AMBIENTE-COSTA RICA: A navegar por la selva

El nacimiento de un quetzal o el sorpresivo ataque de una comadreja a un nido en el bosque nuboso de Costa Rica pueden ser presenciados por Internet, como parte de un proyecto que difunde el valor de ese ecosistema.

Las nubes que envuelven la selva montañosa, depositan el agua sobre las hojas y permiten la proliferación de plantas que crecen sobre otras plantas constituye un paisaje maravilloso, que puede visitarse a través de la red mundial de computadoras gracias al proyecto Bosque Nuboso Vivo.

Muy pocos de estos bosques tropicales subsisten en el mundo. Es un ecosistema raro y en peligro de extinción. Sus particularidades climáticas y de relieve permiten una inusual riqueza biológica, cuyos secretos son revelados en Internet por el independiente Centro Científico Tropical (CCT), de Costa Rica.

En las direcciones http://www.bosquenubosovivo.org o www.cloudforestalive.org, los cibernautas acceden a cámaras en vivo, paseos virtuales, fotografías, sonidos e información sobre el bosque Monteverde, una reserva privada del CCT, a 1.500 metros sobre el nivel del mar y a 180 kilómetros al noroeste de San José.

”Nuestra meta es mostrar a la gente la importancia de preservar estos bosques, pues ya quedan muy pocos en el mundo”, dijo a IPS Wagner López, encargado del proyecto.

El sitio es desde abril un éxito entre los amantes de la naturaleza que navegan la red. La razón son los coloridos quetzales de América Central, que entre abril y julio están en periodo de anidación.

”Instalamos en Monteverde cinco cámaras especiales dentro de cajas en forma de nidos, con el fin de que allí llegaran las aves a empollar”, relató López.

Símbolo de la región, esta ave trepadora tropical mide entre 36 y 64 centímetros y exhibe un suave plumaje verde, tornasolado y rojo. El plan es registrar y trasmitir por Internet cada momento hasta el nacimiento de los pichones, una emisión que no está exenta de incidentes dramáticos.

Miles de internautas presenciaron la llegada de las aves, prontas para depositar sus huevos. Pero no todas tuvieron suerte. Dos de los nidos fueron visitados por predadores, una ardilla y una comadreja, que mataron a los polluelos.

Los científicos no interfieren en el ciclo biológico, apenas estudian la evolución de los nidos mediante las imágenes que comparten con quienes navegan por Internet.

Decenas de mensajes electrónicos llegan a diario al buzón de la página, info@cloudforestalive.org, para lamentar la muerte de los pequeños quetzales o pedir información.

Aunque la principal atracción son los nidos de quetzal, no es lo único que puede hallarse en la página. Otra cámara en la selva permite observar el comportamiento de los colibríes, y cada semana se publica una nueva lección sobre el bosque nuboso, con información ilustrada sobre una especie animal o vegetal.

Este tipo de selva húmeda montañosa tiene un clima más fresco que las tierras bajas que la circundan. Grandes cantidades de agua se depositan sobre la vegetación por las nubes y la llovizna liviana.

”Esta fuente constante de agua por encima del nivel del suelo hace que el bosque nuboso sea un hábitat excelente para las epífitas”, plantas que crecen en otras plantas, explica una de las lecciones. En Monteverde hay al menos 878 especies de epífitas, incluyendo 450 variedades de orquídea.

La oferta del sitio se abre en cuatro secciones, ”tours en vivo”, laboratorio, biblioteca y el apartado ”Involúcrese”, donde se indica cómo colaborar con esta iniciativa sin fines de lucro.

La apuesta ”totalmente educativa” busca que niños, niñas y adolescentes valoren la conservación de la diversidad biológica de los trópicos, explicó a IPS el director del CCT, Julio Calvo.

El proyecto, iniciado en 1999 con respaldo del Banco Mundial y del Corredor Biológico Mesoamericano, es financiado por cuenta exclusiva del CCT desde 2000.

Los responsables procuran donaciones para mejorar la calidad de la trasmisión de datos a Internet, que de momento se actualiza cada tres minutos. La meta es ”mostrar las imágenes en tiempo real”, apuntó Calvo.

Además de los visitantes virtuales, más de 50.000 turistas llegan por año a Monteverde, donde son guiados por más de 20 expertos en diversidad biológica.

*Publicado originalmente el 22 de junio en la red latinoamericana de diarios de Tierramérica. (FIN/Tierramérica/nms/dcl/en/dv/02

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