CIENCIA: ONU debe actualizarse para no perder poder

La ONU corre el riesgo de perder el control de las grandes decisiones que se adopten en el futuro si no incorporan los enfoques de la ciencia y de la tecnología a su función diplomática, advirtieron académicos y expertos.

Calestous Juma, profesor de la estadounidense Universidad de Harvard, sostuvo que hay pruebas suficientes de algunos acuerdos importantes que se concertan al margen de la ONU (Organización de las Naciones Unidas) aunque bajo la bandera del foro mundial.

Juma, director del Programa de Ciencia, Tecnología e Innovación de la Escuela Kennedy de Gobierno de Harvard, citó el caso de la Evaluación del Milenio de Ecosistemas, conocida como Ecomilenio.

Ese programa, lanzado hace un año por el secretario general de la ONU, Kofi Annan, encomendó a 1.500 científicos realizar en cuatro años un estudio sobre el estado de los ecosistemas del planeta.

El académico de Harvard aseguró que esa iniciativa utiliza el emblema de la ONU, pero el mecanismo para ejecutarla se encuentra fuera del sistema de esa institución multilateral.

Para impedir esa fuga de poder, Juma propone vincular el conocimiento con la diplomacia. De esa manera se fortalecerá el papel de la ONU como sede del gobierno global, argumentó.

La misma creación de la ONU implicó el uso del conocimiento y esa categoría adquirió importancia creciente con los años. Así, si el foro no la incorpora a su proceso de toma de decisiones, corre peligro de que las más importantes resoluciones se aprueben fuera de su esfera, apuntó.

Las advertencias fueron expresadas en un foro convocado por la Conferencia de las Naciones Unidas sobre Comercio y Desarrollo (Unctad) para discutir acerca de iniciativas diplomáticas relacionadas con la ciencia y la tecnología.

El secretario general de la Unctad, Rubens Ricupero, precisó que el debate se concentraba más precisamente en las aplicaciones de la ciencia y la tecnología a cuestiones que son objeto de negociaciones de naturaleza diplomática.

La economía mundial se distingue actualmente por un uso cada día más intensivo del conocimiento y, en consecuencia, la posibilidad de que los países en desarrollo puedan competir en los mercados mundiales reside en su capacidad de dominar las nuevas tecnologías, señaló Ricupero.

Por esa razón, la Unctad, que tiene la misión de cooperar con esos países para que superen los desafíos del desarrollo, auspició el seminario destinado a discutir mecanismos para sensibilizar a negociadores comerciales y funcionarios públicos sobre la importancia de la ciencia y la tecnología.

Esos esfuerzos contribuyen a crear conciencia sobre la adquisición de mayores capacidades competitivas, pues constituye un error la creencia de que las negociaciones comerciales por si mismas van a resolver los problemas del desarrollo, en especial en países que carecen de capacidad productiva para obtener ventajas de esas tratativas, precisó.

Ricupero fundamentó su afirmación en el ejemplo de las aplicaciones de los Acuerdos de Lomé, que consistieron en la creación de un área especial de comercio entre Europa y algunas de sus ex colonias de Africa, Caribe y Pacífico (ACP).

Durante 30 años esos países gozaron de preferencias comerciales, en algunos casos muy significativas, otorgadas por los países europeos.

Pero datos distribuidos por la Unión Europea demostraron que la participación de los países africanos miembros del ACP en los mercados europeos se redujo en más de 50 por ciento entre la mitad de la década del 70 y mediados de los años 90.

El caso de los ACP comprueba que se requiere algo más que las preferencias comerciales. Los países en desarrollo necesitan capacidad productiva y para eso ”la tecnología es cada día más decisiva”, calculó el secretario de la Unctad.

La cuestión presenta, sin embargo, numerosas dificultades, pues los países en desarrollo tienen límites para encarar cuestiones como los derechos de propiedad intelectual o las regulaciones sanitarias y fitosanitarias.

Ricupero puso como ejemplo a Brasil, su país de origen, que se enfrenta con un dilema frente a la cuestión de los organismos genéticamente modificados (OGM). Brasil es uno de los grandes productores agrícolas del mundo que todavía se opone a la introducción de los OGM.

En ese terreno compite con Estados Unidos, que ya ha incorporado los OGM a las semillas de soja, y también con Argentina, un vecino de Brasil, que ha adoptado las mismas prácticas de cultivo, amenazando con contaminar la flora brasileña.

Las fronteras políticas no pueden impedir la polinización transfronteriza favorecida por los vientos, citó Ricupero.

Como prueba de la complejidad científica de los OGM, en el caso de Brasil se verifica también una división en el gobierno, explicó el funcionario.

El Ministerio de Agricultura favorece la introducción de variedades transgénicas, pero el Ministerio de Medio de Ambiente se opone porque, aduce, se desconocen aún los efectos en el ambiente y en la salud.

Las diferencias entre las carteras del gobierno brasileño se agigantan cuando se observa que las dos mayores potencias agrícolas mundiales, Estados Unidos y la Unión Europea, están distanciadas por los mismos motivos.

Estados Unidos ha escogido la opción de privilegiar las ganancias en productividad y de minimizar los riesgos ambientales y sanitarios, observó Ricupero. En tanto, Europa sigue analizando los peligros que presentan los OGM.

El problema presenta una complejidad enorme y nadie podrá proclamar que la ciencia lo puede resolver de una manera simple, previno Ricupero.

El academico suizo Werner Aber, de la Universidad de Basilea y Premio Nobel de Medicina en 1978, estimó durante el debate del foro que se requeriran aún muchas décadas para que la humanidad se acerque a una certeza sobre el tema de los organismos geneticamente modificados.

Ricupero observó que estas cuestiones científicas y tecnológicas tienen enormes consecuencias en las negociaciones que se realizan en la Organización Mundial del Comercio (OMC).

El secretario general de la Unctad opinó que en los debates sobre las cuestiones científicas y tecnológicas la comunidad internacional debe aprovechar el conocimiento de las organizaciones no gubernamentales e invitarlas a participar. (FIN/IPS/pc/dm/ip/02

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