El presidente electo de Colombia, Alvaro Uribe, visitó este lunes al secretario general de la ONU, Kofi Annan, con la intención de lavar su imagen de duro frente a los insurgentes de izquierda, aseguraron observadores.
Annan discutió con Uribe el posible papel del foro mundial en la reanudación del diálogo de paz para poner fin a más de cuatro decenios de conflicto armado interno.
Uribe triunfó en la primera ronda de las elecciones presidenciales del mes pasado con 53 por ciento de los votos, victoria atribuida a su promesa de derrotar a las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (FARC), la principal organización guerrillera del país.
Sus adversarios lo acusan de contar entre sus allegados con elementos de línea dura del ejército y de vínculos con las paramilitares Autodefensas Unidas de Colombia (AUC).
La reunión de Uribe con Annan fue una maniobra de relaciones públicas, pues el presidente electo trata de atemperar su imagen, sostuvo el director del programa colombiano del Centro de Políticas Internacionales (CIP), organización de derechos humanos y de investigación con sede en Washington, Adam Isacson.
Al mismo tiempo que pide la mediación de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) en la guerra civil, Uribe se prepara para solicitar más ayuda militar al gobierno de Estados Unidos, aseguró Isacson.
El presidente electo de Colombia prevé reunirse en Washington con el secretario (ministro) de Defensa de Estados Unidos, Donald Rumsfeld, con el secretario de Estado (canciller) Colin Powell y con la consejera de Seguridad Nacional del gobierno de George W. Bush, Condoleezza Rice.
El CIP manifestó su preocupación por la propuesta de Uribe de aumentar las potestades de la policía y de la justicia militar en la lucha contra la insurgencia y de reclutar un millón de civiles como informantes de las fuerzas de seguridad.
No hay razón para creer que las facultades para arrestar arbitrariamente que, según Isacson, Uribe pretende asignar a las fuerzas de seguridad no serán utilizadas para perseguir no sólo a las guerrillas, sino también a activistas de derechos humanos, sindicalistas y opositores, afirmó.
Luego de reunirse con Annan, Uribe se negó a contestar preguntas de los periodistas, y se limitó a informar que discutió con el secretario general de la ONU posibles soluciones al problema de la violencia que afecta a Colombia, para las cuales el foro mundial puede dar contribuciones positivas.
Annan dijo que felicitó a Uribe por su victoria electoral y que acordaron continuar explorando en los próximos meses los medios más efectivos de colaboración de la ONU con el pueblo colombiano.
Uribe dijo que la ONU no podrá involucrarse en el diálogo de paz hasta que se alcance un acuerdo del cese del fuego, pero no hay una tregua a la vista desde la ruptura de las negociaciones dispuesta en febrero por el actual presidente, Andrés Pastrana.
Desde el triunfo electoral de Uribe, las FARC iniciaron una escalada militar que obligó a las autoridades locales de los meridionales departamentos de Caquetá, Putumayo y Huila a retirarse de sus territorios.
Esos departamentos eran controlados por las FARC hasta la ruptura de las negociaciones.
Algunas organizaciones colombianas aplauden la idea de Uribe de solicitar la mediación de la ONU, a pesar de que también calificaron la visita a la sede del foro mundial de maniobra de relaciones públicas.
Una intermediación internacional es una posibilidad atractiva para las guerrillas. Estamos cansados de la guerra. La mano dura que promete Uribe sólo tendrá como consecuencia más masacres de civiles, sostuvo el fundador y coordinador del Movimiento para la Paz en Colombia, con sede en Nueva York.
Uribe debe comenzar a atender la necesidad del país de reformas sociales reales. Hasta entonces, el conflicto no terminará, dijo Mejía. (FIN/IPS/tra-en/rr/mj/ip/02