Los españoles consideran que la lucha contra el terrorismo es el principal objetivo, según una encuesta del oficial Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) presentada este miércoles en el Congreso de los Diputados.
Según el sondeo, realizado en diciembre, 74 por ciento de los encuestados creen que «el principal objetivo de la sociedad española en los próximos años es la lucha contra el terrorismo», que en la actualidad sólo es practicado en España por el grupo ETA.
Los consultados se mostraron optimistas respecto a su situación personal para este año y manifestaron desear para el futuro una sociedad más democrática y desarrollada económicamente, más tolerante y menos conservadora.
En relación con la economía y la sociedad, 63 por ciento afirmaron que en 2001 les fue «muy bien» y «más que bien», en tanto que 44 por ciento por ciento indicaron que las cosas mejorarán este año.
La economía de España creció en los últimos años cuatro por ciento anual, un punto más que el promedio de la Unión Europea. Por otra parte, desde 1996, cuando el centroderechista José María Aznar asumió el gobierno, el gasto social pasó de 50 a 55 por ciento del presupuesto del Estado.
Pese a considerar que la economía está bien, 67 por ciento de los encuestados identificaron la desocupación como el principal problema, seguido muy de cerca por el terrorismo (66 por ciento).
El desempleo en España tiende a descender. En 1995, la proporción de desocupados en la población económicamente activa osciló entre 15,2 y 19 por ciento, y en diciembre de 2001 fue de 9,23 por ciento, según el CIS.
La lucha contra las desigualdades sociales fue apuntada como necesaria sólo por 18 por ciento de los entrevistados.
La mayoría de los entrevistados calificaron a la sociedad española de democrática (63 por ciento) y tolerante (48 por ciento).
La atención del principal objetivo para los encuestados, la lucha contra ETA, divide a las dos principales fuerzas políticas, el gobernante y centroderechista Partido Popular (PP) y el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), a pesar de que sigue vigente un pacto antiterrorista firmado por ambos en 2001.
ETA (Euskadi ta Askatasuna, Patria Vasca y Libertad en vascuence) fue creada en los años 60, durante la dictadura de Francisco Franco (1939-1975), levantando las banderas de libertad y socialismo.
Tras la muerte del dictador en 1975 y el inicio de la democratización, se dictaron dos amnistías que liberaron a todos los presos etarras.
Un sector de ETA resolvió continuar con la violencia y otro dejó las armas y se integró a la actividad política, liderado por el hoy senador socialista Mario Onaindía, preso bajo el franquismo.
A medida que se consolidaba la democracia española, incluyendo una amplia autonomía de gobierno para el País Vasco, ETA realizaba cada vez más atentados contra civiles, muchos de ellos sin actividad política alguna, contra dirigentes de partidos democráticos y también contra militantes antidictatoriales.
La característica usual de sus atentados es la colocación de artefactos explosivos detonados a distancia o el disparo de armas de fuego por la espalda a personas desarmadas.
Por otro lado, los periodistas y la sociedad en general —con excepción de los simpatizantes de ETA— fueron dejando de utilizar la expresión «lucha armada» para referirse a los atentados etarras y a reemplazarla por «terrorismo» puro y simple.
La discrepancia entre el PP y el PSOE se concentra en las relaciones que deben tener con el moderado Partido Nacionalista Vasco (PNV), gobernante en el País Vasco.
El PP sostiene que no caben acuerdos con ese partido mientras no renuncie a cualquier tipo de pactos o acuerdos con Batasuna, el partido político que apoya y es apoyado por ETA.
El líder del PNV, Xabier Arzalluz, llegó a decir: «Nunca le pediré a ETA que se disuelva mientras haya un preso en la cárcel».
Mientras, el PP sostiene que ETA debe abandonar las armas como condición para dialogar sobre todos los asuntos, incluido el de sus presos.
La dirección del PSOE, por el contrario, cree que se debe pactar de todas maneras con el nacionalismo moderado, aunque éste mantenga una posición ambivalente con ETA y Batasuna.
Esta actitud provocó la renuncia del secretario general del PSOE en el País Vasco, Nicolás Redondo, y la designación de una comisión gestora para reemplazarlo hasta que se realice el congreso regional.
En 2001 ETA detonó 15 coches bomba, envió dos paquetes con explosivos y mató a 15 personas, una de las cifras más altas de los últimos años, sólo superada en 2000, cuando mató a 23, e igualada con 15 en 1995.
En diciembre, el gobierno autónomo vasco presentó un estudio según el cual apenas 21 por ciento de los encuestados estaban de acuerdo con la independencia del País Vasco, frente a 31 por ciento que se manifestó en desacuerdo.
Según el sondeo, en 2001 descendió de 67 a 62 por ciento la proporción de ciudadanos de esa región que consideran legítimo el derecho a la autodeterminación.
En la encuesta del CIS hecha pública este miércoles, 25 por ciento de los encuestados dijeron desear un País Vasco independiente, mientras que 59 por ciento apoyaron su mantenimiento como una de las 17 comunidades autónomas de España.
Otra encuesta, realizada en mayo por la consultora privada Sigma Dos, calculó en 18 por ciento a los vascos que quieren la independencia. (FIN/IPS/td/mj/ip/01