CANADA: Sociedad civil evita violencia contra G-8

Las protestas contra la cumbre en Canadá del Grupo de los Ocho (G-8) países más poderosos transcurren de modo pacífico, debido en parte a medidas de prevención adoptadas por grupos de la sociedad civil, y en parte a fuertes tormentas.

La cumbre iba a realizarse en Ottawa, pero el primer ministro Jean Chrétien trasladó la sede al occidental complejo turístico de Kananaskis, en las montañas cercanas a la ciudad de Calgary, para evitar incidentes como los que ocurrieron hace casi un año en Génova, noroeste de Italia, donde un manifestante fue muerto

Kananaskis, protegido por un fuerte dispositivo militar, es inaccesible para los activistas, que decidieron movilizarse en Calgary y en la capital desde el martes, víspera de la reunión de dos días de los gobernantes de Alemania, Canadá, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña, Italia, Japón y Rusia.

Durante esas protestas fue notoria la presencia de observadores voluntarios, con la leyenda ”Testigo” estampada en sus camisas, que invocaron la representación del público para vigilar las acciones de manifestantes y policías en las calles.

Esos voluntarios son activistas por las libertades civiles, entre ellos clérigos de la liberal Iglesia Unida canadiense, se mantuvieron apartados de quienes protestaban, con la intención de brindar testimonio en eventuales procesos judiciales, si se producían incidentes violentos.

”No tenemos plataforma, sino esperanza de que nada salga mal, y voluntad de informar lo que veamos”, explicó el presidente de la Asociación por las Libertades Civiles de Alberta, Stephen Jenuth, un abogado que ejerce su profesión en Calgary y participa la tarea de observación.

”Estamos comprometidos con las libertades civiles, que incluyen el derecho de cualquier persona a protestar, y el derecho de los gobernantes a reunirse”, indicó Jenuth, quien considera crucial que el público sea informado por fuentes independientes.

Los observadores se capacitaron en talleres que se desarrollaron la semana pasada con participación de organizadores de las protestas, policías, periodistas, abogados y especialistas en ciencia política que explicaron el significado y alcance de la cumbre.

”Lo más difícil fueron las entrevistas” para seleccionar voluntarios, y hubo que rechazar a algunos que mostraban claro favoritismo por el G-8 o por las protestas, señaló Jenuth.

El martes hubo sólo un manifestante arrestado, por participar en la marcha de unas 3.000 personas en Ottawa pese a que las condiciones de su libertad bajo fianza incluían abstenerse de asistir a protestas públicas, tras haber sido arrestado durante movilizaciones en noviembre contra la Cumbre de las Américas.

De todos modos, el temor a incidentes violentos determinó que muchas oficinas estatales y locales comerciales privados de Ottawa y Calgary cerraran sus puertas, y hay escasa actividad en las calles de la capital.

Organizadores de las protestas partidarios de la no violencia instaron a grupos e individuos radicales a mantenerse lejos de las movilizaciones contra el G-8, y parecen haber sido escuchados.

Condiciones climáticas adversas pusieron a prueba el compromiso de los activistas en Ottawa, donde marcharon durante tres horas bajo fuerte lluvia, con paradas ante la embajada de Estados Unidos, la Corporación Canadiense para el Desarrollo de las Exportaciones, y las sedes de varias firmas transnacionales.

Los únicos incidentes fueron pintadas con aerosoles y el lanzamiento de pocas pelotas de golf contra edificios de la policía y de organismos administrativos.

Unos 1.000 activistas interrumpieron el tránsito en las calles de Calgary y simularon estar muertos, tendidos en la Plaza Olímpica de esa ciudad, con la intención de crear conciencia sobre el impacto en los países más pobres del sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida).

”Rechazamos el actual modelo de capitalismo corporativo mundial. Grupos de presión que sostienen desde hace años nuestra posición ven que son más eficaces y que los políticos los escuchan más debido a las protestas callejeras”, dijo a IPS Sarah Kerr, quien ayudó a organizar las movilizaciones en la capital.

Un grupo de 200 activistas llamado Círculo de Tejido de Mujeres Revolucionarias organizó cerca de la sede del parlamento un partido de vóleibol entre equipos denominados ”G-8” y ”Poder Corporativo”, con un globo terráqueo como balón.

Otro par de centenares de personas llegaron a Ottawa en bicicletas y se manifestaron en ellas para protestar contra la tardanza del gobierno en firmar el Protocolo de Kyoto, que busca reducir la emisión de gases que retienen calor en la atmósfera.

”Estamos por completo contra la violencia. Tememos que los violentos se apoderen de todo nuestro movimiento”, indicó Hazel Jack, una de las organizadoras de las movilizaciones e integrante de la Coalición por la Solidaridad y la No Violencia Gandhiana.

Por si acaso, los locales de la cadena de comida rápida McDonald's protegieron sus ventanas, al igual que los de otras firmas que son habitual blanco de protestas contra la globalización de la economía. (FIN/IPS/tra-eng/mb/aa/mp/ip if/02

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