SALUD-PAKISTAN: Corte rechaza demanda por patente de transnacional

Una corte pakistaní falló a favor de una firma farmacéutica local en una disputa por propiedad intelectual planteada por una transnacional, y activistas por la salud esperan que eso afirme el derecho de la población a medicamentos baratos.

Sin embargo, otros expertos advierten que el producto local beneficiado por el fallo puede causar importantes efectos adversos.

La compañía Werrick fue demandada ante un tribunal de la nororiental ciudad de Rawalpindi por Smith Kline Beecham, debido a que había pedido permiso al Ministerio de Salud para producir una variante del medicamento contra la diabetes Rosi Glitazone, patentado por la transnacional.

La corte rechazó la demanda, en un fallo adoptado en enero y dado a conocer la semana pasada, pese a que Smith Kline Beecham había logrado antes que otro tribunal ordenara suspender los planes de producción del nuevo medicamento de Werrick.

«Es el primer caso de este tipo en el cual el Poder Judicial rechaza la demanda de una multinacional contra una firma local», destacó el especialista en derechos de propiedad intelectual Hafiz Abdul Aziz, profesor de la Universidad Islámica de Islamabad.

«El fallo es un rayo de esperanza, ya que la corte protegió los derechos de la gente, al permitir a la firma local producir medicamentos que serán mucho más baratos que los de la multinacional», opinó el médico Zafar Mirza, director de la Red de Protección de Consumidores, con sede en la capital.

Los abogados de Smith Kline Beecham sostuvieron que Werrick causaría daños económico a la transnacional, pero los de la parte acusada alegaron que ésta no violará la patente, porque producirá una versión distinta y mejorada de Rosi Glitazone, y que puede hacerlo al amparo de la ley local en la materia.

Hasta diciembre de 2000 las normas pakistaníes permitían patentar procesos de producción, pero no los productos resultantes, y eso permitía a firmas locales la manufactura de medicamentos con ligeras variantes en relación con los de transnacionales.

Luego fue dictada una nueva Ordenanza de Patentes, para cumplir con obligaciones del país en el marco del acuerdo sobre derechos de propiedad intelectual vinculados con el comercio, de la Organización Mundial del Comercio.

Esa ordenanza permite patentar tanto procedimientos como productos, y activistas por la salud temieron que permitiera a las transnacionales acaparar la producción de medicamentos muy necesarios para la población, y venderlos a precios inaccesibles para los pobres.

Cuarenta y ocho millones de pakistaníes, o sea 35 por ciento del total de 135 millones, viven por debajo de la línea de pobreza, y 45 por ciento de la población carece de acceso a atención primaria de la salud, según un informe del Centro para el Desarrollo Humano Doctor Mahbub ul Haq, de Islamabad.

Poco antes del fallo, el gobierno había autorizado un aumento de tres a cuatro por ciento del precio de todos los medicamentos, y compañías transnacionales y locales incrementaron el precio de sus productos más de 40 por ciento en algunos casos.

«El precio de los medicamentos se ha transformado en una importante cuestión política en Pakistán, al igual que en otros países en desarrollo, porque la pobreza aumenta y el sistema de salud pública se debilita, debido a las políticas de desregulación y privatización», señaló Mirza.

«La vulnerabilidad popular en materia de salud ha aumentado debido al nuevo régimen comercial internacional, y en especial a las normas relacionadas con patentes», añadió.

«Las firmas farmacéuticas locales venden sus productos a la cuarta o la quinta parte del precio que cobran las multinacionales por productos similares», destacó Rehanuddin Khan Golra, asesor de Werrick.

La presentación de demandas como la de Smith Kline Beecham «debe ser desestimulada, por el interés de la humanidad y de la industria farmacéutica local», opinó.

Está pendiente la resolución de otra demanda contra Werrick, por producir un medicamento antipsicótico con la marca Schezonin, equivalente al que produce la firma farmacéutica estadounidense Ely-Lilly con la marca Zyprexa.

Los envases con 10 tabletas de Schezonin se venden a unos 1,38 dólares, y los del equivalente de la compañía demandante, con siete tabletas, se venden a 22 dólares.

El Rosi Glitazone de Smith Kline Beecham se vende en envases de 28 tabletas a 800 dólares.

Algunos expertos piensan que el debate no debe concentrarse en los precios y el significado político del fallo, sino jerarquizar cuestiones de seguridad, y enfatizan informes sobre efectos colaterales adversos de la versión de Rosi Glitazone que prepara Werrick.

Esos efectos son sobre todo dolores de cabeza e infecciones de vías respiratorias altas, y también se ha informado sobre «pequeña incidencia, en 0,2 por ciento de los casos, de hepatitis» causada por el producto, indicó Ayesha Ffaiq, de un servicio de información teléfonica sobre medicamentos.

El gobierno debe ocuparse de problemas de seguridad de la versión local de Rosi Glitazone antes de autorizar su venta al público, ya que existe «evidencia de que puede provocar fallas cardíacas por congestión», advirtió el farmacéutico Ayaz Kiyani, encargado de una farmacia comunitaria en Rawalpindi.

Activistas por la salud dieron la bienvenida al debate sobre cuestiones de seguridad relacionadas con ese medicamento, pero destacaron que es necesario aplicar el mismo criterio para los productos farmacéuticos esenciales de cualquier procedencia. (FIN/IPS/tra-eng/mr/ral/js/mp/he if/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe