México apuntaló su relación con Estados Unidos y vio abrirse nuevas fisuras con Cuba en la Conferencia sobre Financiación del Desarrollo, de la que el presidente cubano Fidel Castro se retiró un día antes de la clausura.
Los presidentes Vicente Fox, de México, y George W.Bush, de Estados Unidos, George W. Bush, anunciaron acuerdos sobre seguridad fronteriza, financiamiento para proyectos conjuntos y colaboración académica, elementos que forman parte de lo que ambos gobiernos han llamado «Alianza para la Prosperidad».
En contraste, aumentó el distanciamiento con Cuba, un país con el México tuvo en el pasado una estrecha relación de amistad.
Bush y Castro no coincidieron en la conferencia que se realizó en Monterrey, nororiente de México, con participación de delegados de 175 países, entre ellos medio centenar de jefes de Estado y de gobierno. El presidente cubano partió de México el jueves de tarde, poco antes del arribo de Bush.
Hay «una situación especial creada por mi participación en esta cumbre», dijo Castro ante otros gobernantes. Poco antes de abordar su avión indicó que regresaría a México en otra oportunidad, pero cuando no «moleste a alguien».
La prensa mexicana sugirió que México habría intervenido por pedido de Estados Unidos para evitar que Bush se encontrara con Castro. Sin embargo, el canciller de México, Jorge Castañeda, aseguró que su gobierno no tuvo ninguna participación en el prematuro regreso del presidente cubano a La Habana.
Pero ese no fue un hecho aislado. Opositores a Fox acusan al gobierno de haber fracturado la tradicional amistad con Cuba.
México fue el único de América Latina que no rompió relaciones con Cuba en los años 60 y defendió a Castro en foros internacionales, lo que causó malestar a Estados Unidos.
Fox visitó Cuba a principios del mes pasado y allí, luego de conversar con Castro, recibió a representantes de grupos disidentes. Ninguna organización opositora tiene reconocimiento legal en Cuba y el gobierno afirma que se trata de grupos financiados por Estados Unidos.
Semanas después, 21 cubanos ocuparon la embajada de México en La Habana, incitados por Radio Martí, propiedad del gobierno estadounidense, que atribuyó a Castañeda haber dicho que las puertas del edificio estaban abiertas a los disconformes con el régimen socialista de la isla.
El canciller mexicano desmintió la versión y la policía cubana desalojó a los ocupantes de la embajada.
«Lo que pasó con Cuba en Monterrey fue un detalle, para México lo más importante de esta cita es su acercamiento con Estados Unidos, su vecino y la primera potencia mundial», señaló el columnista Jorge Fernández, del diario Milenio.
Con esa opinión coincidió Ana María Salazar, investigadora del Instituto Tecnológico Autónomo de México y ex subsecretaria Adjunta de Defensa para Política y Apoyo Antidrogas del Departamento de Defensa de Estados Unidos.
Sin duda lo relevante para México es su relación con Washington, comentó Salazar.
México mantiene con Estados Unidos un intercambio comercial anual superior a los 200.000 millones de dólares, mientras que con Cuba, no llega a los 400 millones.
Para Bush y Fox, el «Consenso de Monterrey», el documento final de la Conferencia sobre Financiación del Desarrollo, es positivo y un adecuado punto de partida para iniciar cambios a favor de los países del Sur.
En cambio, Castro declaró que «el proyecto de consenso que se nos impone por los amos del mundo en esta conferencia es el de que nos resignemos con una limonsa humillante, condicionada e injerencista».
El documento señala compromisos generales de los gobiernos para apoyar el libre comercio, promover economías sanas, buscar soluciones a los problemas de la deuda externa del Sur y alentar a los países ricos a aumentar la financiación para el desarrollo.
Bush se comprometió a entregar una ayuda adicional de 5.000 millones de dólares anuales a los países pobres, aunque con condiciones. Los beneficiarios deben rendir cuentas claras sobre el uso de esos recursos y proceder a reformas para mejorar su gestión y combatir la corrupción.
Salazar cree que el acercamiento de Bush a Fox es parte de una estrategia puesta en marcha con vistas a las elecciones legislativas de noviembre. El propósito es orientar el voto de los hispanos residentes en Estados Unidos en beneficio del gobernante Partido Republicano, según la analista.
Para el periodista argentino Andrés Openheimer, columnista del diario El Nuevo Herald, de Miami, Bush busca promover a Fox como el principal líder de América Latina, para lograr a través de él más influencia en la región.
Pero más allá de las interpretaciones, lo cierto es que México tiene una frontera de 3.200 kilómetros con Estados Unidos, con múltiples problemas de seguridad. Además, los dos países comparten una compleja agenda en asuntos de emigración, narcotráfico y comercio.
También son socios, junto a Canadá, en el Tratado de Libre Comercio de América del Norte. Fox, Bush y el primer ministro canadiense Jean Chrétien se reunieron en Monterrey para revisar ese acuerdo trilateral.
«Los tres mandatarios conversaron sobre la importancia de imprimir una visión de largo plazo a la relación trilateral, resaltando la convergencia gradual de estos países hacia valores e intereses que den forma a un nuevo sentido de comunidad en América del Norte», informó la presidencia de México.
Las negociaciones entre México y Estados Unidos sobre cuestiones bilaterales fueron frenadas por los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington. Pero ahora vuelven al primer plano.
Mientras, la relación de México con Cuba, sacralizada por grupos de izquierda, parece debilitarse. Castañeda afirmó a principios de febrero que acabó la era de las relaciones entre México y la revolución cubana y que comenzó la de las relaciones con la República de Cuba. (FIN/IPS/dc/ff/ip/02