BRASIL: Candidata a vicepresidencia no satisface a feministas

Las elecciones de octubre en Brasil no aumentarán la débil representación femenina en el poder, pero una mujer podría convertirse en la primera vicepresidenta de la historia del país.

La tendencia de buscar votos a través de la candidatura de una mujer a la vicepresidencia se concretó esta vez en la fórmula oficialista, al ser designada el sábado la diputada Rita Camata para acompañar al socialdemócrata y ex ministro de Salud José Serra.

Esa decisión ”responde mal a los reclamos de la sociedad” por mayor participación femenina en el poder político, evaluó Guacira Cesar de Oliveira, secretaria ejecutiva de Articulación de las Mujeres Brasileñas (AMB), que coordina movimientos y organizaciones dedicadas a cuestiones de género.

La nominación de Camata, tal como se hizo, ”es una respuesta que refleja prejuicio y descalifica a las mujeres”, quitándoles protagonismo y usándolas como elemento de propaganda, dijo Oliveira a IPS.

La activista destacó que la diputada fue escogida por ser bonita y mujer y no por un efectivo deseo de los partidos de poner fin a la discriminación y ampliar la participación femenina en el poder.

La conveniencia de incluir una mujer en la fórmula presidencial para las elecciones de octubre se afirmó después que las encuestas mostraran desde fines de 2001 una gran preferencia del electorado por llevar a la presidencia a Roseana Sarney, entonces gobernadora de Maranhao, un estado pobre del nordeste de Brasil.

La popularidad de la hija del ex presidente José Sarney (1985- 1990) naufragó junto con su candidatura, al estallar un escándalo a comienzos de marzo en una empresa de su propiedad.

Sarney y su esposo Jorge Murad, no lograron explicar el origen de los 1,4 millones de reales (560.000 dólares) en efectivo que la policía descubrió en la empresa de la que ambos son socios.

La pila de notas de 50 reales, mostrada en la televisión, destruyó las pretensiones de la ex gobernadora del conservador Partido del Frente Liberal (PFL).

La fórmula Serra-Rita formaliza la alianza entre dos de los tres grandes partidos de la coalición que apoyó el gobierno del Fernando Henrique Cardoso desde su inicio en 1995.

Serra, del Partido de la Socialdemocracia Brasileña (PSDB), fue ministro de Planificación y luego de Salud, hasta su renuncia en marzo para dedicarse a la campaña electoral. En la actualidad se ubica segundo en las encuestas de opinión de voto, con cerca de 20 por ciento de los consultados.

La diputada Camata pertenece al Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB), que reúne variadas corrientes políticas, la mayoría de centro, y que se presentó dividido durante la mayor parte de la gestión de Cardoso, con algunos sectores en la oposición.

Ambos partidos celebraron el sábado sus convenciones para ratificar las postulaciones presidenciales, negociadas de antemano por las direcciones ejecutivas. Un grupo opositor al gobierno dentro del PMDB, que pretendía presentar candidaturas propias, obtuvo un tercio de los votos.

También el Partido de los Trabajadores (PT), cuyo líder Luis Inacio Lula da Silva encabeza las encuestas de intención de voto con cerca de 38 por ciento de los entrevistados, estudia la posibilidad de postular una mujer a la vicepresidencia.

Esa decisión, que debe ser tomada en la convención partidaria del 30 de este mes, se viene postergando porque el PT intenta una coalición con el Partido Liberal para componer una fórmula con José Alencar, un empresario del sector textil.

Esa alternativa de compañero de fórmula presidencial del PT permitiría tranquilizar al empresariado y al mercado financiero, que temen la llegada de la izquierda al gobierno, de la mano de Lula, un ex obrero y líder sindical que moderó sus propuestas últimamente, pero en el pasado defendió ideas socialistas.

Mientras, Camata, de 41 años y representante del pequeño estado de Espíritu Santo, agrega no sólo una imagen femenina a la propaganda oficialista.

En su actuación parlamentaria se destacó por presentar propuestas de leyes en defensa de la niñez y las mujeres, además de votar muchas veces contra las políticas de Cardoso.

De esa forma fortalece el mensaje de Serra, de que aseguraría el mantenimiento de las conquistas del actual gobierno, como la estabilidad económica, pero con cambios especialmente en el área social.

Sin embargo, las mujeres esperan que se registren pequeños avances en su participación en el poder en las elecciones de octubre para los poderes Ejecutivo y Legislativo nacional y estaduales.

La ley de cuotas, que obliga a los partidos a reservar 30 por ciento de las candidaturas parlamentarias a las mujeres, vigente desde 1996, no alteró el cuadro de una representación femenina de sólo seis por ciento en el Congreso Nacional.

Las candidatas no cuentan con el apoyo necesario de los partidos, pues a ellas sólo se ha destinado hasta ahora dos por ciento de los recursos previstos para la campaña electoral, sostuvo Oliveira. ”Será necesaria otra ley” para la igualdad de género en la política, acotó.

Pese a esas desventajas, el movimiento femenino decidió, en una reunión realizada hace dos semanas en Brasilia para evaluar sus perspectivas políticas, luchar por más democracia participativa en todas las instancias del poder y por políticas sociales más efectivas contra la pobreza. (FIN/IPS/mo/dm/ip/02

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