AMBIENTE: Bueno para el ozono, malo para el clima

Las emisiones de gases fluorados que recalientan la atmósfera, utilizados para sustituir aquéllos que afectan la capa de ozono, están alcanzando volúmenes peligrosos, advirtieron este miércoles organizaciones ambientalistas.

Los gases hidro-flúor-carbono (HFC) que sustituyen a los cloro- flúor-carbono (CFC) podrían ser responsables, en 2050, de 15 por ciento del recalentamiento provocado por todos los gases de efecto invernadero medidos en 1990, el año base del Protocolo de Kyoto sobre Cambio Climático, según un estudio divulgado este miércoles.

Esto equivaldría a anular el efecto de las reducciones de dióxido de carbono —producido por la combustión de petróleo, carbón y gas— previstas por el Protocolo de Kyoto, asegura el documento divulgado por la no gubernamental Iniciativa Multisectorial sobre Gases Invernadero Industriales Potentes.

El informe critica al Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma) por promover el uso de HFC, ”cientos o miles de veces más potentes para recalentar el clima que el dióxido de carbono”, como alternativa a los CFC, que han dejado de utilizarse en virtud del Protocolo de Montreal sobre Sustancias que Agotan la Capa de Ozono.

La cubierta de ozono que se encuentra en la estratosfera terrestre absorbe las radiaciones peligrosas procedentes del sol, y hace posible la vida sobre la tierra.

En los años 80 científicos descubrieron que esa capa estaba desapareciendo sobre la Antártida, debido al uso industrial de los CFC como propelentes de aerosoles y refrigerantes.

El cloro de los CFC asciende a las capas superiores de la atmósfera y actúa sobre las moléculas del ozono, destruyendo sus enlaces.

El Protocolo de Montreal, en vigor desde 1989, prevé la eliminación total de los CFC y su sustitución por sustancias menos dañinas.

Sin embargo, este instrumento ”protege la capa de ozono en perjuicio del clima mundial”, y requiere ”una revisión total”, sostuvo el autor del informe, Chris Rose, asesor de Greenpeace Internacional.

Los HFC no son ”benignos”, ni ”amigos del ambiente”, tal como afirman el Pnuma y la industria de los gases fluorados, asegura el informe.

El portavoz del Pnuma en Ginebra, Michael Williams rechazó la acusación contra la agencia de la Organización de las Naciones Unidas, apuntando que ”el documento refleja una total confusión sobre el funcionamiento del Pnuma, que brinda información técnica pero no soluciones”.

Todas las soluciones entrañan problemas, admitió Williams. ”Las discusiones técnicas detalladas continúan avanzando de la mejor manera”, puntualizó.

En una primera etapa, los CFC fueron reemplazados por los HCFC, que contienen hidrógeno, y permiten que el cloro se libere a alturas más bajas, afectando en menor medida al ozono. Más tarde la industria obtuvo los HFC, libres de cloro.

Estos son inocuos para la capa de ozono, pero por el flúor ”tienen un poderoso efecto invernadero”, dijo Rose a IPS.

El más peligroso de los HFC es intensamente utilizado en los sistemas de aire acondicionado de automóviles en Estados Unidos, y cada vez más empleado en Europa. ”Los HFC son 1.300 veces más poderosos que el dióxido de carbono”, sostuvo Rose.

Pero su uso se multiplica, y se están construyendo por lo menos seis fábricas, varias de ellas en países en desarrollo, para producirlos.

”Estas decisiones se han tomado bajo el Protocolo de Montreal que se da de cabeza con el Protocolo de Kyoto sobre cambio climático”, dijo Rose.

Ya existe un acuerdo para eliminar los HCFC. Varios países europeos quieren acelerar un programa para cesar la producción de estos gases, pues existen sustitutos más inocuos, pero Estados Unidos se resiste, pues su industria ya realizó inversiones en ellos.

Sin embargo, los gases fluorados no están aún sujetos a ningún programa para limitarlos, sostuvo Williams.

El informe detalla los mecanismos por los cuales la industria de los HFC logró éxitos.

”Se supone que la recomendación del Pnuma es objetiva, pero es consistentemente sesgada. Justifica los obstáculos para establecer medidas de seguridad rutinarias y advierte contra el uso de gases hidrocarbonados (libres de flúor) pese a que los registros en la práctica no lo justifican”, afirmó Rose.

Ese es el caso del proyecto de norma industrial EN378, cuya adopción será considerada en una reunión en Suiza este jueves y viernes.

La norma, propuesta por comités controlados por fabricantes o usuarios de HFC, impediría el acceso al mercado de 80 por ciento de los sistemas de aire acondicionado basados en gases hidrocarbonados, afirma el documento.

”Si esto ocurre, sería imposible implementar los compromisos de compañías como Coca-Coca, Unilever, Body Shop, British Petroleum, Tesco, Sainsburys y Scottish & Newcastle de usar hidrocarbonos en lugar de HFC”, advierte el informe.

Según el documento, los gobiernos deberían restringir la producción de cada gas, detener la construcción de fábricas para producir HFC, establecer fechas de cese del uso y producción, requerir el uso sistemático de alternativas a los HFC y promover tecnologías sustitutivas a todos los gases con flúor.

Además, el PNUMA debería colocar una advertencia en todos sus documentos y páginas de Internet donde los HFC se mencionados en el contexto de sustitución de los HCFC, puntualizando que los HFC son poderosos gases invernadero que agravan el cambio climático, de acuerdo al informe.

El PNUMA debería clasificar los HFC como gases de transición de los CFC y los HCFC, y ”detener el uso de términos confusos como 'amigable con el ozono' o 'ambientalmente seguro', cuando se aplican a químicos no amigables o peligrosos para el clima”.

El programa de la ONU debe ”dejar de referirse a los HFC como la alternativa 'preferida'”, añade el documento.

En cambio debería aconsejar a los países en desarrollo que adopten el modelo de Alemania, Austria y Dinamarca, para discontinuar los HFC, en lugar del modelo estadounidense que favorece su uso, concluyó el documento. (FIN/IPS/tra- eng/ss/jrc/lp/dcl/en/dv/02

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