Unos 2,4 millones de niñas y niños menores de 15 años trabajan en América Central y República Dominicana, lo cual atenta contra sus derechos a la educación y al esparcimiento, informó este lunes la Organización Internacional del Trabajo (OIT) en la capital de Costa Rica.
En seis países de América Central y en República Dominicana hay más de un niño trabajador cada cinco menores de 15 años, según el informe presentado por la OIT.
Activistas por los derechos de la infancia expresaron en San José su preocupación por la situación centroamericana y llamaron a los gobiernos a tomar acciones concretas para frenar el crecimiento de trabajo infantil, que tuvo un marcado aumento desde 1993, cuando afectaba a 1,5 millones de niños y niñas.
La OIT difundió este lunes a través de una videoconferencia simultánea en Ginebra, Lima, México y San José el III Informe Global de Seguimiento a la Declaración de Principios y Derechos Fundamentales en el Trabajo, dedicado este año al trabajo infantil.
Los gobiernos centroamericanos están preocupados por la magnitud del fenómeno, pero no es un secreto para nadie la gran problemática que representa el trabajo infantil, dijo en San José el director de la OIT para América Central y República Dominicana, Enrique Brú, de Uruguay.
Distintas convenciones internacionales definen el trabajo infantil como el realizado por menores de 15 años —que en América Central son más de 12,7 millones— y que atenta contra la escolarización y la recreación de los niños y adolescentes.
En seis países de América Central y en República Dominicana trabajan, según los cálculos de la OIT, 2.456.902 niños, informó Bru.
Se trata de datos son estimaciones preliminares de un estudio aún en curso en Costa Rica, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua, Panamá y República Dominicana. Belice, situado también en América Central, fue excluido de esta investigación.
Las cifras divulgadas este lunes presentan una marcada diferencia con respecto a las estimaciones anteriores de la OIT, de 1993, cuando se calculaba que en los mismos países había 1,5 millones de niños trabajadores.
No sabemos si este cambio representa un aumento considerable o que hemos mejorado nuestros sistemas de conteo, dijo la coordinadora regional del Programa Internacional para la Erradicación del Trabajo Infantil de la OIT, Carmen Moreno, de España.
Unos 246 millones de niños trabajan en todo el mundo, entre ellos 180 millones en tareas de alto riesgo, según la agencia internacional.
Es decir, uno de cada ocho niños en el mundo son explotados en las peores formas de trabajo infantil, dijo en Lima el director de la OIT para América Latina y el Caribe, Agustín Muñoz.
La OIT calculó que 17,4 millones de menores de 15 años de América Latina y el Caribe deben trabajar para ayudar a sus familias o para subsistir por sus propios medios.
El informe indica que apenas 50 por ciento concluyen la educación primaria y menos de un 20 por ciento la secundaria. La enorme mayoría carece de posibilidades de seguir estudios universitarios.
El país centroamericano que en estos momentos más preocupa es Guatemala, indicó Moreno. Veintitrés por ciento de los niños y niñas de ese país, es decir 937.321, trabajan.
Guatemala es uno de los países más pobres de América Latina y el Caribe, según los estudios de la Organización de las Naciones Unidas. En los últimos años, sus 12 millones de habitantes, en especial los niños y niñas, sufrieron las consecuencias de la desigualdad social, las sequías y las hambrunas.
La agricultura, la manipulación de tóxicos, la fabricación de fuegos artificiales, los basureros, el comercio sexual, la construcción, la pesca y las tareas cumplidas en calles y mercados son los sectores que más recurren al trabajo infantil en América Central y República Dominicana, según la OIT.
Entre esos sectores, muchos someten a los niños y niñas a condiciones de trabajo sumamente peligrosas.
Sin dudas, el mayor empleador de niños es el sector de la agricultura. Lo malo no es el trabajo en sí, sino las difíciles condiciones que se deben afrontar y las extensas jornadas laborales, agregó Moreno.
Después de Guatemala, el país centroamericano con mayor incidencia del trabajo infantil es Honduras, donde hay 484.305 niños trabajadores, 21 por ciento de la población hondureña total menor de 15 años, según los cálculos de la OIT.
Le siguen República Dominicana, con 470.436 (18,9 por ciento); El Salvador, con 185.283 (17 por ciento), Nicaragua, con 182.333 (13 por ciento), Costa Rica, con 147.087 (15,4 por ciento), y Panamá, con 50.137 (6,6 por ciento).
Cuando uno escucha estas cifras no puede sino sentirse golpeado, dijo el defensor de la Niñez de Costa Rica, Mario Víquez. En muchas ocasiones, indicó, los niños y niñas trabajadores no sólo ocupan extenuantes jornadas en sus tareas sino que, además, son discriminados en el pago de sus salarios.
La Defensoría de la Niñez costarricense calculó que los niños y niñas de entre cinco y 12 años apenas reciben 12 por ciento del salario mínimo, los de entre 12 y 15 años, 27 por ciento, y los jóvenes de entre 15 y 17, 47 por ciento.
El Convenio 138 de la OIT, aprobado en 1973, establece los 15 años como edad mínima para comenzar a trabajar, y el Convenio 182 proscribe las labores a las que define como las peores formas de trabajo infantil. Todos los países de América Central ratificaron ambos convenios o están en proceso de hacerlo.
En América Central hemos avanzado mucho en la adopción de marcos jurídicos contra el trabajo infantil, afirmó el coordinador de la interinstitucional secretaría técnica de la Niñez de Costa Rica, Alberto Quiñones.
El gran desafío de la región es poner en práctica las leyes e implementar acciones concretas para garantizarle a su infancia opciones educativas, recreativas y de desarrollo, sostuvo Quiñones. (FIN/IPS/nms/mj/lb hd/02