MADAGASCAR: Al borde de la guerra civil

Madagascar tiene dos gobiernos y dos capitales, fue declarado el toque de queda, la inquietud gana las calles y se teme el estallido de una guerra civil.

Tras las elecciones del 12 de diciembre, de las cuales se proclamó ganador al ex dictador Didier Ratsiraka, su rival Marc Ravalomanana, ex alcalde de la capital y acaudalado empresario, declaró el 22 de febrero que los comicios habían sido fraudulentos e instaló su propio gabinete en la capital.

Mientras tanto, Ratsiraka ejerce su cuota de poder desde el oriental puerto de Tamatave, la segunda ciudad del país, a la cual ha proclamado como nueva capital.

El ex dictador anunció el toque de queda en todo el país, pero es fuerte el apoyo a su rival, un fenómeno llamado «Ravalomananamanía», señaló François Perrin, administrador de un hotel en Antananarivo.

Los jóvenes de la capital desafían a Ratsiraka y «votan con los pies», al jugar al fútbol toda la noche en plazas públicas.

Ravalomanana llevó a cabo una autodeclarada ceremonia de asunción y ocupó las oficinas gubernamentales con su equipo, ante la tolerancia de las Fuerzas Armadas, que se han declarado neutrales en el conflicto entre ambos dirigentes.

Eso resulta llamativo por los antecedentes de Ratsiraka, quien ejerció poder absoluto con apoyo militar de 1977 a 1993. En ese año, aceptó realizar elecciones bajo presión de manifestantes por reformas políticas y fue derrotado por Albert Zafy, pero volvió al gobierno tres años después.

Zafy fue destituido mediante un juicio político en 1996, y el ex dictador ganó elecciones en 1996 y 1998, y en sus últimos mandatos realizó reformas constitucionales que aumentaron los poderes presidenciales.

«El ejército no es en realidad neutral, porque ha permitido a Ravalomanana ejercer el poder en la capital», dijo a IPS un funcionario de la Organización de la Unidad Africana (OUA) que no quiso ser identificado.

«Cualquiera puede proclamar que ha designado ministros, pero Ravalomanana ha logrado instalarlos en los ministerios», destacó Perrin.

El autoproclamado presidente dijo en una entrevista con la británica emisora de radio y televisión BBC que lo apoyan 80 por ciento de los integrantes de las Fuerzas Armadas, pero sus seguidores han levantado barricadas en las carreteras de acceso a la capital, para bloquear el paso a tropas leales a Ratsiraka.

El general Jules Mamizara, designado ministro de Defensa por Ravalomanana, proclamó su lealtad a éste y aseguró que sólo obedecerá sus órdenes.

La OUA no ha reconocido a Ravalomanana como presidente, pero tampoco acepta que Tamatave sea la nueva capital de Madagascar, y enviará a ese país esta semana un «grupo de contacto» con la misión de procurar que el problema se resuelva mediante las urnas.

Ese bloque africano y la Organización de las Naciones Unidas (ONU) piensan que corresponde revisar los datos electorales de diciembre, y realizar nuevos comicios si se comprueban irregularidades.

Pero todo indica que Ravalomanana no está dispuesto a poner en juego el poder que se autoadjudicó con éxito.

«En los tres meses transcurridos desde las impugnadas elecciones, los únicos hechos graves de violencia sobre los cuales se ha informado, sin confirmación hasta ahora, son los presuntos asesinatos de dos personas por parte de seguidores de Ratsiraka», dijo a IPS la fuente de la OUA.

«Sin embargo, enfrentamientos callejeros entre partidarios de Ratsiraka y Ravalomanana han causado heridas a docenas de personas, y nos preocupa la posibilidad de una escalada de violencia», añadió.

En las actuales circunstancias, «la violencia es inevitable y la guerra civil es posible. Ravalomanana no actúa en forma adecuada, porque tiene opciones pacíficas para probar en forma legítima que cuenta con apoyo popular mayoritario», agregó.

Muchos piensan que lograr una solución pacífica en Madagascar tiene especial importancia para sentar un precedente pocos días antes de las elecciones presidenciales zimbabwenses, donde hay graves dudas de que el gobernante Frente Patriótico de la Unión Nacional Africana de Zimbabwe organice comicios libres y limpios.

«La democracia africana y la percepción mundial de nuestros procesos electorales depende de que logremos un desenlace con base en la ley, no en la usurpación», sostuvo el diario independiente Madagascar Tribune, de Antananarivo.

Ravalomanana parece seguro de que la actitud militar le brinda condiciones suficientes para gobernar. Aún debe averiguar si los empleados públicos están dispuestos a trabajar con normalidad y obedecer a sus ministros, pero si eso ocurre, es probable que no crea necesario realizar nuevas elecciones.

Sin embargo, no ha sido reconocido como presidente por gobiernos occidentales, y la actitud asumida por la OUA y la ONU lo coloca en una situación difícil ante la comunidad internacional.

Las acciones de Ravalomanana «constituyen desde el punto de vista técnico un golpe de Estado», opinó un diplomático africano con misión en Antananarivo.

Además, «las percepciones son todo en el sector turístico, del cual depende mucho la economía de Madagascar. Los turistas evitan visitar lugares que consideran inestables», enfatizó Perrin. (FIN/IPS/tra-eng/jh/mn/mp/ip/02

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