NACIONES UNIDAS: Grupo de los 77 contra recorte de gastos

La política de austeridad de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), con el recorte de unos 75 millones de dólares en gastos de su Secretariado, en su mayoría operativos, fue rechazada por el Grupo de los 77, que reúne a 133 países en desarrollo.

Esa política incluye la prohibición de reuniones de comisiones y de grupos de países en instalaciones de la ONU después de las 18 hora de Nueva York, cuando cesa la actividad oficial, y en los fines de semana, debido a que no se pagarán horas extra a funcionarios para prestar servicios a los participantes.

Las únicas excepciones previstas son las reuniones del Consejo de Seguridad y las sesiones plenarias de la Asamblea General.

La decisión se adoptó para afrontar la escasez de fondos del foro mundial, que se debe a atrasos de más 3.000 millones de dólares de aportes al presupuesto ordinario y al de las misiones de mantenimiento de la paz. La deuda mayor, de 1.900 millones de dólares, es la de Estados Unidos.

La Asamblea General aprobó en diciembre el presupuesto anual del foro mundial, de 2.600 millones de dólares, con la condición de que se realizara un recorte de 75 millones de los gastos operativos, cuyo detalle se encomendó al Departamento Admistrativo.

El subsecretario general de la ONU para Administración, Joseph Connor, había advertido la semana pasada en una circular que las condiciones de trabajo en instalaciones del foro mundial serían afectadas por «agudos recortes».

Habrá 19,7 millones de dólares menos para gastos operativos generales, 10 millones menos para tecnología de la información, 7,2 millones menos para mobiliario y equipo, 6,4 millones menos para contratación de servicios, 2,8 millones menos para viajes de funcionarios, dos millones menos para pagar a asesores, y 1,4 millones menos para suministros.

La embajadora cubana Eva Silot Bravo dijo a las comisiones Administrativa y Presupuestaria de la ONU, en nombre del Grupo de los 77, que los recortes son inaceptables.

«Queremos que todos los servicios cuya reducción afecta en forma directa a Estados miembros sean restablecidos de inmediato», enfatizó.

Las reuniones del Grupo de los 77 en instalaciones de la ONU suelen prolongarse hasta la noche, porque muchos delegados realizan intervenciones sobre asuntos políticos y económicos a los cuales asignan gran importancia.

Al parecer, la decisión de la Asamblea General es usada para justificar la disminución de reuniones y otras actividades vitales para los Estados miembros, y eso adquiere especial significado político porque desalienta debates preparatorios de varias cumbres previstas para este año, alegó.

Connor enfatizó que la ONU no dispone del dinero necesario para mantener sus servicios en los niveles actuales, ni para pagar horas extra a funcionarios necesarios en reuniones, incluyendo a los intérpretes.

Muchos pudieron comenzar a sentir el efecto de los cambios el lunes, cuando se apagó el sistema de calefacción de la sede del foro mundial. Connor anunció que en los meses de verano (boreal) también se reducirá el uso del sistema de aire acondicionado, en especial después de las cinco de la tarde.

Representantes de Estados miembros se exponen a «frío y enfermedades en las salas de conferencias», y algunos asisten a reuniones sin quitarse sus abrigos, dijo el embajador sirio Abdou al-Moula Nakkari.

«¿Hace el mismo frío en otras partes del edificio?», preguntó.

Desde el lunes, se suspendieron incluso el servicio de jarras de agua a las salas de conferencias, no hay más ascensoristas y tampoco funcionarios que se hagan cargo de los abrigos.

En la actualidad, el Secretariado tiene unos 8.900 empleados en el mundo, de los cuales casi 4.500 trabajan en la sede de 39 pisos del foro mundial en Nueva York. En 1985, sus empleados eran 12.000.

El secretario general de la ONU, Kofi Annan, anunció la revisión de procedimientos administrativos para reducir gastos, y en especial los vinculados con el actual promedio anual de 700 millones de documentos que produce el foro mundial, con un costo de impresión en Nueva York y Ginebra de más de 250 millones de dólares anuales.

«Me parece que es necesario considerar no sólo la cantidad de documentos que elaboramos, sino también el modo en que lo hacemos», sostuvo. (FIN/IPS/tra-eng/td/ml/aa/mp/ip/02

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