Cientos de toneladas de residuos peligrosos, liberados por los bombardeos de la OTAN contra la república yugoslava de Serbia en 1999, serán trasladados a Europa occidental para su disposición final.
Esta semana partirán hacia Alemania y Suiza los primeros cargamentos, desde la fábrica de automóviles Zastava, en la central ciudad serbia de Kragujevac, donde decenas de proyectiles cayeron sobre una central de generación de electricidad del complejo industrial.
Serbia se convirtió en un infierno durante las 11 semanas de bombardeos de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), que pusieron fin a la represión de Belgrado contra la población albanesa en la meridional provincia de Kosovo, el epílogo de las guerras de secesión de la antigua Yugoslavia.
Pero las consecuencias ambientales y sanitarias aún se padecen.
Setecientos barriles rojos, ubicados en los restos la fábrica Zastava, contienen 150 toneladas de PCB (bifenilos policlorados), compuesto químico que se utiliza en la fabricación de aceites refrigerantes para transformadores eléctricos.
Uno de los 12 contaminantes más peligrosos del mundo, el PCB es cancerígeno, se acumula en los seres vivos y tiene propiedades que lo hacen muy estable y difícil de degradar. El contacto con esta sustancia puede causar cáncer de piel y de hígado, leucemia y esterilidad.
Por su carácter acumulativo, la intoxicación con PCB puede trasmitirse de madre a hijo durante el amamantamiento.
«Hemos descontaminado el área y colocado la basura tóxica en estos barriles, que deben dejar Kragujevac esta semana», explicó Branislav Nedeljkovic, profesor de la Universidad local y experto ambientalista.
El proyecto, financiado por la Organización de Naciones Unidas (ONU), procura rescatar más de 1.800 litros del compuesto que se derramaron cuando la central fue bombardeada.
«No tengo miedo de hacer este trabajo. Luego de los bombardeos, esto no es nada. Durante días todo ardió. Afortunadamente, hay un lugar muy lejos para enviar este veneno», dijo Vukomir Bubanja, de 33 años, uno de los trabajadores que manejan los barriles con trajes de protección.
A casi tres años de los bombardeos, la situación ambiental sigue siendo grave, afirman los ecologistas. Entre el 24 de marzo y el 8 de junio de 1999, 23 fábricas petroquímicas, refinerías de petróleo y depósitos de combustible fueron bombardeados.
Los proyectiles alcanzaron así mismo a otras 121 industrias que manejaban sustancias químicas peligrosas, de acuerdo a cifras del Ministerio de Ambiente de Yugoslavia.
Miles de toneladas de productos contaminantes fueron liberados en el aire, el suelo y las aguas de este pequeño país de 10 millones de habitantes. Aún hoy, los análisis de agua y suelos registran altas concentraciones de mercurio, PCB y amianto.
«La contaminación se multiplicó por 100 con los bombardeos. Podemos afirmar que el país fue contaminado en extremo y aún existen serios focos de preocupación», dijo a IPS Predrag Polic, profesor de química de la Universidad de Belgrado.
Polic forma parte de la Fuerza de Tareas de los Balcanes, un cuerpo creado por el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) y el Centro de las Naciones Unidas para los Asentamientos Humanos, presidido por el ex ministro de Ambiente de Finlandia, Pekka Haavisto.
Este equipo estudia desde 1999 la situación ambiental de Yugoslavia, y lleva adelante medidas para restaurar el destruido equilibrio ecológico, tras una década de guerras.
El próximo paso será la ciudad de Pancevo, a 15 kilómetros de Belgrado, donde las bombas de la OTAN destruyeron una fábrica de fertilizantes, un compleo petroquímico y una refinería de petróleo, informó la oficina local del PNUMA.
En las aguas del cercano río Danubio y en los suelos de la zona se encuentran grandes cantidades de amoníaco, bicloruro de etileno — posible cancerígeno con efectos conocidos en el riñón y el hígado— , cloro, cloruro de vinilo monómero, mercurio y propileno.
«Estamos sentados sobre una bomba química. Lamentamos la lentitud del PNUMA, pero sabemos que lo poco que se hace es gracias a las donaciones extranjeras», dijo a IPS el inspector ambiental de Pancevo, Simon Bancov.
Por otra parte, la OTAN admitió que sus tropas utilizaron en los Balcanes 31.000 armas con uranio empobrecido, una sustancia prohibida, y de alta actividad radiactiva.
Hasta ahora, se completó la limpieza de uranio en la península de Lustica, sobre el mar Adriático, pero la contaminación persiste en muchos otros lugares. «Llevará años terminar con estos daños, pero al menos estamos dando los primeros pasos», concluyó Polic. (FIN/IPS/tra-eng/vpz/sm/dc/en/02