Nueva Delhi impulsa la transformación de la línea que divide la disputada región de Cachemira entre India y Pakistán en una frontera internacional, en medio de la presión de Occidente para la reanudación del diálogo bilateral.
El actual régimen militar de Pakistán no acepta la llamada Línea de Control. Tanto el presidente Pervez Musharraf como el canciller Abdus Sattar han declarado que esa línea es el problema y no la solución de la controversia.
Pero el ministro jefe del estado indio de Jammu y Cachemira, Farooq Abdullah, advirtió en un programa de televisión que cualquier intento por alterar la actual frontera de Cachemira podría producir desplazamientos masivos y un baño de sangre como el que sucedió a la partición del subcontinente, en 1947.
«La solución consiste en la conversión de la Línea de Control en una frontera internacional, la reducción del movimiento a través de ella y una mayor autonomía para ambas regiones», sentenció Abdullah.
India y Pakistán se disputan Cachemira desde 1947, cuando Gran Bretaña dividió el subcontinente antes de abandonarlo. Parte de la región quedó integrada a Pakistán y otra parte a India.
Grupos separatistas armados respaldados por Islamabad luchan desde 1989 por la autodeterminación de la parte india de Cachemira -el único estado indio de mayoría musulmana-, en un conflicto que ya causó más de 30.000 muertes.
Tanto India como Pakistán consideran que la incorporación de la totalidad de la región a sus respectivos territorios es la única solución aceptable.
El parlamento indio reiteró en 1994 que «toda la región de Cachemira, incluida la región más allá de la Línea de Control, ahora ocupada por Pakistán, es parte integrante de India».
Por su parte, Musharraf declaró públicamente que Cachemira es «la cuestión inconclusa» de la partición de Asia meridional en 1947, según líneas religiosas.
Pese a lo radical de estas actitudes, cada una de las tres guerras que los dos países vecinos pelearon por Cachemira agregó legitimidad a la Línea de Control.
Esa frontera surgió como línea de cese del fuego en enero de 1949, luego del primer conflicto en el estado indio de Jammu y Cachemira.
Aunque el ejército de India era obviamente superior, decidió detener su avance más allá de esa línea porque representaba una división natural entre la población de lengua cachemira y los mirpuris, pertenecientes étnica y lingüísticamente al grupo punjabi.
Según el periodista e historiador Ajit Bhattacharya, el primer jefe de gobierno de India, Jawaharlal Nehru -un cachemiro-, era consciente de la división étnica.
Esa división se manifestaba políticamente en el apoyo al partido secular Conferencia Nacional en el valle de Srinagar, en contraste con el predominio de la Conferencia Islámica del lado pakistaní de la línea del cese del fuego.
El plan militar de Nehru contaba con el apoyo tácito del jeque Abdullah, fundador de la Conferencia Nacional y padre del actual ministro jefe de Jammu y Cachemira.
Para noviembre de 1949, bajo la supervisión de las Naciones Unidas, los comandantes de ambos ejércitos habían demarcado la línea de cese del fuego, que quedaría sujeta a un plebiscito. La demarcación dejaba poco lugar a disputas, salvo por el glaciar Siachen.
Después de la guerra de 1971, que resultó en la creación de Bangladesh como estado separado de Pakistán, la línea de cese del fuego se transformó con unos cambios menores en la Línea de Control por el acuerdo de Shimla, firmado entre India y Pakistán en julio de 1972.
Trascendió que los signatarios, los primeros ministros Indira Gandhi y Zulfikar Ali Bhutto, tenían un acuerdo secreto para convertir gradualmente esa línea en una frontera internacional. P.N. Dhar, asesor de Gandhi, menciona ese acuerdo en sus memorias.
Según Dhar, Bhutto pidió tiempo y luego renegó del acuerdo. Pero pasaron 27 años antes de que la validez de la Línea de Control fuera puesta en cuestión, cuando mujaidines respaldados por el ejército de Islamabad la cruzaron y se infiltraron en el sector montañoso de Kargil, en el verano boreal de 1999.
Alarmado ante la perspectiva de una guerra total entre India y Pakistán, que habían reconocido su condición de potencias nucleares un año antes, Estados Unidos intervino y forzó a Pakistán a retirar a los invasores incondicionalmente.
Una declaración emitida por el presidente estadounidense y el primer ministro pakistaní de aquel entonces, Bill Clinton y Nawaz Sharif, expresaba respeto por la Línea de Control según el acuerdo de Shimla y vislumbraba futuras negociaciones al respecto.
Al evitar cuidadosamente cualquier violación de la Línea de Control, India se ganó la aprobación internacional, mientras que Pakistán fue considerado el agresor.
Amitabh Mattoo, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Jawhaharlal Nehru, opinó que convertir la Línea de Control en frontera internacional sería la solución más práctica para la cuestión de Cachemira, dado que ahora es imposible reunificar la región.
Ambos territorios han vivido como parte de India y Pakistán por más de medio siglo, y aunque tienen conflictos con sus respectivos gobiernos, ha habido «un proceso gradual de integración que sería muy difícil revertir», señaló Mattoo.
«Es inimaginable la destrucción de los actuales vínculos políticos, económicos y de comunicación sin causar enormes trastornos», dijo.
Otro elemento que impide la reunificación es que Islamabad cedió una gran parte de la antigua Cachemira a China y prácticamente convirtió las Areas del Norte (Gilgit, Hunza y Baltistán) en su quinta provincia.
Del lado indio, está la cuestión de la región de Ladakh, dominada por budistas, y la de Jammu, dominada por hindúes. Ambos grupos se negarían a incorporarse a Pakistán. (FIN/IPS/tra-en/rdr/js/mlm/ip/02