La mujer japonesa actual está muy lejos de la alguna vez glorificada «sengyo shifu» o ama de casa de dedicación total, y en cambio, divide sus horas y sus energías entre su familia y el trabajo, en lo posible de tiempo parcial.
La mitad de las 26 millones de mujeres trabajadoras de Japón laboran medio horario o sólo algunos días a la semana, y 80 por ciento están empleadas en empresas.
«Mi madre pasó su vida dedicada al hogar y ni siquiera soñaba con trabajar fuera. Pero la mayoría de las mujeres japonesas ya no pueden darse ese lujo», dijo Asako Mita, de 33 años, quien tomó un empleo cuando le rebajaron el salario a su esposo en el marco de una reestructuración empresarial.
Antes de salir de su casa hacia su trabajo de tiempo parcial como vendedora en una tienda de Tokio, Mita prepara el desayuno y el almuerzo para su esposo y sus tres hijos.
«Comencé a trabajar el año pasado, cuando el salario de mi esposo fue reducido 30 por ciento como consecuencia de la reforma de su compañía», explicó Mita.
«Es difícil, pero estoy contenta por este ingreso adicional», dijo en referencia al trabajo que realiza tres veces por semana.
Mita trabaja cerca de 20 horas semanales y gana el equivalente a unos 10.000 dólares al año. Casi todas las empleadas de la tienda son mujeres de su edad o mayores, con el mismo régimen de trabajo.
El caso de Mita se inscribe en una nueva era para la mujer japonesa.
«El ama de casa típica de la actualidad no quiere un trabajo de tiempo completo, sino a la vez cuidar de su familia y ayudarla financieramente», observó Yoshiro Mizuguchi, un popular comentarista de televisión.
Este modelo no se limita a las ciudades, sino que también se está imponiendo en las áreas rurales más conservadoras, donde las esposas de los granjeros han comenzado a trabajar en empresas para contribuir con el presupuesto familiar.
«La principal causa de esta tendencia es la recesión. El mensaje del creciente desempleo es que las familias ya no pueden depender de un único ingreso», señaló Mizuguchi.
Las últimas estadísticas oficiales sobre empleo revelan que las mujeres trabajadoras son en la actualidad 26 millones, o 49,3 por ciento de la fuerza de trabajo de Japón, un porcentaje inferior al de Gran Bretaña, de 55,2 por ciento, pero superior al de Francia y Alemania.
El número de mujeres japonesas trabajadoras aumentó en tres millones en los últimos 16 años.
«Sentí que necesitaba ayudar a mi esposo», declaró Mari Yamanaka, de 47 años, que empezó a trabajar medio horario en un supermercado hace dos años.
El esposo de Yamanaka perdió su empleo hace tres años y ahora se desempeña como asesor técnico independiente. Como sus ingresos se redujeron a la mitad, Mari tomó un empleo para poder hacer frente a las necesidades familiares.
Japón tiene actualmente tres tipos de familia como resultado de la desintegración de la estructura familiar típica, observó Natsuko Iino, autora de artículos sobre temas femeninos.
Están las mujeres que no dejan su trabajo luego de fundar una familia, aquellas que toman empleos de medio horario para complementar los ingresos del esposo, y las amas de casa de dedicación total, que son cada vez menos.
La rápida reducción del número de amas de casa de tiempo completo marcó un punto de inflexión en la sociedad japonesa, porque el esposo que trabaja y la esposa que cuida del hogar ya no constituyen el ideal de vida de casados, afirmó Iino.
Así mismo, es alentador que cada vez más hombres colaboren en las tareas domésticas, rompiendo con la tradición, observó.
Yamanaka, por ejemplo, contó que su esposo saca la basura y prepara el desayuno los domingos para dejarla dormir. «Ahora hay más igualdad en casa», dijo.
Los comentarios masculinos sobre las mujeres que trabajan reflejan un cambio radical en los papeles tradicionales del hombre y la mujer en la familia.
«Tengo tanta suerte de que mi esposa trabaje», escribió en un sitio web un padre de familia de 48 años. «No preciso trabajar horas extras y puedo cambiar de empleo si me harto del que tengo ahora», agregó.
Un artículo publicado en la prensa el año pasado reveló una nueva dimensión del cambio social.
Kazuo Minegishi, esposa de un agricultor de Sendai, en el norte de Japón, propuso un «acuerdo de administración familiar» por el que las amas de casa reciban una remuneración por su tarea y tengan días libres.
«Nunca encontraré una esposa para mi hijo si no adoptamos este sistema que promueve la igualdad entre hombres y mujeres», dijo. (FIN/IPS/tra-en/sk/mmm/js/mlm/lb/02