Varones adolescentes son el centro de una campaña educativa independiente que procura abatir en Tailandia la violencia y explotación sexual contra niñas y mujeres, un fenómeno en que los jóvenes son los principales victimarios.
Buscamos que los muchachos defiendan a las muchachas, en lugar de aprovecharse de ellas y verlas como objetos sexuales, educándolos los derechos de las jóvenes, explicó el director nacional de la no gubernamental World Vision Thailandia, Chusak Wuthiwarapas.
Therapong Thongkrathok, de la nororiental provincia de Nakhonratchasima, fue uno de los 300 jóvenes de 15 a 20 años de 57 localidades pobres que participaron este mes en Bangkok de un seminario sobre distintas formas de violencia que afectan a las mujeres.
Antes, cuando leía los diarios, a menudo me preguntaba por qué tantos casos de abuso en nuestra sociedad. En el seminario aprendí que nosotros, los varones, somos la principal causa de los problemas, y por eso podemos ayudar a resolverlos, dijo el muchacho de 19 años.
Tengo una madre y una hermana, y por supuesto no quiero que sean atacadas de ningún modo, agregó.
La policía recibió en 2001 3.847 denuncias de violación, por las que detuvo a 2.531 personas. Los hombres jóvenes son el grupo de perpetradores que más ha crecido.
Este aumento es indicador de cambios en la sociedad, como las transformaciones en la estructura familiar y de la vida en las ciudades, que aumentan los riesgos asumen los jóvenes en su vida personal, su salud y sexualidad.
Los jóvenes crecen en ambientes que fácilmente los llevan a la mala conducta, opinó el director del Instituto de Educación de Estudiantes Desfavorecidos de la Universidad Chulalongkorn en Bangkok, Somphong Chitradub.
Un estudio del instituto reveló que la juventud recibe mucha información sobre sexualidad entre los 10 y los 12 años, aunque la edad promedio de su primera experiencia sexual es entre 16 y 17 años.
Los valores materialistas, las drogas y el sexo suelen ir juntos, y en general los jóvenes no saben con quién hablar cuando tienen dificultades en estas áreas, señaló el experto.
Con una dinámica de discusiones en pequeños grupos, durante el seminario los adolescentes fueron informándose sobre la violencia y la explotación que sufren las mujeres jóvenes.
La idea de exponer a los varones a los problemas que enfrentan las mujeres es sensibilizarlos y evitar conductas discriminatorias.
La iniciativa surgió en una conferencia nacional para mujeres jóvenes organizada el año pasado por la oficina en Tailandia de la organización cristiana internacional World Vision.
Durante la conferencia, las jóvenes opinaron que llevar el mensaje a los varones sería realmente útil, señaló Chusak.
El seminario procuró reforzar el concepto de igualdad de derechos entre hombres y mujeres, para corregir ideas erróneas que asignan un papel secundario a las mujeres en las instancias de toma de decisiones, y las consideran objetos sexuales.
Los hombres suelen aprender de los ambientes que los rodean que la agresión es aceptable, dijo la activista Usa Lerdsrisuntad, de la no gubernamental Fundación para las Mujeres, y citó ejemplos sobre los mensajes de género en películas y juegos de comuptadoras, que atraen especialmente a los varones.
Los anuncios comerciales presentan imágenes sensuales de mujeres, reforzando la percepción de objeto sexual.
En las series de televisión, los argumentos a menudo presentan hombres actuando agresivamente con las mujeres. El mensaje empeora cuando, a pesar de esa conducta, la pareja vive felizmente, destacó la activista.
El concepto de igualdad entre hombres y mujeres nunca ha sido enseñado a los niños, agregó, y destacó que hasta ahora, en los casos de violación, las autoridades preguntan a las mujeres si estaban vestidas apropiadamente o consintieron la relación sexual.
Los participantes instaron a crear refugios para mujeres y niñas abusadas, medidas más estrictas contra la explotación sexual y educación sexual adecuada, que se inicie en la escuela primaria, entre 12 recomendaciones entregadas al primer ministro Thaksin Shinawatra.
Tras regresar a sus localidades, los jóvenes podrán trabajar para compartir sus puntos de vista en las escuelas y su medio.
La mejor inmunidad contra las malas influencias son familias y comunidades que se interesen por el problema, sostuvo Orasom Sutthisakorn, autor de varios libros de explotación sexual infantil. (FIN/IPS/tra-en/cp/js/lp/dcl/hd pr/02