AMBIENTE: Industrialización deja campos minados

La industrialización, en general saludada como sinónimo de desarrollo, deja muchas áreas contaminadas por residuos químicos cuyos efectos estallan años o décadas después, como ocurre en Brasil.

Decenas de miles de personas residentes en dos barrios de la región metropolitana de Sao Paulo, capital del estado más industrializado del país, corren riesgo de ser víctimas de explosiones o enfermedades graves, por los desechos enterrados debajo de sus casas hace dos o tres atrás, según estudios.

La Secretaría de Medio Ambiente de Sao Paulo identificó en su jurisdicción estadual 255 áreas contaminadas que ofrecen riesgos similares, de las cuales sólo 145 reciben tratamiento de recuperación de esos residuos industriales.

Esas bombas de retardo ocuparon la atención del primer Simposio Internacional sobre Medio Ambiente y Desarrollo Sostenible de Municipios Industriales, realizado entre el lunes y el jueves en Paulinia, localidad ubicada a 100 kilómetros de Sao Paulo.

El peligro no se limita al suelo convertido en basural irregular de la industria, pero se extiende al aire urbano y al agua.

Los ríos Tieté y Paraíba del Sur, que reciben desechos de muchas industrias en los estados de Sao Paulo y Río de Janeiro, están entre los más contaminados del país, señaló Dorival Bruni, presidente del Instituto Ambiental Biosfera, que promovió el simposio.

Un trabajo serio de descontaminación del río Tieté, que cruza la Gran Sao Paulo demandaría entre 30 y 50 años para su recuperación, dijo Bruni a IPS.

Paulinia fue elegida como sede del seminario por el interés de las autoridades locales, pero también por ser un centro petroquímico y víctima de varios accidentes.

El caso de mayor repercusión en los últimos tiempos fue el del Recanto de los Pájaros, un conjunto de 60 viviendas con patios usados para la producción hortícola.

Una planta de Shell, la empresa transnacional británico- holandés, contaminó el subsuelo desde fines de los años 70 y en la década del 80, pero sólo admitió el hecho en 1994. Sin embargo se resistió a asumir todas las responsabilidades hasta que la justicia le impuso encargarse de la mudanza de los pobladores.

Esos cementerios de residuos son consecuencias principalmente de la industrialización salvaje de los años 50, 60 y 70, cuando la atención y la legislación ambiental eran inexistentes o muy débiles, observó el secretario de Medio Ambiente del estado de Sao Paulo, José Goldemberg.

Pero las nuevas leyes y autoridades ambientales no han podido evitar accidentes de origen actual. En las últimas semanas se comprobó en Baurú, a 340 kilómetros de Sao Paulo, que al menos 136 niños y niñas presentan exceso de mercurio en la sangre.

Todos esos menores viven cerca de la fábrica de baterías Ajax, cuyos directivos reconocieron la responsabilidad en la contaminación, que puede provocar problemas neurológicos y retardo mental. La empresa prometió indemnizar a las víctimas y prestarles asistencia médica.

México vive una realidad similar a la brasileña, por su crecimiento industrial de los últimos años, las grandes concentraciones de población y los avances en la cuestión ambiental, dijo el jefe del Laboratorio de Investigaciones sobre Medio Ambiente de Ciudad México, Alejandro Rebolledo.

Este experto, uno de los 200 que hablaron en el simposio de Paulinia, admitió que parte de los avances se deben al Tratado de Libre Comercio de América del Norte, que une su país a Estados Unidos y Canadá.

El bloque permitió a México obtener más recursos, a la vez que amplió las presiones de ambientalistas estadounidenses, explicó.

Las nuevas exigencias ambientales crean un nuevo mercado, especialmente para el tratamiento adecuado de residuos sólidos, que en América Latina debe recibir 8.000 millones de dólares en inversiones en los próximos cuatro años, calculó el investigador mexicano.

Ese asunto será debatido por el Congreso legislativo brasileño, que se apresta a votar una ley sobre residuos sólidos.

La agenda ambiental aún tiene escaso peso político en Brasil, con las iniciativas parlamentarias atropelladas por las emergencias económicas, lamentó el autor del proyecto, el diputado Emerson Kapaz.

El Simposio de Paulinia, que reunió 1.500 participantes, aprobó una carta recomendando la creación de una Asociación Brasileña de Municipios Industriales y de un Centro Nacional de Prevención y Reparación de Desastres Ambientales.

En Brasil hay cerca de 350 municipios industriales, pero se invierte muy poco en la prevención de accidentes ecológicos, sólo 500 millones de dólares anuales, indicó el presidente del Instituto Ambiental Biosfera.

En Estados Unidos esas inversiones alcanzan a 10.000 millones de dólares y en Japón a 5.000 millones de dólares, comparó Bruni, tras precisar que los gastos posteriores con desastres evitables son mucho más elevados. (FIN/IPS/mo/dm/en/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe