SALUD-RUSIA: Tuberculosis, sida y drogadicción

El acelerado aumento de la drogadicción, la tuberculosis y el sida (síndrome de inmunodeficiencia adquirida) está saturando los servicios de salud de Rusia, que luchan por mantenerse en pie, advirtieron funcionarios y personal médico.

La epidemia de tuberculosis en Rusia es una de las más graves del mundo. Desde 1991 se triplicó la cantidad de personas infectadas, con 150.000 nuevos casos por año, casi un tercio de los cuales se diagnostican en las prisiones, sostuvo el director de Organización del Ministerio de Salud, Ruslan Khalfin.

La declinación económica que siguió a la disolución de la Unión Soviética, en 1991, y la destrucción de la red de seguridad social conspiraron para alimentar la virulencia de la infección bacteriana.

En 1998 el gobierno puso en marcha un programa de seis años para combatir la epidemia, al cual se destinaron 30 millones de dólares en 2001, pero aún son insuficientes

La principal fuente infecciosa está en las cárceles, que se encuentran entre las más prodigiosas incubadoras de tuberculosis del mundo. Quince por ciento de la población carcelaria, de un millón de personas, es portadora de la bacteria causante de la infección.

De los 150.000 reclusos y reclusas con tuberculosis, unos 90.000 casos corresponden a la variedad «activa», en que la trasmisión es aérea de persona a persona, dijo el vicedirector del Departamanto Penitenciario del Ministerio de Justicia, Alexander Borodulin.

Veinte por ciento de los presos padecen tuberculosis resistente, que no responde a los tratamientos tradicionales. La terapia indicada para esos casos puede costar varios miles de dólares anuales por paciente, pero a los reclusos apenas se les asigna 17 dólares anuales para medicamentos, agregó Borodulin.

Debido a la escasez de fondos estatales, decenas de miles de reclusos tuberculosos son puestos en libertad cada año sin haber recibido tratamiento.

Por otra parte, la incidencia de la enfermedad está vinculada al sida, por ser una de la infecciones oportunistas que atacan a las personas con virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida.

El Banco Mundial prometió 100 millones de dólares para financiar programas contra la tuberculosis, mientras la Federación Internacional de las Sociedades de la Cruz Roja y la Media Luna Roja recibieron 3,4 millones de dólares de la Agencia Estadounidense para el Desarrollo Internacional para combatir la epidemia.

El lema propuesto para el Día Mundial contra la Tuberculosis, que se celebra el 24 de marzo, es «Detener la tuberculosis, combatir la pobreza», un asunto clave para la salud pública de Rusia.

Entre dos y cuatro millones de personas consumen drogas en forma frecuente u ocasional en este país de 146 millones de habitantes, afirmó el representante de la Oficina de las Naciones Unidas para el Control de las Drogas y la Prevención del Crimen (ONUCDPC), William Bichner.

Desde 1990, la cantidad de consumidores registrados creció casi 400 por ciento, añadió.

Al menos 230.000 adictos fueron tratados en hospitales rusos el año pasado, aunque el número real de consumidores es cinco o seis veces superior, sostuvo el experto en drogas y jefe del Instituto de Narcóticos, Nikolai Ivanets.

La propagación de las drogas en Rusia alcanzó un punto tal que «constituye una amenaza para la seguridad nacional» y los narcotraficantes son las «raíces del mal», admitió el presidente Vladimir Putin.

El vasto territorio del país es utilizado cada vez más para trasladar grandes cargamentos de heroína y marihuana desde Afganistán y las repúblicas de Asia central hacia Europa occidental, asegura el ONUCDPC.

Aunque la venta de drogas dentro del país aún constituye una fracción del comercio mundial de narcóticos, estimado en 500.000 millones de dólares anuales, la policía confiscó el año pasado 69 toneladas de drogas, algo más que las 62 incautadas en 2000.

Los traficantes introducen en el país unos 2.000 millones de drogas por año, según estimaciones del Ministerio del Interior.

En abril de 1998 entró en vigor una polémica legislación antidrogas, que incluye el tratamiento obligatorio de los adictos.

Cuatro años después, la persecución policial ha empujado a los adictos a la clandestinidad y al uso de drogas caseras, incrementando el riesgo de contraer el VIH, afirmaron organizaciones de derechos humanos.

Las autoridades sanitarias han advertido que el veloz aumento de personas infectadas con VIH puede conducir a una epidemia nacional.

Hasta el año pasado el país registró 130.000 casos de sida, pero sólo en la primera mitad de 2001 se diagnosticaron 40.000 nuevos casos, según el Programa Conjunto de las Naciones Unidas para el VIH/Sida (Onusida).

No obstante, la agencia estima que la cantidad de personas enfermas es varias veces superior a esas cifras.

Los expertos coinciden en que controlar el consumo de drogas y la propagación de la tuberculosis y el sida puede llevar décadas, y la solución depende del paso del tiempo y del dinero, un recurso escaso para el agobiado sistema de salud. (FIN/IPS/tra- eng/sb/sm/dc/he/02

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