CHINA-EEUU: Señales contradictorias sobre visita de Bush

La visita a China del presidente de Estados Unidos, George W. Bush, prevista para la semana próxima, es ensalzada por la cancillería, pero medios de comunicación estatales reiteran mensajes de recelo hacia Washington.

Según la astrología tradicional china, esa visita se producirá a comienzos del Año del Caballo, y debe considerarse auspiciosa para el país, pero Beijing no parece confiar del todo en ese enfoque del asunto.

«El momento de la visita no es casual», opinó el profesor Sun Ze, del Centro de Investigación sobre Asuntos Americanos de Fudan, en la oriental ciudad china de Shanghai.

La llegada de Bush al país coincidirá con el 30 aniversario de la visita de su antecesor Richard Nixon (1968-1974), que dio comienzo al proceso de normalización de relaciones bilaterales, tras muchos años de hostilidad, y a una presencia más activa de Beijing en el escenario internacional.

Ahora el gobierno expresa su esperanza de que la visita de Bush indique al mundo, desde el 21 de este mes, el ascenso de China hacia el nivel de las mayores potencias mundiales.

Las relaciones bilaterales mejoraron tras los atentados del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, cuando Beijing apoyó la campaña antiterrorista internacional lanzada por Bush, quien se reunió en octubre con su par chino, Jiang Zemin, en Shanghai, durante la cumbre de la Cooperación Económica Asia-Pacífico.

El deseo del gobierno de aprovechar ese acercamiento con Washington lo ha llevado a moderar anteriores críticas a Bush por abandonar en forma unilateral el tratado contra misiles balísticos firmado en 1972 con la ex Unión Soviética, al cual Beijing consideraba la base del control internacional de armas.

Iniciativas del gobierno estadounidense en las últimas semanas habrían amenazado, hace pocos años, incluso la realización de la próxima cumbre, pero ahora han sido recibidas por Beijing con críticas moderadas e indirectas.

Ese fue el caso a comienzos de este mes, cuando Bush anunció su intención de proponer al Congreso el mayor aumento del presupuesto militar estadounidense desde la Guerra Fría.

Un funcionario del ministerio de Relaciones Exteriores chino expresó su esperanza de que ese aumento, de 12 por ciento y que llevaría el gasto militar estadounidense a 451.000 millones de dólares durante los próximos cinco años, contribuya a impulsar «el desarrollo y la paz» en el mundo.

El 30 de enero, cuando Bush afirmó ante el Congreso que Corea del Norte, Iraq e Irán formaban un «eje del mal», y dio a entender que esos países pueden ser próximos blancos de su campaña antiterriorista, Beijing expresó en forma muy contenida su malestar.

El portavoz de la cancillería, Kong Quan, se limitó a señalar que el lenguaje empleado por el presidente de Estados Unidos no había sido «un aporte a la paz y la estabilidad en el mundo y la región».

El viceministro chino de Relaciones Exteriores, Li Zhaoxing, afirmó que este año estaba «lleno de esperanzas» para las relaciones bilaterales, cuando visitó Washington para preparar la visita de Bush.

La celebración del aniversario de la visita de Nixon «será una importante oportunidad para revisar el pasado, mirar hacia el futuro y adoptar medidas que impulsen el avance de nuestras relaciones», sostuvo.

Sin embargo, el mensaje de Beijing a la población china es distinto. Editoriales y comentarios de los diarios estatales mantienen el tradicional tono de resentimiento y desconfianza hacia Estados Unidos.

«El antiterrorismo se ha convertido en una herramienta y un pretexto para la realización de los objetivos nacionales estadounidenses», escribió este mes Zhang Guoqing, investigador del Instituto de Asuntos Estadounidenses de la Academia de Ciencias Sociales, en la popular revista Southern Weekend.

«Bajo la bandera antiterrorista, Estados Unidos puede atacar en forma desenfrenada a quienes no comparten sus puntos de vista, y mantener presencia militar por tiempo indefinido en Afganistán y otros lugares estratégicos», opinó.

También puede «transformar a la Organización de las Naciones Unidas en un elemento decorativo, y a la campaña antiterrorista en una moneda de cambio en las relaciones bilaterales» de Estados Unidos con otros países, añadió.

Incluso el diario China Daily, que se edita en inglés y suele expresar posiciones moderadas, publicó un comentario en el cual se acusó a Washington de explotar los atentados del 11 de septiembre para alcanzar sus propios objetivos.

Los autores, identificados por el periódico como investigadores del Instituto Chino de Relaciones Internacionales Contemporáneas, sostuvieron que la campaña antiterrorista ha dado a Bush la oportunidad de un «regreso estratégico» al Sudeste Asiático.

«Parece que la lección aprendida por Washington tras la tragedia del 11 de septiembre tiene más que ver con detalles técnicos, como los vinculados con fortalecer la seguridad en los aeropuertos, que con la reconsideración de su estrategia y psicología hegemonistas», comentaron.

Las disputas entre China y Estados Unidos serán más importantes que la cooperación, mientras no se encuentre una base sólida para el desarrollo de las relaciones bilaterales, sostuvo el profesor Pang Zhongying, del Instituto de Investigación de las Relaciones Internacionales de la Universidad de Qinghua.

«Beijing y Washington se unieron para contrarrestar el poder de la Unión Soviética, que ya no existe. La lucha contra el terrorismo es una cuestión transitoria, que no puede ser comparada con la unión contra una superpotencia», explicó. (FIN/IPS/tra- eng/ab/ral/mp/ip/02

Archivado en:

Compartir

Facebook
Twitter
LinkedIn

Este informe incluye imágenes de calidad que pueden ser bajadas e impresas. Copyright IPS, estas imágenes sólo pueden ser impresas junto con este informe