Asia central y meridional, donde se encuentra Pakistán, fue el epicentro del cambio causado en el mundo desde los atentados del 11 de septiembre en Estados Unidos.
Los ataques contra Nueva York y Washington tuvieron un gran impacto sobre el islámico Pakistán en varios aspectos. El principal es su alianza con Washington en la guerra contra el vecino Afganistán, que lo ha convertido en actor fundamental en una región vital para los intereses occidentales.
Islamabad decidió cambiar radicalmente la orientación de su política doméstica y su estrategia sobre Cachemira, el único estado de mayoría musulmana de India, que ya fue causa de dos guerras y un conflicto no declarado entre ambos países, ahora potencias nucleares.
Es en este contexto que importantes actores internacionales visitaron Pakistán este mes, entre ellos el primer ministro de Gran Bretaña, Tony Blair, y el secretario de Estado de Estados Unidos, Colin Powell. El secretario general de las Naciones Unidas, Kofi Annan, llegará la semana próxima.
Washington tiene ahora una presencia política y militar en la región, que incluye a India, Pakistán, Afganistán y las repúblicas de Asia central.
La visita de Powell esta semana fue la segunda desde octubre, aunque esta vez se relacionó específicamente con la tensión entre Pakistán e India, lo cual demuestra la gravedad de la crisis y el grado de interés de Estados Unidos en calmar la situación.
Powell se reunió con el presidente pakistaní Pervez Musharraf el miércoles, antes de visitar la capital de India el jueves. De allí iba a partir este viernes hacia Nepal.
«Creo que estamos en el camino de la restauración del diálogo», declaró el secretario de Estado este viernes, luego de reunirse en Nueva Delhi con el primer ministro indio Atal Behari Vajpayee, el canciller Jaswant Singh y otros altos funcionarios.
Desde el atentado contra el parlamento indio el pasado 13 de diciembre, que Nueva Delhi atribuyó a grupos separatistas cachemiros respaldados por Islamabad, se produjo una escalada militar sobre la Línea de Control, que divide la región de Cachemira entre ambos países.
Antes de la visita de Powell, Pakistán confiaba en haber reconquistado la iniciativa gracias al discurso pronunciado por Musharraf el sábado 12, en el que anunció la proscripción de Lashkar-e-Toiba y Laish-e-Mohammed, los grupos radicales islámicos acusados por India.
Nueva Delhi sólo expresó una «cauta aprobación» 18 horas después del discurso, pero desde entonces recibió una enorme presión de Occidente para tomar medidas conciliadoras, en especial para retirar las fuerzas que concentró en la frontera con Pakistán.
El discurso de Musharraf benefició a Pakistán en varios sentidos. En primer lugar, puso sobre India la carga de reducir la tensión para devolver las medidas conciliadoras de Islamabad.
En segundo lugar, llamó la atención internacional hacia Cachemira como la causa profunda de la tensión subcontinental, que podría salirse de control y transformarse en una conflagración nuclear si no hay intervención internacional.
En tercer lugar, el discurso permitió al régimen militar aprovechar el ánimo actual de la comunidad internacional para aliviarse de una carga política mientras busca un papel importante como parte de la comunidad de naciones en el siglo XXI.
En este contexto, Pakistán lanzó una nueva iniciativa política sobre Cachemira para reafirmar su apoyo a la autodeterminación de ese pueblo, consagrada en resoluciones de las Naciones Unidas que inicialmente habían sido aceptadas por India.
Musharraf anunció la formación de un Comité Nacional sobre Cachemira, encabezado por un veterano político de esa región.
Islamabad enfrenta el desafío de promover la confianza entre los pakistaníes y los cachemiros sobre los esfuerzos del gobierno por proyectar internacionalmente la causa cachemira como una lucha popular e indígena.
El nuevo comité tiene un triple objetivo. El primero consiste en movilizar apoyo para alcanzar el derecho a la autodeterminación para los habitantes del estado indio de Jammu y Cachemira.
El segundo objetivo es promover la conciencia pública sobre la difícil situación del pueblo cachemiro, en especial sobre las violaciones a sus derechos humanos.
Por último, el comité tiende a fortalecer un consenso nacional sobre la política de Cachemira mediante el contacto y la cooperación entre distintas fuerzas políticas, formadores de opinión y otros miembros de la sociedad pakistaní.
Habiéndose sumado a la «guerra contra el terrorismo» lanzada por Estados Unidos, Pakistán siente ahora que tiene la oportunidad de adoptar una política proactiva en Cachemira, que combine una diplomacia hábil e imaginativa con acciones tendentes a modificar la situación en esa provincia.
La visita de Powell indicó que Estados Unidos es ahora más receptivo hacia las aspiraciones de Pakistán, y que reconoció el vínculo inextricable entre la resolución de la cuestión cachemira y una paz duradera en Asia meridional.
En la conferencia de prensa de este viernes en Nueva Delhi, Powell declaró que la cuestión de Cachemira «debe resolverse mediante el diálogo directo entre las dos partes» y que «Estados Unidos está ansioso porque se produzca ese diálogo». (FIN/IPS/tra- en/mh/js/mlm/ip/02