Líderes de organizaciones no gubernamentales con predicamento en la sociedad argentina se capacitan para reemplazar a los desprestigiados políticos en cargos electivos.
Grupos de la sociedad civil se reúnen para discutir proyectos de ley, intercambiar información y fomentar la participación directa de sus dirigentes en las instancias de gestión del Estado, para sustituir a los políticos tradicionales que entienden ya no los representan.
A esa experiencia se han sumado dirigentes de una veintena de entidades, como la Cruz Roja, Amnistía Internacional, Poder Ciudadano, Médicos en Catástrofes, Fundación Conciencia, el Foro Social por la Transparencia y Caritas, de la Iglesia Católica, entre otros, que ya se reunieron dos veces este mes.
La gravedad de la crisis argentina llevó a organizaciones no gubernamentales (ONG) a considerar que sería deseable tener a sus dirigentes participando en las estructuras de gobierno, alejándose así de la prescindencia política del pasado, explicó a IPS el presidente de Médicos en Catástrofes, Ariel Umpiérrez.
Las ONG estamos extremadamente preocupadas. Tenemos por una lado una clase dirigente tradicional fracasada, que gobernó en los últimos 20 años, junto a una izquierda anticuada e irresponsable, y por otro a millones de argentinos expropiados, manoseados y sin acceso a los derechos básicos, apuntó.
Umpiérrez señaló que las universidades, las asociaciones vecinales, las cámaras empresariales y todos los sectores de la sociedad civil tenemos nuestra organización y nuestros recursos humanos muy capacitados, pero estamos siempre afuera de los ámbitos de decisión cuando se tratan las políticas de Estado.
En el pasado era común que la sociedad civil acercara sus propuestas y estudios al gobierno, pero esas iniciativas fueron casi siempre dejadas de lado porque chocaban con intereses partidarios en el poder, comentó.
Era una etapa adolescente del movimiento, cuando se creía que la identidad estaba dada por el hecho de mantenerse al margen de los gobiernos, pero ahora la crisis los hizo cambiar, agregó.
Debemos asumir que nuestra tarea no es partidaria, pero sí es política, y muchas veces discutimos sobre políticas públicas, remarcó.
Médicos en Catástrofes fue creada en 1993 en Argentina para asistir a poblaciones víctimas de la guerra. Su primera acción humanitaria fue en Ruanda y luego la Organización de las Naciones Unidas la convocó para levantar hospitales de campaña en Zaire, Burundi, Tanzania, Uganda, Liberia, Haití y Kosovo.
El grupo de médicos fue llamado en enero por el gobierno argentino de Eduardo Duhalde para ofrecerle la gestión de un proyecto de servicio móvil de salud, que utilizaría el tren para llegar a las poblaciones más alejadas de los grandes centros urbanos.
Pero finalmente el gobierno descartó el plan, luego de que Médicos en Catástrofe se retirara por entender que se iba a hacer un uso proselitista de los trenes sanitarios, al designar como responsables a dirigentes del gobernante Partido Justicialista sin ningún conocimiento en asuntos de salud ni de acción social.
Estamos cansadas de reunirnos con el presidente, con ministros, con legisladores y que nunca podamos influir de manera concreta para que las cosas cambien, porque hay intereses partidarios siempre más fuertes, opinó Umpiérrez.
La idea de participar de manera más activa es compartida, aunque con variantes, por otras agrupaciones de la sociedad civil.
La Fundación Conciencia plantea modificar una serie de leyes para permitir una mayor participación de los ciudadanos en la actividad política, y una mayor transparencia en la función pública.
En tanto, el Foro Social por la Transparencia planteó en una de las reuniones de ONG de este mes que el incierto panorama del país obliga a su entidad a asumir un compromiso para una agenda pública.
Lo vamos a tener que hacer desde la sociedad civil porque no va a surgir de la dirigencia política, advirtieron representantes del Foro.
En ese sentido, la agrupación Ciudadanos para el Cambio, una red que congrega a unas 15 organizaciones no gubernamentales, también se decidió a hacer aportes que permitan dotar a los ciudadanos de herramientas para desplazar de la gestión pública a los dirigentes tradicionales más desprestigiados.
Ciudadanos para el Cambio impulsa, por ejemplo, eliminar para los próximos comicios las llamadas listas sábanas, las nóminas completas de candidatos al parlamento por las cuales el ciudadano debe optar, para sustituirlas por un sistema de elección individual.
Los activistas entienden que las listas sábanas permite acceder al Congreso legislativo a políticos ignotos y no siempre idóneos, un sistema que también ha causado la apatía ciudadana.
Agustín Machado, un estudiante miembro de esa red de ONG, dijo a IPS que se proponen reunir firmas para discutir en el Congreso una nueva ley electoral, que incluya la división del país en pequeñas circunscripciones.
De esta manera los legisladores elegidos serán genuinos representantes de la sociedad y no sólo de los partidos políticos, puntualizó.
Muchos de los asuntos que preocupa a las ONG fueron planteados en febrero en la denominada Mesa del Diálogo, una iniciativa de la Iglesia Católica y el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo que reunió a dirigentes políticos, sociales y culturales con el fin de proponer cambios en medio de la crisis.
Tras varios meses de reuniones, se observó que los políticos eran reacios a los cambios a diferencia de los representantes de la sociedad civil, que muestran una energía inusitada en procura de crecer y capacitarse para reemplazar a los cuestionados políticos tradicionales.
La solución tiene que gestarse desde las bases, a partir de una nueva forma de ciudadanía, indicó el obispo Jorge Casaretto, responsable de la Mesa de Diálogo.
Los dirigentes que tienen cargos electivos se tienen que ir para que aparezcan otros nuevos, añadió Casaretto, presidente de Caritas, una organización que atiende a unos 600.000 pobres e indigentes. (FIN/IPS/mv/dm/ip dv/02
