VENEZUELA: Relevo de vicepresidente, preámbulo de cambio mayor

La designación como vicepresidente de Venezuela del ministro de Defensa José Vicente Rangel refleja la nueva política de ”rectificación y conciliación” con la que asegura estar comprometido el presidente Hugo Chávez, quien prepara la remoción completa de su gabinete económico.

Rangel, de 72 años, es el principal operador político del gobierno. Es, según allegados a Chávez, el único que goza de la entera confianza del presidente para actuar con autonomía en una coyuntura en que el Poder Ejecutivo debe tejer alianzas y tender puentes de diálogo a la oposición y a otros sectores sociales.

Según la Constitución, corresponde al presidente la designación del vicepresidente, quien, de todos modos, puede ser destituido por el parlamento.

Rangel es considerado un político abierto al diálogo y con capacidad de establecer relaciones políticas, en parte por sus 25 años como parlamentario y por su larga trayectoria como periodista.

El vicepresidente saliente, Diosdado Cabello, es un capitán del ejército retirado que participó en el golpe de Estado encabezado en febrero de 1992 por el entonces teniente coronel de paracaidistas Hugo Chávez. Cabello carecía de trayectoria política antes de integrarse al actual gobierno.

Chávez anunció que Cabello permanecerá en el gobierno, pero no precisó en qué cargo.

Un cercano colaborador de Chávez y dirigente del oficialista Movimiento V República (MVR) confirmó a IPS que se dispondrá, en breve, la remoción completa del equipo económico, incluso de su principal figura, el ministro de Planificación, Jorge Giordani, que parecía inamovible.

El informante indicó que el gobierno está obligado a demostrar que la rectificación no es sólo un discurso, y que el cambio en el gabinete es una señal concreta de la voluntad del presidente para implementar la nueva política oficial.

Rangel, aun encabezando el Ministerio de Defensa, ejercía en la práctica la función de interlocutor entre el gobierno y sectores políticos y sociales. En los últimos meses ha sido el representante del gobierno ante opositores y formadores de opinión.

Rangel ”cubre todos los flancos débiles: tiene un amplio conocimiento del área militar, está compenetrado con la sociedad civil, con organizaciones comunitarias y con los partidos, guarda una buena relación con los agentes externos del poder y es valorado por los chavistas”, dijo el diputado oficialista Calixto Ortega.

Chávez anunció el domingo, en su programa radial ”Aló, presidente”, la designación de Rangel, quien se desempeñaba como ministro de Defensa y antes integraba el gabinete como canciller. Se trata, dijo, del primer paso de una serie de nombramientos.

El gobierno de Chávez atraviesa una seria crisis, a pesar de haber recuperado el poder el 14 de abril, después de haber sido destituido por un golpe de Estado perpetrado por el alto mando militar, que colocó por 48 horas en la presidencia al empresario Pedro Carmona.

Chávez regresó al poder luego de que oficiales con tropas a su mando se opusieron a la ruptura del hilo constitucional y desacataron las órdenes de la cúpula militar, afín a Carmona.

El golpe de Estado estuvo precedido por una nutrida manifestación callejera de protesta que exigía la renuncia de Chávez, una huelga general organizada por sindicatos y empresarios privados, y la paralización de la firma estatal Petróleos de Venezuela (Pdvsa), motor económico del país.

Tras retornar al poder, Chávez cambió radicalmente su discurso, caracterizado antes por la búsqueda del enfrentamiento y las referencias irónicas a sus adversarios políticos. Ahora, el presidente insiste en la necesidad del diálogo.

La mayoría de los entrevistados en Caracas por firmas encuestadoras en las últimas dos semanas afirmaron esperar el establecimiento de canales de diálogo entre el gobierno y los diversos sectores. Algunos partidos de oposición, sin embargo, insisten en desconocer la legitimidad de Chávez.

El presidente fue elegido en febrero de 1999. El Tribunal Supremo de Justicia dictaminó, luego de una reforma consitucional y una serie de votaciones para adecuar las instituciones a la nueva normativa, que el mandato presidencial se inició en enero de 2001 por un periodo de seis años, con posibilidad de reelección.

Chávez informó el domingo que sostuvo ”una conversación extensa” con el editor del diario Tal Cual y crítico de su gestión, Teodoro Petkoff. Además el presidente se reunió con la jerarquía de la Iglesia católica, a la que había combatido duramente.

Chávez dio muestras de un cambio de tono al ubicar a una figura abierta al diálogo, el secretario general de la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP) Alí Rodríguez, en la presidencia de Pdvsa. El movimiento obligó al funcionario a abandonar su cargo internacional.

La designación de Rodríguez, con vasto conocimiento del mundo petrolero, aplacó la crisis en la corporación estatal, cuyos ejecutivos habían rechazado a la anterior directiva, lo que detonó las movilizaciones de protesta y el golpe de Estado.

El presidente Chávez negó que los cambios en el gabinete responda a presiones, como han afirmado dirigentes opositores.

El presidente del ala opositora del Movimiento al Socialismo (MAS), Felipe Mujica, aseguró que corrientes internas del MVR, así como de las Fuerzas Armadas, son las que han empujado a Chávez a hacer cambios en el gobierno como una manera de superar la crisis política.

Una política de concertación sólo se hará realidad ”si el mandatario nacional accede a sentarse con los diversos sectores del Estado, y de la sociedad civil, y atiende a sus sugerencias”, sostuvo Mujica.

Si Chávez sólo realiza ”cambios internos de piezas en su tren ejecutivo, esto no será garantía de credibilidad”, advirtió el dirigente.

Mientras, el diputado de la oposición socialdemócrata Edgar Zambrano sostuvo que la ciudadanía no quiere más enroques en el gabinete, sino un verdadero relevo de la dirección del gobierno.

Por su parte, Petkoff recordó que otra área de rectificación política imprescindible es la organización de los ”Círculos Bolivarianos”, agrupaciones populares promovidas desde la vicepresidencia, bajo la gestión del saliente Cabello.

”Un partido puede organizarse, pero no desde el gobierno ni con los recursos financieros y logísticos del Estado. Allí se está ante la confusión entre partido y Estado, tan propia de regímenes totalitarios. Ese cordón umbilical entre Miraflores (sede del ejecutivo) y los Círculos Bolivarianos debe ser roto”, precisó Petkoff. (FIN/IPS/ac/mj/ip/02

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