La arrolladora victoria electoral lograda este domingo en Colombia por Alvaro Uribe, que prometió mano firme contra las organizaciones armadas, parece una clara evidencia de cambio de expectativas de los votantes respecto de cuatro años atrás.
Uribe, que jurará la presidencia el 7 de agosto, aseguró en la campaña electoral que utilizará la autoridad del Estado para quebrar la voluntad de lucha de los guerrilleros de izquierda y obligarlos a aceptar sus condiciones para acabar con el conflicto.
El presidente electo está dispuesto a buscar la paz y este domingo, tras conocerse su victoria, dijo que apelará a una mediación internacional entre su administración y los grupos al margen de la ley.
Pero también señaló condiciones: las organizaciones armadas deben abandonar el terrorismo y facilitar un cese de hostilidades.
Uribe trazó con números el cuadro de la violencia en Colombia: 34.000 asesinatos y 3.500 secuestros al año.
Hace cerca de cuatro años, el actual presidente, Andrés Pastrana, se reunió poco después de su victoria electoral con los jefes de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia (Farc), la organización guerrillera más poderosa, para poner en marcha el diálogo de paz.
La política de Pastrana, que contemplaba el diálogo con las Farc y el también izquierdista Ejército de Liberación Nacional aunque las armas no se callaran, naufragó en febrero de este año.
Las Farc secuestraron a un senador y, en respuesta, el presidente las emplazó a desalojar el área desmilitarizada de 42.000 kilómetros cuadrados en el sudoeste donde el gobierno y los guerrilleros habían mantenido su diálogo.
Uribe, contra quien se han realizado 15 atentados, y cuyo padre fue asesinado en 1983 por las Farc, es el único candidato que ha logrado imponerse en la primera vuelta electoral desde 1994, cuando el sistema de doble vuelta empezó a aplicarse.
También ha concretado la hazaña de vencer como aspirante independiente, en un país que los partidos históricos, el Liberal y el Conservador, son todavía las fuerzas dominantes.
Todo lo logró con una prédica combativa, alejada de la política de diálogo de Pastrana. Uribe, de 49 años y ex gobernador del departamento de Antioquia, ha dicho que va a combatir a los grupos armados, hasta obligarlos a aceptar principios básicos para negociar.
Disidente del opositor Partido Liberal y apoyado por la coalición Primero Colombia, Uribe obtuvo casi 53 por ciento de los votos emitidos este domingo, frente a menos de 32 por ciento de su más cercano perseguidor, el candidato liberal Horacio Serpa.
Uribe nació en la ciudad de Medellín, capital del departamento de Antioquia, en el noroeste. Es casado y padre de dos hijos.
Hcendado e hijo de hacendados, cursó Derecho y Ciencias Políticas con honores en la estatal Universidad de Antioquia.
Uribe inició su vida de funcionario público a los 24 años como jefe de Bienes de las Empresas Públicas de Medellín, la segunda ciudad de Colombia.
Fue secretario del Ministerio del Trabajo, luego Director de Aeronáutica Civil y en 1984, concejal y alcalde de la ciudad de Medellín. De 1986 a 1994 fue senador, destacándose como ponente de iniciativas como reformas a los regímenes de pensiones, laboral y educativo, y al sistema de seguridad social.
En 1995 llegó a la gobernación de Antioquia, en cuyo desempeño probó ser eficiente en el manejo del gasto público. Concluido su mandato, viajó a Gran Bretaña, para dictar cursos sobre América Latina en la Universidad de Oxford.
Durante su gestión como gobernador de Antioquia se conformaron los grupos llamados Convivir (Asociaciones Comunitarias de Vigilancia Rural), compuestos por civiles armados vinculados al ejército y con el cometido de realizar tareas de inteligencia contra la guerrilla.
Esos grupos fueron el núcleo inicial de las organizaciones paramilitares de extrema derecha, responsabilizados por los defensores de derechos humanos de la gran mayoría de los asesinatos de civiles.
Uribe no tiene sentido del humor y es mal bailarín, pero ama la poesía y el vallenato (música popular colombiana), y es hiperactivo, constante y con alma de empresario, afirmó la periodista Patricia Lara en el diario El Tiempo, el único de circulación nacional.
Uribe es conocido como un hombre con disciplina, teñido de un autoritarismo que él niega vehementemente. Su capacidad de trabajo es reconocida hasta por sus enemigos, pero sus posiciones frente al futuro del país en lo que concierne a la violencia, han sido consideradas guerreristas.
También se ha comprometido a combatir la corrupción y la politiquería y garantizar la transparencia administrativa.
Así mismo, ha anunciado una revolución educativa, con más de un millón y medio de cupos para la educación básica, la creación de 400.000 nuevos cupos universitarios, el aumento de los créditos para estudiantes, con intereses rebajados, y la permanente evaluación de los profesores. (FIN/IPS/yf/ff/ip/02
