La industria farmacéutica de Cuba se propone aumentar la producción para completar a breve plazo el suministro de los medicamentos más solicitados y consolidarse financieramente a través de las exportaciones.
El sector farmacéutico tiene suficiente capacidad no sólo para resolver la demanda del país sino para exportar, aseguró a IPS el ministro de la Industria Básica, Marcos Portal, a cuyo cargo está desde hace año y medio la fabricación de medicamentos.
Satisfacer las necesidades del mercado interno figura entre las prioridades de la reestructuración comenzada a fines de 2000, para revitalizar la deprimida producción de fármacos.
Esa modificación implicó el traspaso de la Industria Médico- Farmacéutica (Imefa) a la jurisdicción de la Unión Química, del Ministerio de la Industria Básica, considerado con mayor capacidad y experiencia fabril que la certera de Salud, de la cual dependía anteriormente.
También se creó el Grupo Empresarial Químico-Farmacéutico (Quimefa), para dirigir la actividad del sector a través de la Unión de Empresas de la Industria Farmacéutica, integrada por 19 firmas que agrupan a 41 fábricas y un centro de investigación y desarrollo.
Este sector ocupa a unas 7.000 personas, 1.800 de las cuales son profesionales y técnicos.
El Ministerio de la Industria Básica se propone este año consolidar el Plan Sin Falta de Medicamentos hasta cubrir las necesidades del cuadro básico de 809 medicamentos, unos 540 de ellos de producción local.
Nuestra industria está produciendo unos 480 fármacos y quedan pendientes unos 60, que ya en junio se fabricarán, explicó Portal, quien espera que eso pueda normalizar el mercado interno.
Cuba debe importar alrededor de 90 por ciento de la materia prima que utiliza en la fabricación de fármacos y productos afines e importa más de 260 medicamentos terminados.
Expertos señalan que la producción de medicamentos mermó 15 por ciento de 1989 a 1993, un porcentaje inferior a la caída del resto de la industria en los peores años de la crisis económica desatada a comienzos de la década del 90, tras la desaparición de la Unión Soviética y del campo socialista europeo.
No obstante, la falta de medicamentos fue tan aguda como la de alimentos, situación que las autoridades intentaron aliviar con medidas como las recetas de vencimiento rápido y un sistema de distribución controlado, para asegurar así la atención de pacientes con enfermedades crónicas.
Pero el desabastecimiento de las farmacias ha continuado y aún hay medicamentos que sólo es posible obtener de mano de revendedores ilegales, según muchos testimonios.
Conseguir duralgina (analgésico), ibuprofeno (analgésico) o meprobamato (ansiólitico y relajante muscular), por mencionar los más solicitados, suele ser muy, pero muy difícil, se quejó María Caridad Martínez, de 50 años y residente en el capitalino municipio de La Habana Vieja.
Martínez opinó que la escasez de medicinas es el principal caldo de cultivo del mercado negro, pero también la falta de dinero. Muchos completan sus ingresos vendiendo medicamentos que se roban, añadió.
Para el ministro Portal, la solución es que haya medicamentos. La bolsa negra perderá oportunidad de lucrar a costa del pueblo a partir de que concluyamos nuestro programa, añadió.
Portal dijo que el mercado paralelo se nutre de sustracciones de fábricas y almacenes, pero también del surtido de productos que envían a sus familiares los residentes cubanos en Estados Unidos y otros países.
Por ahora, los insumos para mantener la producción farmacéutica se financian con los ingresos del azúcar, níquel y lo producido por algunos otros sectores.
Sin contar el aporte extraordinario de la industria biotecnológica que hace sustentable la medicina en Cuba con los ingresos que genera, nosotros queremos que la farmacéutica se haga sustentable a sí misma aumentando sus exportaciones, señaló.
Datos oficiales indican que Cuba exportó en 2000 productos medicinales y farmacéuticos por más de 33 millones de dólares, en tanto las compras de medicamentos e insumos para su fabricación sumaron unos 100 millones de dólares.
Hemoderivados, esteroides y anestésicos figuran entre las principales exportaciones del sector, que podrían ampliarse a medicamentos para combatir el virus de inmunodeficiencia humana (VIH) o varios nuevos productos asociados a la medicina verde.
Portal defendió la calidad y bajos costos de las producciones cubanas, aunque alertó que competir con mercados de otros países no resulta fácil por el alto grado de monopolización del sector.
La industria farmacéutica también está abierta a la inversión extranjera, aunque hasta el momento no existen empresas con capital foráneo en la isla de régimen socialista.
Según versiones sin confirmar oficialmente, estarían en marcha unos 15 negocios relacionados con la transferencia tecnológica y asociaciones económicas en el exterior.
Siempre estaríamos prestos a escuchar cualquier iniciativa con relación a alguna de las industrias de medicamentos. Nuestros productos tienen alta calidad y menores costos que en la mayoría de los países de bajo desarrollo, comentó Portal.
El sistema cubano de salud se abastece también del llamado Polo Científico, adscrito al Consejo de Estado, constituido por un conjunto de instituciones de investigación y desarrollo, así como de la producción y comercialización de medicamentos.
Esta estratégica rama científica cubana está dejando ingresos promedio de unos 150 millones de dólares anuales y prevé crecer a un ritmo de alrededor de 15 por ciento en los próximos años.
De sus laboratorios han salido más de 20 biofármacos y vacunas, avanzados sistemas de diagnóstico y otros productos que se exportan a más de 40 países, al tiempo que se trabaja en proyectos de investigación para la búsqueda de vacunas contra el VIH, cáncer, dengue y otras enfermedades. (FIN/IPS/pg/dm/if he/02