La muerte cada año de ocho millones de personas por causas evitables exige fondos internacionales para prevención y tratamiento de enfermedades, aire limpio y agua potable, reclamaron esta semana participantes de la Conferencia sobre Financiación del Desarrollo.
«La salud interactúa con el desarrollo económico mundial», arguyó el economista Jeffrey Sachs, asesor especial del secretario general de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), Kofi Annan.
Sachs propuso una financiación especial para la salud como «bien público mundial» en la conferencia que se realizó hasta el viernes en la nororiental ciudad mexicana de Monterrey, bajo los auspicios de la ONU.
El economista administra el Fondo Mundial de la ONU contra el sida, la tuberculosis y la malaria, un proyecto piloto de un creciente grupo de planificadores del desarrollo (funcionarios de gobierno, agencias multilaterales e individuos) que respaldan esos «bienes públicos» a través de las fronteras.
«Ocho millones de personas mueren cada año por enfermedades que podrían prevenirse fácilmente, con un mínimo esfuerzo», recordó Sachs.
Además, señaló, 2,9 millones de personas mueren anualmente de enfermedades que pueden prevenirse con vacunas, y las víctimas fatales del sida no serían tantas si todos los infectados recibieran las drogas antirretrovirales.
«Podemos preservar la vida de millones a bajo costo, y no lo hacemos», dijo Sachs, quien estimó que el suministro de vacunas y medicamentos para salvar esas vidas costaría unos 27.000 millones de dólares adicionales al año.
Los fondos también se utilizarían para crear un mercado de investigación y desarrollo de vacunas y fármacos para enfermedades de la pobreza.
«Podríamos tener una vacuna contra la malaria en 10 años, pero ninguna compañía privada invierte en esto», lamentó.
Los países en desarrollo respondieron con entusiasmo a la iniciativa.
«Cincuenta países presentaron propuestas… pero éstas implicaban un gasto cinco a 10 veces superior a los fondos disponibles. Supe que algunos países fueron presionados para reducir sus reclamos. Este no es el mundo que deseamos crear», declaró Sachs.
Mientras algunos países industrializados presionaban a naciones en desarrollo, Francia y Suecia rompían filas en la conferencia de Monterrey para dar apoyo político y financiero a los «bienes públicos mundiales».
Además de tratamiento y prevención de enfermedades, esos bienes se relacionan con políticas de aire limpio y suministro de agua potable, así como el control internacional de narcóticos.
El Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) define esos bienes públicos como «una nueva lente para analizar y atender las prioridades mundiales. Es un enfoque que destaca la necesidad de una acción internacional colectiva en interés mutuo de todos los países, ricos y pobres».
Pero en los preparativos de la conferencia, los bienes públicos mundiales no tuvieron suficiente apoyo y fueron excluidos del Consenso de Monterrey, un documento que pretende establecer un plan para combatir más eficazmente la pobreza.
El concepto fue excluido no sólo por ser algo nuevo, sino también porque los países en desarrollo temían una mayor reducción de la ayuda económica.
Mientras la Unión Europea y Estados Unidos realizaron nuevos compromisos financieros en Monterrey, todavía faltan entre 50.000 y 100.000 millones de dólares al año en la ayuda mundial para el desarrollo, estimaron el Banco Mundial y la organización humanitaria británica Oxfam.
«Los países del Sur temen que si presionamos por bienes públicos mundiales, esto desvíe fondos de la ayuda para el desarrollo de ultramar», señaló Stephen Browne, asesor principal del PNUD.
«Esos bienes son de una naturaleza algo amorfa, y no se ha divulgado lo suficiente lo que son y lo que pueden hacer», agregó.
El PNUD explicó en un comunicado la diferencia entre los dos tipos de financiación.
«La ayuda para el desarrollo asiste a los países pobres en sus esfuerzos nacionales, no en la reparación de la capa de ozono ni otros problemas mundiales que interesan a todos», aclaró la agencia.
Con el apoyo de Francia y Suecia, esta idea innovadora permanecerá en la agenda.
«Necesitamos la discusión sobre bienes públicos mundiales de nuevo en la agenda», exhortó Jan Karlsson, ministro de Desarrollo y Cooperación de Suecia, en Monterrey.
Junto a Francia, Suecia patrocinará un grupo de trabajo para estudiar la naturaleza de los bienes públicos mundiales y elaborar modelos de financiación.
«Los bienes públicos mundiales son actualmente la esencia de la globalización y la relación Norte-Sur en materia de ambiente, salud, acceso al conocimiento, estabilidad financiera, paz y seguridad», destacó Charles Josselin, ministro de Cooperación de Francia. (FIN/IPS/tra-en/fh/mn/mlm/dv/02