ALIMENTACION: Decepción de los activistas

Las apreciaciones positivas del primer ministro de Italia, Silvio Berlusconi, y del director general de la FAO, Jacques Diouf, al finalizar este jueves la segunda Cumbre Mundial de la Alimentación, contrastaron con la desilusión y las críticas de activistas.

Mientras Berlusconi valoró los resultados de la conferencia celebrada en Roma y rechazó las propuestas de organizaciones no gubernamentales por considerarlas ”lejanas de las posibilidades reales”, los activistas manifestaron su ”profunda desilusión”.

El plan de acción aprobado por la conferencia ”contiene los mismos errores” del formulado en la cumbre anterior, en 1996, dijo el malasio Sarojeni Rengam en representación de los más de 2.000 delegados de organizaciones no gubernamentales presentes en Roma.

Los activistas realizaron una reunión en un barrio alejado del centro de Roma, en forma paralela a la cumbre realizada desde el lunes en la sede de la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) en la capital italiana.

Las organizaciones no gubernamentales atribuyeron el fracaso del plan de acción formulado en 1996 no a la falta de voluntad política, sino a que su fundamento era la promoción de la liberalización económica, la cual, según ellas, agrava el hambre.

”Solo políticas completamente diferentes, basadas sobre la dignidad de los seres humanos y de la comunidad, podrán poner término al hambre”, sentenció Sarojeni.

El plan de acción aprobado en 1996 promovió la privatización de recursos públicos como el agua, los bosques y las áreas de pesca y, al mismo tiempo, se registró ”una brutal represión de los movimientos sociales”, según las organizaciones no gubernamentales.

La organización ambientalista Greenpeace Internacional se declaró ”sorprendida” por la ”incompetencia” con que la cumbre abordó su agenda.

No se ha cumplido el objetivo de 1996 de reducir los 815 millones de personas que en ese año sufrían hambre a la mitad para 2015, y ”ni siquiera se han dado pasos para encontrar solución a las causas reales del hambre”, sostuvo Greenpeace al finalizar la conferencia en Roma.

Por su parte, Diouf sostuvo, en conferencia de prensa conjunta con Berlusconi, que este jueves comenzó una ”carrera contra el tiempo” en interés de los ricos y de los pobres del mundo.

El objetivo moral de esta carrera, afirmó, es el mismo de 1996. O sea, terminar con el hambre y con la pobreza, pero también con el egoísmo y el escepticismo de quien lo considera una guerra perdida y sin contrapartidas económicas.

La biotecnología, apoyada por algunos países ricos y criticada por las organizaciones no gubernamentales, no es un instrumento prioritario para alcanzar el objetivo de eliminar el hambre, sostuvo Diouf. El funcionario explicó que, en estos momentos, la prioridad es combatir la escasez de agua.

”La sequía determina situaciones de emergencia en Africa meridional, en Etiopía, Zimbabwe y Malawi”, indicó. En Africa, agregó, apenas siete por ciento de las tierras disponen de recursos hídricos, contra 36 por ciento de Asia y de 50 por ciento si se considera solo China.

Diouf no ocultó su desagrado por la ausencia de líderes de las naciones industrializadas en la Cumbre, pero destacó el ”éxito de participación” que representó la asistencia de representantes de 181 países, entre ellos 74 jefes de Estado y de gobierno y 248 ministros

Luego de la conferencia de prensa, Diouf declaró a algunos periodistas que la ausencia de los líderes de los países ricos es ”una señal psicológica negativa”. ”Me hubiera gustado ver aquí a los jefes de Estado del Grupo de los Ocho (los siete países más ricos y Rusia) y de la Unión Europea”, dijo.

”Vinieron muchos jefes de Estado del Pacífico, de Africa y de América Latina y tan pocos del mundo rico… No creo que esto sea una buena señal política”, afirmó Diouf.

”No digo que no haya sido un éxito, pero se había decidido que era una cumbre de jefes de Estado. Y los jefes de Estado de los países pobres vinieron y los de los países ricos, no”, precisó.

Mientras, Berlusconi afirmó que el escaso desarrollo de los países pobres no es responsabilidad de las naciones industrializadas.

”No se puede decir que la culpa sea de quienes poseen 80 por ciento de la riqueza del mundo. Es necesario decir que los países industrializados han sabido producir ese 80 por ciento y que los países en desarrollo deben aprender a producir”, manifestó.

Berlusconi anunció que Italia anulará o convertirá en proyectos sociales 1.000 millones de dólares de créditos concedidos a los países en desarrollo y que en 2006 aumentará su asistencia oficial al desarrollo de 0,18 por ciento a 0,39 por ciento de su producto interno bruto.

De ese modo, Italia cumplirá el acuerdo adoptado por la Unión Europea, cuya ayuda promedio llega a 0,24 por ciento del producto interno bruto.

Berlusconi afirmó que los países industrializados deberán imponerse el objetivo de destinar a la ayuda al desarrollo uno por ciento del producto, un objetivo difícil pero ineludible para evitar ”presiones migratorias, integrismos y epidemias”.

Reconoció que no se trata de generosidad, sino también de un objetivo de seguridad y de ”sano egoísmo”. (FIN/IPS/jp/mj/dv/02

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