FUTBOL-JAPON: Nueva pasión en un país tradicionalista

El fútbol conquista y sacude a la conservadora sociedad japonesa, que no le prestaba mucha atención antes de que el país compartiera con Corea del Sur la organización de la Copa Mundial en curso.

”El fútbol estaba muy lejos de mi mente hace un año, pero ahora me apasiona”, dijo a IPS el ejecutivo Yukio Kato, de 54 años, que en su juventud jugaba al béisbol, el deporte más popular en Japón, y ahora no se pierde la transmisión de los partidos por televisión.

Tokio, de 12 millones de habitantes y normalmente llena de actividad, parecía una ciudad fantasma el martes, cuando el seleccionado nacional japonés debutó ante el belga, con un empate 2-2.

”Esa tarde me quedé a ver el partido en la oficina, como todos los que trabajamos allí, porque nos habríamos perdido el comienzo en el viaje a casa” contó Kato.

Casi 60 por ciento de las personas consultadas en sondeos vieron por televisión el primer partido del seleccionado local, y en la historia del país sólo hubo una transmisión con más público: la de un partido del equipo japonés de vóleibol femenino en las Olimpíadas de 1968.

No hay dudas del éxito de la Copa Mundial en materia de popularidad, pero es dudoso que su resultado económico esté a la altura de las promesas de los organizadores, quienes proyectaron ingresos de unos 20.000 millones de dólares para el país.

Empiezan a divulgarse informes sobre firmas que han perdido importantes sumas de dinero, debido a fallas informáticas del sistema de venta de entradas que determinaron unos 20.000 inesperados lugares vacíos en los dos primeros partidos jugados en el estadio Sapporo, de la capital.

No hay datos oficiales sobre la inversión total realizada para la Copa Mundial, pero el Comité Organizador oficial pidió a las autoridades de cada ciudad anfitriona de partidos una inversión inicial de ocho millones de dólares para infraestructura.

Desde entonces, los costos han aumentado muy por encima de lo previsto, según quejas de varios gobiernos locales.

”Estoy cansado de la Copa Mundial”, dijo a IPS el propietario de un bar de Tokio, cuya clientela disminuyó casi un tercio debido al gran despliegue de policías antidisturbios.

”Para los jóvenes, el fútbol se asocia con valores muy apreciados de libertad e individualismo”, según Tamotsu Sengoku, director del Instituto de Investigación Juvenil.

Integrantes del seleccionado local lucen llamativos cortes y teñidos de pelo, y establecen una intensa comunicación con el público. Entre los ruidosos aficionados al fútbol también hay cada vez más figuras pintorescas.

Todo eso contrasta con las tradiciones nacionales y con la austera apariencia de los jugadores del seleccionado japonés de béisbol, todos con las cabezas rapadas y de gesto adusto.

”No creo que decaigan deportes tradicionales como la lucha sumo, y el fútbol ha traído al país el placer de expresar las emociones personales, lo cual es saludable para la sociedad”, opinó Sengoku.

La comentarista de radio y televisión Keikio Ochiai, también activista por la paz, está de acuerdo con Segoku, pero tambi'èn piensa que la Copa Mundial es una oportunidad perdida.

”Era un momento ideal para la reflexión en escala nacional sobre el periodo en el cual colonizamos la península coreana, y para el debate sobre cuestiones humanitarias y económicas”, sostuvo.

De todos modos, hay que celebrar que las relaciones con Corea del Sur hayan mejorado con la organización conjunta de la Copa Mundial, que estimula a los pueblos de ambos países a conocerse más, añadió. (FIN/IPS/tra-eng/sk/ral/mp/cr/02

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