EEUU: Pentágono prepara campaña de desinformación

El Departamento de Defensa de Estados Unidos prepara una campaña de desinformación, dirigida a la prensa extranjera y concebida para influenciar a la opinión pública internacional en la guerra contra el terrorismo.

Los planes, objetados por oficiales de las Fuerzas Armadas y por funcionarios del gobierno, marcan una nueva fase en la campaña de propaganda hacia la opinión pública de Europa y del mundo islámico, donde crece la resistencia a la ampliación de la guerra, aún limitada a Afganistán, informó este martes el diario The New York Times.

El secretario de Defensa, Donald Rumsfeld, y el vicepresidente Dick Cheney buscan una acción militar contra Iraq, abrigando la esperanza de derrocar al presidente Saddam Hussein, pero afrontan la oposición del Departamento de Estado (cancillería) y de la Agencia Central de Inteligencia (CIA), tradicionales operadores de las campañas propagandísticas de Washington.

«De hecho, lo que está haciendo el Pentágono (Departamento de Defensa) tendrá consecuencias. Si se trata de una acción encubierta utilizando desinformación, es terreno de la CIA», sostuvo el ex portavoz del Departamento de Estado, Alan Romberg.

La Oficina de Influencia Estratégica (OSI), creada por el Pentágono unas semanas después de los atentados terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, es la encargada de diseñar la nueva campaña.

La oficina de 15 integrantes, encabezada por el general Simon Worden, depende del subsecretario de Defensa para Asuntos Políticos, Douglas Feith, uno de los más conocidos «halcones» de Washington contrarios a Saddam Hussein.

La OSI trabaja estrechamente con la nueva oficina antiterrorista de la Casa Blanca, dirigida por el general retirado Wayne Downing, quien a fines de los años 90 colaboró con el Congreso Nacional Iraquí (INC), una coalición de grupos iraquíes y kurdos en el exilio, cuya causa respalda el gobernante Partido Republicano.

La OSI contrató los servicios del Rendon Group, una firma consultora y de presión, con sede en Washington, que representó los intereses de la familia real de Kuwait durante la invasión iraquí, en 1990-91, y más tarde al INC en sus intentos por obtener millones de dólares de ayuda de la Casa Blanca y el Congreso legislativo.

«Creo que es seguro afirmar que ésta es una iniciativa de los halcones anti iraquíes, que tienen a Saddam en la mira virtualmente desde el 12 de septiembre», dijo una fuente gubernamental.

La OSI «desarrolló todos los instrumentos del Departamento de Defensa para influenciar a públicos extanjeros. Tradicionalmente, el Pentágono no se ha ocupado de estas cuestiones», sostuvo en una conferencia el coronel Thomas Timmes, ex integrante de una unidad militar de operaciones psicológicas.

De acuerdo al contrato firmado con el Pentágono, Rendon debe ocuparse de controlar medios de prensa en 79 países, dirigir estudios de opinión pública, crear un sitio sobre antiterrorismo en la red informática Internet y sugerir al ejército medidas para contrarrestar la desinformación y mejorar su imagen pública.

Funcionarios del Pentágono dijeron al New York Times que el plan prevé la difusión de noticias en la prensa extranjera a través de fuentes no vinculadas directamente con la Defensa.

Así mismo, se prevé el envío de mensajes de correo electrónico a periodistas y dirigentes extranjeros, promoviendo intereses estadounidenses, sin identificar su origen militar.

La legislación estadounidense prohíbe a la CIA y al Pentágono llevar a cabo campañas de este tipo dentro del país. La ley se hizo más severa a mediados de los años 70, cuando la CIA logró la publicación de artículos de prensa en el exterior, luego reproducidos por medios de Estados Unidos.

Según la información publicada por el diario neoyorquino —que refleja la resistencia de funcionarios del Pentágono al plan-, el director de la OSI, Worden preve operaciones similares.

De hecho, Internet es una de las razones por las que ya no tiene sentido separar al público extranjero del nacional, sostuvo Thomas Rosenstiel, director en Estados Unidos del Proyecto para la Excelencia en el Periodismo.

«La información es mucho más global ahora y se mueve más rápidamente que hace 25 años», dijo Rosenstiel.

Por su parte, Romberg señaló que si el Pentágono echa mano a la desinformación, arriesga perder su credibilidad. «La gente sabe que las agencias de inteligencia usan esos métodos, es parte del juego, pero hacerlo sería un error peligroso para el Pentágono», señaló.

Desde el comienzo de la guerra contra Afganistán, en octubre, Washington procura influir en la opinión pública extranjera.

El secretario de Estado (canciller) Colin Powell nombró a Charlotte Beers, ejecutiva retirada de la publicidad, como secretaria adjunta de diplomacia y asuntos públicos. La primera tarea de Beers fue mejorar la imagen de Washington, en especial en el mundo árabe.

Durante la década de los 80, el Departamento de Estado instaló una oficina de diplomacia pública en América Central que presentaba informes ante el Consejo Nacional de Seguridad.

Más tarde, una investigación del Congreso probó que la oficina participaba en operaciones «prohibidas de propaganda encubierta» cuando redactaba artículos atribuidos a líderes de la contrainsurgencia nicaragüense (contras) publicados en periódicos estadounidenses.

El Grupo Rendon también causó polémica. La CIA lo contrató, por 23 millones de dólares, para que trabajara en la prensa a favor del Congreso Nacional Iraquí, a mediados de los años 90. El Congreso inició una investigación al respecto, jamás concluida.

Un ex agente de la CIA que colaboró en operativos contra Saddam Hussein dijo más tarde al diario Washington Post que el trabajo de Rendon fue totalmente ineficaz.

La organización también trabajó para el gobierno de Panamá durante la invasión de Estados Unidos en 1989, el Operativo Causa Justa. Además, cumplió tareas similares cuando unidades militares estadounidenses intervinieron en Haití para restaurar derrocado presidente Jean-Bertrand Aristide, en 1994.

Su contrato más reciente en el Pentágono, por unos 400.000 dólares, debía durar cuatro meses sujetos a renovación. Una portavoz de Rendon dijo a IPS este martes que sólo podía confirmar que el grupo tenía un contrato con el Pentágono, pero no daría más información.

Funcionarios del Pentágono mantuvieron una reunión a puertas cerradas sobre el artículo del New York Times, pero no contestaron los pedidos de información.(FIN/IPS/tra-en/jl/dc-lp/ic-ip/02

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