DESARROLLO: No habrá promesas en Monterrey, advierte EEUU

Estados Unidos no prometerá más fondos de ayuda en la conferencia internacional sobre financiación del desarrollo a celebrarse la semana próxima en Monterrey, México, advirtió un funcionario de Washington.

«Monterrey no será una sesión de promesas», declaró Alan Larson, subsecretario de Estado estadounidense para asuntos económicos, comerciales y agrícolas.

Está prevista la participación del presidente estadounidense George W. Bush en la conferencia de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), a celebrarse entre los días 18 y 20.

Larson afirmó que Bush participará de la reunión con la finalidad política de «forjar el consenso y el compromiso sobre ciertos enfoques» y para recabar respaldo hacia la posición de Washington sobre el desarrollo.

Bush «es un presidente orientado hacia los resultados», por lo tanto en Monterrey «tratará de que otros líderes compartan nuestro sentido del compromiso y nuestra visión de una estrategia eficaz», dijo el funcionario.

La meta de la conferencia de Monterrey es lanzar nuevas estrategias internacionales para reducir la pobreza, pero ya surgieron diferencias entre la Unión Europea y Estados Unidos por la cantidad de la ayuda y las propuestas de Bush.

Washington, un actor clave en la ayuda para el desarrollo, propuso que la mitad de los créditos para proyectos de desarrollo sean convertidos en donaciones.

También sostuvo que préstamos concedidos por instituciones multilaterales como el Banco Mundial no mejoraron la salud, la educación, el saneamiento ni otros servicios para los pobres en el Sur en desarrollo.

Por lo tanto, Estados Unidos propuso condicionar las donaciones a avances concretos en esas áreas. Si los países en desarrollo no combaten la pobreza, no se les entregará más dinero, según la propuesta.

Sin embargo, otros países industrializados se negaron a respaldar la iniciativa porque consideran que ignora los logros alcanzados en la lucha contra la pobreza y podría afectar al actual sistema internacional y a las instituciones de desarrollo.

Larson manifestó escepticismo el martes sobre una serie de informes del Banco Mundial que exhortan a los países ricos, en particular a Estados Unidos, a duplicar su ayuda.

«¿Cuánta ayuda se precisa para ganar la guerra contra la pobreza? Creo que la respuesta honesta es que nadie lo sabe. Yo no lo sé, y no creo que el Banco Mundial lo sepa tampoco», dijo.

Las organizaciones no gubernamentales e instituciones de desarrollo que piden un aumento de la ayuda creen que Estados Unidos desestima sus estudios y estimaciones para desviar las críticas a su posición.

Pero Larson recordó que su gobierno propuso un incremento de hasta 18 por ciento en las contribuciones para la filial de préstamos blancos del Banco Mundial, la Asociación Internacional para el Desarrollo, en caso de que los países pobres mejoren sus indicadores de mortalidad infantil, educación, salud y pobreza.

El funcionario no ofreció detalles sobre cómo se mediría ese desempeño, y sólo dijo que el tema está abierto a discusión.

«El punto es que si realmente queremos erradicar la pobreza, debemos determinar seriamente lo que está funcionando y lo que no», al igual que «un inversionista que cuida que sus negocios sean lucrativos», sentenció.

El plan de Washington no representa riesgo alguno para el Banco Mundial, dado que la Asociación Internacional para el Desarrollo depende de los aportes de países industrializados y no de los reembolsos de las naciones pobres.

Países europeos y activistas contra la pobreza criticaron a Estados Unidos por no aumentar su ayuda al desarrollo para ajustarse a la meta propuesta por la ONU de 0,7 por ciento del producto interno bruto (PIB), mientras que países europeos como Suecia y Noruega la han superado.

La asistencia de Washington a los países pobres ha caído progresivamente en los últimos 15 años a cerca de 0,1 por ciento de su PIB, el porcentaje más bajo de todos los países industrializados.

Según el Banco Mundial, para alcanzar las metas de desarrollo fijadas por la ONU, que incluyen la reducción de la pobreza mundial a la mitad para 2015, costará hasta 60.000 millones de dólares por año adicionales en los próximos 15 años.

La cifra representa el doble de la ayuda actual para el desarrollo. (FIN/IPS/tra-en/em/ml/mlm/dv/02

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