La Organización Mundial del Comercio (OMC) favoreció a Brasil en un litigio con Canadá, aunque su dictamen evidencia desequilibrios del sistema multilateral en perjuicio de países en desarrollo.
El Organo de Solución de Diferencias (OSD) de la OMC aprobó el informe de un grupo especial (panel) que había juzgado ilegales las subvenciones de Canadá a las exportaciones de aeronaves otorgadas a la fábrica Bombardier.
El tribunal de la OMC condenó a Canadá a renunciar al financiamiento ilegal empleado para asegurarse la exportación de 199 aviones a reacción para uso comercial en las aerolíneas Air Wisconsin y Comair, de Estados Unidos, y Air Nostrum, de España.
Brasil y Canadá libran desde hace unos seis años una disputa comercial por el predominio de sus dos compañías nacionales. La brasileña Embraer y la canadiense Bombardier compiten en el mercado mundial de aviones de distancia media.
El objeto del litigio dirimidos en la OMC fueron los favores, en forma de subvenciones, que las dos compañías utilizaban para asegurarse la supremacía en las exportaciones hacia los mercados regionales.
En un dictamen anterior, ante un reclamo canadiense, el OSD ya había condenado a Embraer, con lo cual Canadá logró autorización para aplicar sanciones comerciales contra Brasil por un monto de 1.400 millones de dólares.
Ahora, un cálculo extraoficial eleva a unos 4.000 millones de dólares el monto de las sanciones que Brasil podría llegar a aplicar a Canadá como consecuencia del dictamen de este martes del tribunal de la OMC.
Pero en el desarrollo de los pleitos salió a relucir que el sistema multilateral de comercio, en el que participan hasta ahora 144 países de todas las dimensiones, se rige en algunos casos por normas dictadas exclusivamente para las naciones más poderosas.
Un ejemplo de ello es el Acuerdo sobre Subvenciones y Medidas Compensatorias de la OMC, que contiene disposiciones calcadas de las recomendaciones sobre prácticas en materia de créditos a la exportación que ha establecido la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), conocida como el «club de los países ricos».
Un dictamen del OSD, en el caso entre Brasil y Canadá, estableció que esos criterios pueden ser aplicables a la OMC, que deberá actualizarlos cada vez que lo haga la institución que reúne a las naciones industriales.
Cuando la OCDE decide cambiar las reglas del acuerdo, lo está haciendo también para toda la OMC, dedujo Luiz Felipe de Seixas Correa, embajador de Brasil ante el sistema multilateral de comercio.
Por el contrario, Brasil sostuvo que sólo los miembros de la OMC deben tener el poder de modificar las obligaciones de la institución, insistió Seixas Correa, quien juzgó «inquietante» ese aspecto.
Los diplomáticos brasileños expusieron otros aspectos, referidos a las garantías de gobiernos y de préstamos, que colocan en desventaja a los países en desarrollo.
Las garantías permiten a las partes privadas obtener términos mejores que los que hubieran conseguido en el mercado.
Pero el problema reside en que no todas las garantías son iguales, dijo Seixas Correa. El mercado reconoce mayor valor a las garantías de los gobiernos de ciertos países.
En esas condiciones, algunos exportadores pueden ofrecer a compradores potenciales un financiamiento respaldado por los gobiernos que sus competidores no pueden igualar.
El negociador brasileño recordó que el ministro de Relaciones Exteriores de su país, Celso Lafer, definió esas disposiciones como una forma perversa de tratamiento especial y diferenciado en favor de determinados países.
Brasil ha reclamado la reforma del acuerdo de la OMC, para evitar que la suerte siga conspirando contra algunos de sus miembros, en particular contra los países en desarrollo, apuntó Seixas Correa.
Canadá obtuvo, durante la sesión del OSD, el respaldo de Estados Unidos y de la Unión Europea, que defendieron la prevalencia de las disposiciones de la OCDE dentro del acuerdo del sistema multilateral de comercio.
Sin embargo, Ottawa indicó que no apelará el dictamen favorable del grupo especial de la OMC, con lo cual dispondrá de 90 días para renunciar a las subvenciones otorgadas.
La evolución de la disputa comercial entre los dos países se discutirá el viernes próximo en una entrevista que sostendrán el presidente de Brasil, Fernando Henrique Cardoso, y el primer ministro de Canadá, Jean Chrétien.
Los dos gobernantes se reunirán en Estocolmo, durante un encuentro de jefes de 13 países con gobiernos calificados de «progresistas».
La agotadora guerra judicial y comercial entre Embraer y Bombardier, pero sobre todo la aparición en el mercado de un rival de riesgo, la empresa germanoestadounidense Fairchild-Dornier, aconseja un armisticio entre Cardoso y Chrétien, comentaron fuentes diplomáticas en Ginebra. (FIN/IPS/pc/dm/if/02