Los tres principales candidatos a la presidencia de Colombia prevén, con más o menos condiciones, la reanudación del diálogo entre el gobierno y las insurgentes FARC, interrumpido en febrero por el actual presidente, Andrés Pastrana.
Incluso Alvaro Uribe, el candidato que mantiene la postura más radical contra las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia), ha manifestado que entre las posibilidades que maneja figura la vuelta a la mesa de negociaciones si se logran acuerdos previos.
Uribe no representa la guerra total, una propuesta autoritaria ni de extrema derecha, dijo uno de sus colaboradores más cercanos, Luis Restrepo, ante el congreso Paz Colombia, que se celebró en Bogotá con asistencia de delegados de organizaciones no gubernamentales y 240 figuras internacionales.
La reunión concluyó el sábado con la coincidencia entre sus participantes que la posibilidad de reanudar las negociaciones de paz con las FARC no está descartada.
Uribe fue el candidato preferido en abril por 47,66 por ciento de los entrevistados para la última encuesta del diario El Tiempo y otros medios de comunicación. Horacio Serpa, del opositor Partido Liberal, recibió 27,43 por ciento de las respuestas favorables, y el izquierdista Luis Garzón, 7,06 por ciento.
El cese de hostilidades con las FARC es el primer paso que se propone dar Uribe de alcanzar la presidencia, dijo Restrepo. Durante las negociaciones la organización insurgente podría conservar sus armas y estructuras organizativas por un tiempo prudencial, sin urgencias en la desmovilización, agregó.
La negociación se puede tomar todo el tiempo necesario, incluso varios gobiernos. Queremos mandar el mensaje que somos capaces de parar el horror y tomar el destino en nuestras manos, dijo Restrepo.
Uribe, quien se presenta como candidato fuera del Partido Liberal, del que procede, propondrá a las organizaciones armadas convertirse en partidos políticos, agregó.
Por su parte, Serpa condicionó la reanudación del diálogo con las FARC a que se pacte un cese de hostilidades y a que esa organización deje de practicar secuestros y atentados contra la población civil.
El candidato liberal, quien no asistió a la conferencia Paz Colombia pero envió un mensaje por escrito, reiteró como puntos centrales de su plataforma el combate contra el terrorismo, la pobreza y la corrupción. En distintos foros, Serpa afirmó que mientras haya hambre y tanto desempleo no habrá paz.
Garzón, candidato de la coalición Polo Democrático, cuestionó las iniciativas de Uribe. Todos estamos a favor de la negociación política. El debate es cómo llegamos al diálogo. No podemos llegar pidiendo l00.000 soldados profesionales, cascos azules y un millón de amigos que no sabemos quiénes son, dijo.
Uribe propuso organizar un millón de informantes civiles de las fuerzas de seguridad para luchar contra las FARC.
Es inevitable la reanudación de las negociaciones, según Garzón. Lo grave sería llegar a la mesa después de un millón de muertos, agregó.
El candidato izquierdista consideró que la única posibilidad política es el diálogo, incluyendo propuestas de transformaciones económicas, políticas y sociales.
Pero también (le) decimos a la guerrilla que nos dé argumentos, porque uno queda acorralado cuando defiende la estrategia de negociación política frente a la guerra.
En ese sentido, mencionó la muerte de 119 civiles refugiados en una iglesia de la noroccidental localidad de Bojayá, en el departamento de Chocó, por la detonación de un cilindro de gas, arrojado por las FARC en una batalla con las organización derechista paramilitar Autodefensas Unidas de Colombia.
Cuando sucede un hecho así no me pueden decir que fue un error. Lo que sucedió en el Chocó no tiene explicación, dijo Garzón. Las FARC reconocieron en un comunicado su error y aseguraron que tratarán de resarcir el daño involuntario.
A la conferencia Paz Colombia asistieron, entre otras personalidades internacionales, Danielle Miterrand, de la organización France Libertes, y Adan Isacson, del Centro de Política Internacional de Washington.
Miterrand afirmó que la voluntad política de ambas partes es indispensable para reanudar las negociaciones. Por su parte, Isacson advirtió que las FARC deben preocuparse por mejorar su imagen y su relación con la población civil, que hoy pasa por uno de sus peores momentos.
Sin señales de voluntad, será muy difícil abrir la puerta. Algo obvio sería liberar a los secuestrados políticos o erradicar la coca en algún lugar, dijo Isacson, experto en política militar de Estados Unidos.
La liberación de soldados y policías secuestrados por las FARC, algunos desde hace cinco años, podría servir para alcanzar un acercamiento, según sus familiares.
Este acuerdo es viable y sería una posibilidad de acercamiento entre las partes, dijo a IPS la dirigente de la Asociación de Familiares de Secuestrados y Desaparecidos, Marlene Orjuela.
El documento final del congreso Paz Colombia, Carta de paz y país, señala varios criterios para reconstruir la confianza entre las partes.
Es fundamental, según la declaración, el acatamiento de todos los bandos armados al derecho internacional humanitario, conjunto de normas como las Convenciones de Ginebra que rigen, entre otros asuntos, el tratamiento a los prisioneros de guerra y a la población civil en áreas de conflicto.
Este congreso dio un no rotundo a la barbarie de la guerra, dijo a IPS la directora de la Red de Iniciativas por la Paz (Redepaz), Ana Teresa Bernal, una de las organizadoras.
Colombia necesita cambios y transformaciones. La paz no se logra sin no va acompañada de cambios y transformaciones, y debe haber mucha generosidad y voluntad de quienes hacen la guerra, agregó. (FIN/IPS/yf/mj/ip/02