Hay una tensa calma en la ciudad de Kisangani, en el noreste de República Democrática del Congo (RDC), tras incidentes entre grupos insurgentes en que murieron por lo menos 32 personas, 13 de ellas civiles.
Esos incidentes, que casi llevan a un enfrentamiento en gran escala, ocurrieron la semana pasada entre las dos facciones en que se dividió hace tres años la Unión Congoleña por la Democracia, uno de los grupos rebeldes que operan en el país.
Una de las facciones es apoyada por Ruanda y su base central está en la oriental ciudad de Goma, cerca de la frontera con ese país. La otra se autodenomina Original, y es respaldada por Uganda.
Hay indicios de que las hostilidades estallaron debido a sentimientos hostiles a Ruanda por parte de la población civil, aprovechados por la facción Original, que pidió la semana pasada por radio la inmediata evacuación de Kisangani por parte de todos los ruandeses.
No queremos que Ruanda ocupe Kisangani. Los congoleños podemos resolver solos nuestros problemas, añadió.
El grupo de Goma informó que investiga los incidentes.
Debemos averiguar quién hizo qué, para que todos los congoleños sepan la verdad. Nuestro movimiento no fue creado para asesinar, sino para ayudar a la gente a lograr libertad y un Estado de derecho, dijo un portavoz de esa facción según la Red Regional Integrada de Información de las Naciones Unidas.
El conflicto en RDC comenzó en agosto de 1998, luego de que el entonces presidente Laurent-Desiré Kabila ordenó salir del país a tropas y asesores militares de Ruanda que lo habían ayudado el año anterior a derrocar a Mobutu Sese Seko, dictador desde 1965.
Seis países vecinos están involucrados en la guerra civil. Burundi apoya a insurgentes, como Ruanda y Uganda, mientras Angola, Namibia y Zimbabwe respaldan al gobierno, que tras la muerte de Kabila en 2001 es ejercido por su hijo, Joseph.
La Misión Observadora de las Naciones Unidas en Congo (MONUC) expresó la semana pasada su alarma por los incidentes en Kisangani
La situación es en extremo grave. Continuaremos en contacto con la Unión por la Democracia-Goma hasta que se restablezca la calma, dijo el portavoz de la MONUC, Hamadoun Toure.
La población tenía grandes esperanzas de que cesaran las hostilidades tras el inicio en febrero de conversaciones de paz en la nororiental ciudad sudafricana de Sun City.
El optimismo aumentó con la visita a Kisangani el 1 de mayo de enviados del Consejo de Seguridad de la Organización de las Naciones Unidas, encabezados por el embajador de Francia ante el foro mundial, Jean David Levitte.
Ese grupo se reunió con representantes de la sociedad civil local, y eso parece haber irritado a dirigentes de la facción de Goma, que poco después de la partida de la delegación internacional prohibió todas las actividades de organizacines no gubernamentales en las áreas que controla.
Según testimonios locales no verificados, soldados ruandeses cometieron actos de vandalismo en Mangobo y Kabondo, dos suburbios de Kisangani hostiles a Ruanda y al grupo de Goma, y la población local buscó refugio en la ciudad o en la selva.
El jesuita español Xavier Zabalo fue golpeado al igual que otros sacerdotes católicos de la saqueada parroquia de Cristo Rey, y un clérigo belga de apellido Verhaegen también fue atacado, cuando llevaba al hospital a un joven gravemente herido en los combates, dijo a IPS un periodista desde Kisangani. (FIN/IPS/tra- eng/jk/sz/mn/mp/ip/02