El presidente de Estados Unidos, George W. Bush, llega este sábado a la capital peruana y discutirá asuntos comerciales cruciales para la región andina, en un clima de tensión tras la explosión el miércoles de un coche bomba cerca de la embjada estadounidense.
Las investigaciones sobre el atentado continúan mientras se prepara con un fuerte dispositivo de seguridad la reunión de Bush con el presidente peruano, Alejandro Toledo, el boliviano Jorge Quiroga, el colombiano Andrés Pastrana y el vicepresidente de Ecuador, Pedro Pinto.
Los mandatarios latinoamericanos abogarán por la renovación y ampliación de la estadounidense Ley de Preferencias Arancelarias Andinas, cuya vigencia terminó en diciembre, y discutirán con el estadounidense formas de cooperación contra el narcotráfico y el terrorismo internacional.
Esa norma, aplicada desde 1991, liberó de aranceles el acceso al mercado estadounidense de productos de Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú, para compensar esfuerzos de esos países contra el narcotráfico, y se calcula que en 10 años los benefició con ingresos de 3.200 millones de dólares y 140 mil nuevos puestos de trabajo.
Grupos de presión agrícolas y textiles estadounidenses frenaron, por lo menos hasta mayo, la renovación de la ley, que Bush deseaba antes de su visita a Perú.
Fuentes de Washington afirmaron que la agenda de una reunión privada de Bush y Toledo incluirá la situación de la estadounidense Lori Berenson, arrestada en Perú en 1995 y condenada a 20 años de prisión por su presunta colaboración con guerrilleros peruanos.
El embajador peruano en Washington, Allan Wagner, aseguró el viernes que ambos mandatarios no discutirán la eventual instalación en Perú de bases militares estadounidenses.
Según el ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, 22 mil miembros de la policía, el Ejército, la infantería de Marina y la Fuerza Aérea han sido desplegados para garantizar la seguridad de los mandatarios visitantes.
Bush llegará con una fuerza de seguridad propia de 500 integrantes, de los cuales 150 forman parte de un «primer anillo» que se desplaza junto con él, y los otros 350 se desplegarán a lo largo de su ruta y en torno de los edificios que visitará.
Ningún avión civil o militar no autorizado podrá sobrevolar el cielo de Lima mientras dure la visita de Bush, y se afirma que han sido traídos a Lima dispositivos electrónicos que neutralizan controles remotos, para impedir la detonación a distancia de artefactos explosivos que no hayan sido descubiertos.
Un portavoz de la embajada estadounidense en Lima advirtió este sábado a sus compatriotas en Perú que eviten las multitudes y se abstengan de concurrir a lugares públicos, como precaución ante la posibilidad de otro atentado como el realizado el miércoles.
Hasta el momento se desconoce qué organización política realizó ese atentado, causante de la muerte de nueve personas y de heridas a otras 30, pero la mayoría de los analistas piensa que fue Sendero Rojo, sector minoritario del partido guerrillero maoísta Sendero Luminoso.
Sendero Luminoso declaró la guerra en 1980 al Estado peruano. En 1992 fueron arrestados casi todos los integrantes de su Comité Central, y un año después su máximo líder, Abimael Guzmán, ordenó desde la prisión el cese de la lucha armada y el pasaje del partido a la acción legal.
La mayoría de los militantes senderistas acató esa orden, pero unas tres columnas de Sendero Rojo, con unos 100 combatientes cada una, continúan en actividad.
Otros analistas, como el ex congresista izquierdista Carlos Tapia, no descartan que el operativo haya sido ejecutado por ex miembros del Servicio de Inteligencia Nacional (SIN) vinculados con Vladimiro Montesinos, quien dirigió ese servicio durante el gobierno de Alberto Fujimori (1990-2000) y en la actualidad está preso en una cárcel de alta seguridad.
Toledo ofreció un millón de dólares de recompensa y garantías de protección a quienes proporcionen datos que permitan identificar y capturar a los autores del atentado.
Los mandatarios visitantes no cambiaron su agenda de actividades en el país tras el atentado, pero la mayoría de los partidos izquierdistas y organizaciones sindicales que se proponían aprovechar la visita de Bus para efectuar protestas callejeras desistieron de sus propósitos, tras ser exhortados a ello por el gobierno.
La Confederación General de Trabajadores del Perú y el Partido Comunista suspendieron una marcha por el centro de la capital prevista para protestar contra el Fondo Monetario Internacional (FMI) y el presunto apoyo peruano a una condena a Cuba en la Organización de las Naciones Unidas.
Según versiones rechazadas por Wagner, Bush se proponía presionar este sábado a Toledo para que respalde esa condena.
El Ministro del Interior, Fernando Rospigliosi, quien militó en su juventud en el partido izquierdista Patria Roja, deploró que la Confederación Intersectorial de Trabajadores Estatales mantenga su plan de obstaculizar el transito de la caravana de Bus, pero advirtió que «no serán toleradas sus intenciones».
Esa confederación reúne a ex trabajadores de empresas publicas despedidos durante el gobierno de Fujimori, en el marco de una reducción del aparato estatal recomendada por el FMI. (FIN/IPS/al/mp/ip/02