Médicos del occidental estado indio de Gujarat no atienden a musulmanes por temor a represalias de extremistas hindúes, que han atacado en esa región a ocho profesionales de la salud en casi tres meses de violencia religiosa.
Eso causa graves problemas a unos 100.000 musulmanes que residen en unos 80 improvisados campos de refugiados de la ciudad de Ahmedabad, en la región central de Gujarat, desde el comienzo de la oleada de violencia el 27 de febrero, cuando fanáticos islámicos quemaron vivos a militantes hindúes.
Tras ese episodio, las represalias contra la minoritaria comunidad musulmana de Gujarat han incluido asesinatos, violaciones, golpizas y destrucción de propiedades en gran escala.
A comienzos de este mes, un hombre fue apuñalado por fanáticos hindúes en un hospital de ese estado, por haber llevado allí a un musulmán herido.
Esos hechos no tienen antecedentes en la historia del país, destacó el médico Abhay Shukla, del Círculo Médico de Amigos (MFC, por sus siglas en inglés), un grupo de voluntarios.
A comienzos de este mes, integrantes del MFC fueron hostigados por una turba de hindúes en la occidental ciudad india de Mumbai (Bombay) cuando presentaban un documental sobre la situación sanitaria en Gujarat tras el inicio de la violencia religiosa.
Esas personas preguntaron a los médicos por qué no informaban sobre la situación en el noroccidental estado indio de Jammu y Cachemira, donde operan extremistas musulmanes, o sobre lo ocurrido en Godhra, al este de Gujarat, donde se produjeron los incidentes del 27 de febrero.
Musulmanes refugiados en Gujarat sufren las consecuencias sanitarias de la falta de apoyo estatal y el temor de muchos médicos, según el informe del MFC, cuyos integrantes registraron muchas secuelas de atención médica insuficiente por alta prematura.
Sólo 88 médicos se encargan de los 100.000 refugiados de Ahmedabad, y visitan cada campo una vez por semana.
Entre esos refugiados abundan los casos de gastroenteritis, varicela, sarampión, fiebre tifoidea e ictericia, y entre los niños se destaca la incidencia de diarrea y enfermedades respiratorias, señaló el grupo de voluntarios.
Las autoridades de Gujarat niegan que hayan surgido epidemias en los campos de refugiados, pero el MFC registró siete muertes por fiebre tifoidea, y las malas condiciones sanitarias se agravan debido a temperaturas que llegan a 45 grados, y a la escasez de agua potable y saneamiento.
Cuarenta y ocho por ciento de los niños residentes en uno de los campos de refugiados están desnutridos, según un estudio del Departamento de Salud de Gujarat.
En los campos de refugiados hay hacinamiento y escasez de servicios básicos, pero quienes residen en ellos no se atreven a regresar a sus hogares, porque la violencia no cesa, y muchos ya no tienen a dónde volver porque integrantes del fundamentalista Foro Mundial Hindú quemaron sus casas.
El Foro Mundial Hindú tiene estrechos vínculos con el gobernante Partido Bharatiya Janata (BJP, por sus siglas en inglés).
Las autoridades de Gujarat, único estado del país gobernado en forma directa por el BJP, han anunciado planes para desmantelar los campos de refugiados, y sería peligroso que quienes residen en ellos fueran obligados a regresar a sus lugares de origen, adviertió el MFC.
La policía registró sólo tres casos de violación, pero hay testigos deseosos de dar testimonio sobre muchos más, cometidos con extrema crueldad y seguidos del asesinto de las víctimas, que fueron quemadas vivas, aseguró Jaya Velankar, integrante del MFC y de Foro por la Salud de la Mujer, con sede en Mumbai
La mayor parte de la escasa ayuda recibida por los refugiados musulmanes proviene de su propia comunidad o de grupos religiosos, destacó.
Hay informes sobre turbas de hindúes que irrumpieron en hospitales para amenazar a médicos y a otros trabajadores de la salud, señaló la médica Ritu Priya, del Centro de Medicina Social de la Universidad Jawaharlal Nehru, de Nueva Delhi.
Es difícil pensar en medidas de rehabilitación de las víctimas, si no hay respeto por la tarea humanitaria de los hospitales ni garantías de seguridad, dijo a IPS Neha Madiwalla, del MFC.
Ese grupo de voluntarios atendió por trauma emocional a mujeres que fueron víctimas de abuso sexual y niños que fueron testigos de esos ataques. Muchas de ellas llegaron a los campos de refugiados desnudas y con quemaduras, y en varios casos se diagnosticaron infecciones causadas por la violación.
No hay en los campos de refugiados médicas que atiendan a esas víctimas, y el MFC piensa que muchos médicos omitieron el registro de signos de abuso sexual, por lo cual es dudoso que puedan presentarse pruebas en denuncias de violación.
El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) lleva a cabo un programa de salud mental para esos casos, pero en escala insuficiente. Esa agencia examinó a 723 niños y decidió que 251 necesitaban alguna forma de apoyo, que en 12 casos implicaba un tratamiento psiquiátrico formal.
Muchas refugiadas están embarazadas o han tenido hijos en los campos en que residen, y voluntarios informan que es difícil atenderlas debido a la escasez de alimentos adecuados para ellas y los recién nacidos.
Por otra parte, la comunidad médica de Gujarat se ha dividido. Médicos hindúes reciben advertencias para que se alejen de áreas en las cuales residen musulmanes, y organizaciones de ese estado no invitan a médicos musulmanes a reuniones profesionales en las ciudades más afectadas por la violencia religiosa.
Varias organizaciones relacionadas con la salud, entre ellas el MFC, piden prohibir el ejercicio de la medicina a integrantes de grupos extremistas con base religiosa como el Foro Mundial Hindú, y en especial a algunos que participaron en actos de violencia contra musulmanes, e incluso los condujeron.
Son pocos los médicos que no ceden a las amenazas, y casi ninguno se atreve a realizar declaraciones sobre la cuestión.
La sistemática presión discriminatoria puede conducir a que la atención médica se realice en hospitales separados en función de la religión de los pacientes, advirtieron integrantes del MFC.
Otra consecuencia de las amenazas es que sólo en el hospital de Ahmedabad hubo unas 70 muertes desde el comienzo de la violencia religiosa, y los médicos omitieron realizar los correspondientes certificados de defunción, señaló el MFC.
Tampoco se cumplió en esos caso el mandato legal de mantener los cadáveres en el hospital durante las 72 horas posteriores al fallecimiento, para eventuales autopsias, añadió. (FIN/IPS/tra- eng/mm/rdr/js/mp/hd he/02