Representantes oficiales de Nigeria respondieron a organizaciones no gubernamentales que acusan al gobierno de falta de volunta política para resolver el problema del tráfico de niñas y de la explotación sexual.
Las denuncias sobre esclavitud infantil, explotación con fines sexuales, tráfico y prostitución en este país africano dominaron prácticamente la primera sesión del Grupo de Trabajo sobre las Formas Contemporáneas de la Esclavitud, un órgano de la ONU que comenzó este lunes en Ginebra su sesión anual.
El diplomático nigeriano M. Omotosho rechazó los cargos y dijo que las autoridades de su país realizan enormes esfuerzos para tratar de erradicar esas violaciones contra menores.
Por su parte, el director del Centro Consultivo para Derechos Constitucionales y Justicia (C3RJ), el abogado Churchill Ohaeto Ibeneche, reclamó al gobierno federal de Nigeria y a las autoridades estatales y municipales que encaren el problema con la seriedad que merece.
Una de las fórmulas para ello es la creación de empleo, pues en este país, con unos 125 millones de habitantes, muchos hombres y mujeres carecen de ocupación remunerada, expicó el director del C3RJ, entidad con sede en la septentrional ciudad de Port Harcourt.
Africa se encuentra en las garras de las organizaciones delictivas que controlan el tráfico de niñas y la explotación sexual, y Nigeria, en sus fauces, describió Ibeneche.
Nigeria es el país africano que más aporta a la industria mundial del sexo, con 70 por ciento de las 70.000 víctimas de ese tráfico originario de Africa. El resto procede principalmente de Ghana, Gabón y Costa de Marfil, aseguró el dirigente.
Obeneche citó que Harold Koko, de la embajada nigeriana en Roma, calculó que 70 por ciento de esas jóvenes nigerianas terminaban en territorio italiano.
Una integrante de la organización católica Caritas, la hermana Eugenia Bonetti, dijo que al menos 30.000 muchachas de Nigeria se encuentran actualmente en Italia y que sus edades oscilan entre 15 y 25 años.
Los otros destinos europeos son, por lo general, Bélgica, Holanda, España, Francia y Alemania, añadió el director de C3RJ.
Uno de los expertos independientes que integran el Grupo de Trabajo de la ONU, el brasileño Paulo Sergio Pinheiro, afirmó que existe un responsabilidad subsidiaria de los países del Sur y del Norte en relación con la trata de niñas para la explotación sexual.
Pinheiro opinó que, en el caso de la prostitución, la comunidad internacional debe ocuparse no sólo de la oferta sino también de la demanda. La responsabilidad debe ser compartida, apuntó.
En cambio, precisó que representantes de organizaciones católicas habían reconocido las buenas prácticas de policías y autoridades italianas para acoger en instituciones especiales a las niñas víctimas del tráfico.
La trata de mujeres es una de las actividades más lucrativas actualmente en el mundo y la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) calcula que sus transacciones anuales van de 6.000 millones a 12.000 millones de dólares.
La ONU (Organización de las Naciones Unidas) calcula que ese monto asciente a 7.000 millones de dólares.
Ibeneche, que citó ejemplos de tratos sádicos y de otras violencias sufridas en Italia por las víctimas del tráfico sexual, aseguró que más dos terceras partes de esas jóvenes desconocían que iban a terminar en la prostitución en los países de destino.
Otro diplomático nigeriano, U. Saki, objetó durante la sesión de este lunes del Grupo de Trabajo que se pueda generalizar la cuertión del tráfico sexual para atribuirla únicamente a su país.
El problema no es nacional, pues en Nigeria sólo se registra en dos o tres provincias, alegó Suki.
El Ministerio de Relaciones Exteriores de Nigeria ha impartido instrucciones a su embajada en Roma para que se ocupe del problema. En esa misión diplomática se creó una oficina especial para atender las derivaciones de la trata de niñas nigerianas, refirió el funcionario.
El otro asunto denunciado por Ibeneche fue el secuestro, la venta o la tentativa de venta de niños en Nigeria y en otros países africanos, que han adquirido contornos aterradores.
El contrabando de niños a través de las fronteras con Gabón, Benín, Níger, Camerún, Togo y Costa de Marfil constituye una realidad permanente, estimó.
Los niños varones marchan a las explotaciones agrícolas y las niñmas, a la prostitución, vendidos a precios que oscilan entre 100 y 150 dólares, dependiendo de la apariencia física de cada menor.
En el caso de esclavitud infantil, muchas de las pruebas ofrecidas por Ibeneche provenían de medios de comunicación de Nigeria.
Los diplomáticos nigerianos objetaron las denuncias de las organizaciones no gubernamentales porque se fundaban únicamente en informaciones de la prensa, dijeron.
Suki, consejero de la embajada de Nigeria ante los organismos internacionales de Ginebra, descalificó las acusaciones por exageradas y caprichosas.
Nigeria no es el país que más padece el tráfico infantil, aseveró. En muchos casos ese tráfico obedece a prácticas culturales. No se puede decir, en consecuencia, que el gobierno está involucrado, insistió Suki.
El funcionario nigeriano sostuvo que muchos de esos niños conocen el destino que les espera pues existe información, inclusive a través de la televisión, que comenta el fenómeno.
En algunas aldeas de Nigeria hay calles enteras pobladas de comercios abiertos con los recursos de las remesas enviadas por las víctimas de ese tráfico, reconoció el diplomático.
El Grupo de Trabajo, que concluirá el 31 del presente mes, dedica el actual período de sesiones a debatir sobre la explotación de niños, en particular en el contexto de la prostitución y de la servidumbre doméstica. (FIN/IPS/pc/dm/hd/02
