda ”apoyo moral y diplomático”. (FIN/IPS/tra-en/rd/mlm/ip/02

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