(Arte y Cultura) CULTURA-CHILE: Un año productivo

El año pasado fue bueno para la actividad cultural en Chile, pese a la crisis económica, en un balance donde comparten méritos el apoyo estatal, los esfuerzos independientes y las iniciativas respaldadas por fundaciones y corporaciones privadas.

Agustín Squella, asesor del presidente Ricardo Lagos en asuntos culturales, dio a conocer el 22 de este mes los hitos fundamentales de la actividad artística en 2001, con estadísticas que avalan las evaluaciones positivas.

Un primer dato significativo fue el aumento de 15,16 por ciento, respecto de 2000, de los recursos que el Estado asigna al apoyo de proyectos artísticos y culturales a través del Fondo Nacional para el Desarrollo de las Artes (Fondart).

El incremento se produjo pese a que el producto interno bruto (PIB) registró un crecimiento de sólo tres por ciento, muy por debajo de las expectativas iniciales que apuntaban a una expansión económica de cinco por ciento.

Chile, sin el dramatismo de Argentina ni las grandes dificultades de otros países de América Latina, sintió también el impacto de la desaceleración económica de Estados Unidos y del mundo.

Los ajustes que el gobierno de Lagos debió realizar en el gasto público no afectaron mayormente el desempeño del Fondart, lo cual demostró la consolidación de este instrumento creado en 1990 por el gobierno de Patricio Aylwin tras el restablecimiento de la democracia.

«A un país como Chile no le basta un crecimiento de la economía que genere un aumento gradual de bienes y servicios. Esto debe estar acompañado de un desarrollo humano», dijo Squella.

«A lo que se aspira es a que las personas se puedan desarrollar integralmente», sentenció el asesor al explicar los fundamentos de las políticas culturales del gobierno.

El incremento de las actividades artísticas y culturales en Chile en los últimos años es un hecho, que queda en evidencia a través de la cantidad cada vez mayor de espectáculos pagados y gratuitos que informan las carteleras de los periódicos.

Los conciertos y festivales de música y teatro que se realizan en los municipios, sobre todo en la actual temporada de verano, son otro testimonio del auge cultural, así como la multiplicación de sitios en Internet para difundir creaciones literarias.

Pese a la constante queja de las casas editoras sobre el daño que les causa la piratería, el año pasado se publicaron en este país 2.504 nuevos títulos, según el informe preparado por la Secretaría de Comunicación y Cultura del gobierno.

El documento gubernamental agrega que el último domingo de mayo participaron 80.000 chilenos en los actos del Día del Patrimonio Cultural, el doble de 2000.

Los Temporales Teatrales de Puerto Montt, en la región de Los Lagos, unos 1.000 kilómetros al sur de Santiago, convocaron a 50.000 asistentes.

En el área de las artes escénicas, también se repitió con éxito en enero de 2001 el Festival Teatro a Mil, mediante el cual se montan en escenarios abiertos y en otras «salas» no convencionales las obras más destacadas del año anterior, con precios módicos que facilitan una masiva asistencia de público.

En tanto, la actividad musical, al margen de los conciertos de intérpretes y grupos consagrados, recibió igualmente nuevos estímulos.

La Fundación de Orquestas Infantiles y Juveniles, orientada a promover talentos en la música clásica, otorgó becas a 263 niños y jóvenes para cursos de perfeccionamiento en Chile y en el exterior.

El Teatro Municipal de Santiago, que tradicionalmente estuvo concentrado en la histórica sala del centro de la capital, salió a recorrer el país con sus montajes de operas y conciertos sinfónicos.

El informe oficial también da cuenta que 120.000 personas acudieron a los espectáculos gratuitos del Teatro Municipal desde Arica, puerto limítrofe con Perú en el extremo norte, hasta la localidad austral de Puerto Williams, al sur del estrecho de Magallanes.

Las iniciativas de preservación del patrimonio arquitectónico cultural se vieron favorecidas con la aprobación de 14 proyectos financiados por la gubernamental Comisión de Infraestructura.

Entre esos proyectos se destacaron la restauración del edificio del Museo de Bellas Artes de Santiago y del Palacio Baburizza, una construcción neoclásica de Valparaíso, 120 kilómetros al oeste de la capital.

En otro de sus capítulos, el informe resalta que la Dirección de Asuntos Culturales del Ministerio de Relaciones Exteriores apoyó en 2001 la participación de filmes locales en 40 festivales de cine.

Sin embargo, los realizadores se lamentan que el volumen de ese apoyo es insuficiente para que el cine chileno pueda competir con las promociones que realizan las grandes productoras en busca de los premios Oscar, del mundo cinematográfico estadounidense, y otros reconocimientos internacionales.

Tal vez por eso, fue doblemente celebrada la premiación en septiembre de «Taxi para tres», del director chileno Orlando Lübbert, como la mejor película del Festival de Cine de San Sebastián, en España.

«Taxi para tres» fue uno de los nueve largometrajes nacionales estrenados en 2001, en un curso ascendente, al menos en la producción, que se planea mantener este año con igual número de estrenos.

La cinta de Lübbert, con 350.000 espectadores en el país, se situó a la altura de los más taquilleros filmes estadounidenses, aunque estuvo lejos de alcanzar la marca de la película chilena más vista que estableció en 2000 «El chacotero sentimental», con un millón de espectadores. En 2000 se estrenaron ocho largometrajes chilenos. (FIN/IPS/ggr/dm/cr/02

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