RELIGION-MEDIO ORIENTE: Arabes cristianos en la encrucijada

El viceprimer ministro de Iraq, Tariq Aziz, el presidente de Líbano, Emile Lahoud, el ex secretario general de la ONU Boutros Boutros Ghali y la portavoz de la Liga Arabe y dirigente palestina Hanan Ashrawi son árabes, pero no musulmanes, y cristianos, pero no occidentales.

La comunidad cristiana de Medio Oriente atraviesa una crisis que desafía su identidad, a raíz de la guerra de Estados Unidos contra el movimiento fundamentalista islámico Talibán y la red terrorista Al Qaeda en Afganistán, retratada como un choque entre el mundo cristiano y el Islam.

La comunidad cristiana es numerosa en Medio Oriente, aunque su presencia no sea evidente, debido a que su cultura árabe predomina sobre su fe religiosa.

Se calcula que entre cinco y seis por ciento de la población de todos los países árabes es cristiana, lo que resulta en un total de 14 millones de personas.

La mayoría se encuentran en Líbano, donde son entre 35 y 40 por ciento de la población, en Palestina (cinco a 10 por ciento), Jordania (seis a 12 por ciento), Siria (10 por ciento), Egipto (seis a 12 por ciento) e Iraq (tres por ciento).

Buena parte del mundo occidental aplica indistinta y erróneamente los términos árabe y musulmán, y allí se encuentran las raíces de las dificultades que los cristianos árabes comenzaron a experimentar en la coyuntura internacional posterior a los atentados terroristas del 11 de septiembre.

Los cristianos árabes tuvieron desde el siglo XIX un papel esencial en la definición de la identidad cultural árabe secular.

No es casual que la mayoría de los creadores del nacionalismo árabe laico fueron cristianos, como los sirios Michel Aflaq, fundador del panárabe Partido Baas, y George Antonius, autor de la obra «El despertar árabe», publicada en 1938.

La identidad árabe no depende de la religión, pues «todos los árabes cristianos tienen un aspecto islámico en su identidad, y cada árabe musulmán tiene uno cristiano», sostuvo el director del diario libanés Al Nahar, Ghassan Al Toweiny.

Toweiny rechazó con vehemencia la idea de que los cristianos son «menos árabes» que los musulmanes. «No somos vástagos de las cruzadas. Existíamos mucho antes. Fuimos árabes antes del Islam, con el Islam y después del Islam», aseveró.

Deducir la religión de las personas a partir de sus nombres es tan difícil como identificarlas por su vestimenta, lenguaje o hábitos, que son muy similares y comunes.

Susan Mubarak, esposa del presidente de Egipto, Hosni Mubarak, podría fácilmente confundirse con una cristiana por su primer nombre, pero es musulmana. De hecho, las mujeres de ambos cultos usan velo como parte de su vestuario.

Quizás lo único que permitiría saber que una mujer es cristiana es una cruz en su cuello o verla comer de día en algún restaurante en el mes sagrado del Ramadán, cuando los musulmanes sólo ingieren alimentos desde la caída del sol hasta el amanecer.

Todos hablan la misma lengua. Distinguir a hombres cristianos e islámicos es imposible, aunque el conocimiento de la lengua francesa puede revelar a un cristiano en Argelia, Egipto, Líbano o Marruecos.

El lugar donde la tradición ubica el nacimiento de Jesucristo se encuentra en la Iglesia de la Natividad, de la ciudad cisjordana de Belén, territorio palestino.

«Nuestra inspiración tiene sus raíces en el renacimiento del nacionalismo árabe del siglo XIX, que proliferó en Líbano, Iraq y Egipto», afirmó Toweiny.

La guerra que Estados Unidos puso en marcha contra el Talibán y Al Qaeda, y en la que pretendió involucrar a los gobiernos de la región, creó nuevas tensiones entre ambos grupos religiosos, pero no quebró la cuerda de la unidad, el nacionalismo.

«La gente sintió una tensión natural luego del ataque en Estados Unidos. Los cristianos se sentían inseguros y con temor a ser agredidos a medida que la guerra se prolongaba», afirmó el intelectual evangelista Rafiq Habib, integrante de la comunidad copta, o cristiana, de Egipto.

«Para los musulmanes estaban presentes todos los ingredientes de un conflicto religioso. Pero el temor permaneció dentro, en lugar de hacer ebullición y convertirse en acción», agregó.

El obispo Marcos, de la localidad de Shubra Al Kheima, culpó a los medios de prensa por inflamar los sentimientos populares.

«La prensa egipcia, dedicándose sólo a mostrar el tratamiento negativo de los musulmanes en Occidente, así como el potencial peligro de una guerra entre cristianos e islámicos, pudo haber empeorado las cosas terriblemente», sostuvo.

Mientras Osama bin Laden, acusado por Estados Unidos de los atentados del 11 de septiembre, intentó enfrentar a creyentes con infieles en el mundo islámico, la historia árabe moderna desmiente esa visión reduccionista.

La identidad árabe de los cristianos se ve claramente en la lucha de los palestinos contra la ocupación de Israel. El cristiano George Habash fundó en 1952 el Movimiento Nacionalista Arabe, y en 1967, el Frente Popular para la Liberación de Palestina (FPLP), una organización de resistencia izquierdista.

El FPLP combatió la ocupación israelí del Líbano en 1982, junto a los partidos comunista y socialista de ese país, y es una fuerza activa en el levantamiento palestino (intifada) iniciado en septiembre de 2000 contra la ocupación israelí.

Durante la dominación del imperio otomano (turco) en la región, el maronita cristiano libanés Butrus Al Bustani trabajó con sus escritos y periódicos en pro del conocimiento popular del legado cultural árabe.

En 1860, los cristianos editaban varios medios de prensa que sirvieron para revivir la lengua y la literatura árabes, mucho antes de que naciera el proceso independentista del imperio otomano.

En 1875, una sociedad secreta creada en Líbano por cristianos y musulmanes se constituyó en el primer intento organizado de crear un movimiento nacionalista árabe.

La comunidad cristiana suele pertenecer a la elite educada de sus países, ocupa cargos influyentes en la administración pública y percibe mejores ingresos que sus conciudadanos musulmanes, lo cual provoca envidia y resentimientos.

La guerra civil de Líbano, que en los años 70 enfrentó a los cristianos maronitas con los musulmanes, expuso esos sentimientos, como lo hacen las frecuentes e irreconciliables discrepancias entre cristianos coptos y los islámicos de Egipto.

Pero la presencia cristiana se reduce cada año en la región, debido a la marcada emigración. En los últimos 20 años, al menos dos millones de cristianos emigraron desde Medio Oriente hacia Europa, Australia y América.

«Es una cuestión muy grave. Cada vez que un cristiano se va, no nace otro cristiano para ocupar su lugar, y eso es muy malo para el mundo árabe. Son los cristianos los que hacen que la región siga siendo 'árabe' en lugar de sólo 'musulmana'», opinó el historiador cristiano libanés Kamal Salibi.

Allí se encuentra la profunda razón de la diversidad. No todos los árabes —musulmanes o cristianos— ven el mundo como lo ve Occidente, ni como Bin Laden hubiera querido que lo vieran. (FIN/IPS/tra-eng/nj/js/dc-mj/cr ip/02

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