El Partido Comunista de China dejó atrás el concepto de lucha de clases de la teoría marxista y busca alistar en sus filas a los empresarios privados, a quienes declaró trabajadores modelo.
El nuevo punto de vista reconoce la creciente influencia de 1,5 millones de compañías privadas que respaldan la economía y absorben los trabajadores despedidos por el Estado.
Aunque los hombres de negocios tienen abiertas las puertas del Partido Comunista desde julio del año pasado, la organización política gobernante redobló el esfuerzo por integrar a los nuevos empleados modelo.
La teoría de los Tres Representantes, impulsada por el presidente Jiang Zemin desde fines del año pasado, sostiene que el Partido Comunista debe representar a las fuerzas que sostienen la producción, la cultura más avanzada y los amplios intereses de las masas.
En el esfuerzo por representar un espectro social más amplio, el gobierno comunista de China abandonó la noción de la lucha de clases, que fuera la bandera del líder supremo Mao Zedong (1949- 1976).
Un nuevo estudio oficial publicado en diciembre aplicó un criterio que divide a la sociedad china en 10 clases, en lugar de las tres clases de la teoría ortodoxa: obreros, campesinos e intelectuales.
La investigación, dirigida por la Academia China de Ciencias Sociales, admitió sorpresivamente que la teoría de clases desarrollada por el teórico Karl Marx del siglo XVIII y Mao Zedong para épocas pasadas ya no pueden aplicarse a los rápidos cambios actuales.
En la China moderna, el punto central ya no es la confrontación de clases como motor de la revolución, sino el desarrollo de la economía. Estamos viendo la formación de una clase media, y los viejos modelos de clases ya no pueden ilustrar esta nueva y más complicada estratificación de la sociedad, dijo el sociólogo de la Academia Lu Xueyi.
El estudio, desarrollado durante dos años, identifica las 10 clases en base a los recursos culturales y económicos, y su integración al Partido Comunista.
En lo más alto del espectro social contemporáneo definido por los académicos se ubica una clase compuesta por 2,1 por ciento de la población, integrada por altos funcionarios del partido y el gobierno. En lo más bajo, los desempleados urbanos y los trabajadores temporarios, o 3,1 por ciento de los chinos.
Aunque la clase campesina se redujo de 67 a 44 por ciento en las últimas dos décadas, los agricultores aún tienen escasos ingresos y poca educación.
Pero los empresarios privados, grandes y pequeños, constituyen nuevas clases en expansión, indicó el estudio, y concluyó que en muchas partes el Partido Comunista está más representado por empresarios privados y profesionales urbanos que por sus pilares tradicionales, los obreros y campesinos.
Algunos analistas consideraron el estudio un intento del gobierno de dejar de identificarse sólo con los pobres y desfavorecidos de la sociedad, para convertirse en un representante de los ricos y poderosos, aquellos a los que Mao Zedong consideraba enemigos.
La pirueta ideológica motivó una rara disculpa del primer ministro Zhu Rongji, quien admitió en marzo, durante la apertura de la sesión parlamentaria anual, que el partido no ha logrado dar respuesta a las reivindicaciones de sus principales defensores, la clase obrera y el campesinado.
En celebración del Día de los Trabajadores, el 1 de mayo, las autoridades honraron a los empresarios privados con la distinción de trabajadores modelo, reservada en el pasado únicamente a los obreros públicos.
Cuatro empresarios privados recibieron ese día Medallas al Trabajo, y otros 17 de la noroccidental provincia de Shaanxi fueron declarados operarios modelo. El presidente de la oficial Unión de Sindicatos de Toda China, Li Quisheng, dijo que la medida es un adelanto decisivo.
El presidente del conglomerado farmacéutico del Grupo Dongsheng, GuoJizxue, uno de los galardonados como trabajador modelo, dijo a la agencia estatal de noticias Xinhua que la distinción revela el reconocimiento por el Estado de nuestro fuerte deseo de honor social y prestigio político.
La decisión de admitir hombres de negocios en el Partido Comunista responde a una necesidad de expandir nuestro apoyo popular y aumentar nuestra influencia social, explicó el presidente Jiang en junio del año pasado, durante el discurso conmemorativo del 80 aniversario del partido.
Mientras la organización política que solía autodefinirse como el partido político del proletariado, busca integrar a los empresarios, los desempleados se burlan de la idea.
Ya no nos amamos. El Partido Comunista corteja sólo a los que tienen dinero y pagan altos impuestos, dijo Liu Wei, trabajador estatal despedido y convertido en taxista. (FIN/IPS/tra-en/ab/js/lp/mlm/ip/02