AGRICULTURA: Proteccionismo desvía inversiones de Sur a Norte

La industria de jugos de naranja muestra que el proteccionismo del Norte penaliza por triplicado a sus competidores del Sur, trabando sus exportaciones, restándole inversiones e impidiéndoles emplear y remunerar mejor a sus trabajadores, dicen exportadores citrícolas de Brasil.

Dos grandes empresas brasileñas procesadoras de naranja, Cutrale y Citrosuco, pasaron desde 1996 a producir jugo también en Florida, estado suroriental de Estados Unidos, adquiriendo plantas locales.

Idéntica actitud adoptaron dos empresas transnacionales que operaban en Brasil, la francesa LouisDreyfus Citrus y la estadounidense Cargill, conformando la «invasión brasileña» que preocupa a los citricultores de Florida.

Varios factores pueden explicar tales decisiones, pero fue «preponderante» la barrera que enfrenta el jugo de naranja brasileño para ingresar al mercado estadounidense, dijo a IPS Ademerval García, presidente de la Asociación Brasileña de Exportadores de Cítricos (Abecitrus).

Cada tonelada de jugo concentrado de Brasil, mayor productor y exportador mundial, es gravada en 418 dólares, que equivalen a más de 40 por ciento según el precio actual, que fluctúa de 900 a 1.000 dólares por tonelada.

El gravamen es fijo, definido por una legislación, de manera que se hace proporcionalmente más elevado a medida que caen los precios, lo cual significa una penalización «más fuerte para el más eficiente» que logra reducir los costos, observó García.

La barrera de esa legislación estadounidense protege a la economía del estado de Florida, donde los cítricos representan el principal producto agrícola y 90.000 empleos directos.

La Unión Europea también grava fuertemente el producto, con un arancel de 15,2 por ciento, pero absorbe 70 por ciento de las exportaciones brasileñas, debido a que no cuenta con producción propia importante.

Así, la industria brasileña, para superar esas barreras, se vio obligada a mantener baja la remuneración de sus trabajadores y citricultores, dejando de contribuir al aumento de los ingresos de la población local, lamentó el presidente de Abecitrus.

El jugo brasileño es competitivo, con costos más bajos, «debido a la miseria rural y a los bajos salarios del país», reconoció García, tras insistir que el proteccionismo de los grandes mercados externos impide mejorar esa situación.

Ese proteccionismo también afecta las inversiones, como ocurre con las firmas Cutrale y Citrosuco, que pasaron a producir parte de su jugo en Florida para eludir la barrera comercial estadounidense, en detrimento de la ampliación de sus operaciones y la escala de producción en Brasil y de la consecuente creación de empleo.

Problemas similares afectan otros sectores. La siderurgia, por ejemplo, enfrenta barreras y constantes amenazas de procesos antidumping (por presuntas prácticas de comercio desleal) en Estados Unidos, lo cual estimula a la industria brasileña a instalar unidades en ese país.

Ese camino siguió la empresa La Gerdau, que ya adquirió varias plantas en Estados Unidos.

En otros casos, en especial en el comercio agrícola, los países del Norte estimulan las importaciones de materia prima con exenciones arancelarias, mientras imponen fuerte gravámenes a las compras de bienes industrializados.

Es así que la industria de torrefacción del café se concentra en países ricos y no en los productores. Lo mismo ocurre con la soja y con el cuero.

Ademerval García reconoció que muchos otros factores, como la necesidad de expandirse al mundo y buscar nuevos mercados, conducen a las empresas brasileñas a realizar crecientes inversiones en el exterior.

«En Florida hay 279 empresas con capital brasileño», de las más variadas actividades, señaló.

Otras razones de esta emigración industrial son los altos costos tributarios, de transporte y de burocracia que enfrentan las empresas en Brasil, lo cual también impide un mayor crecimiento de las exportaciones, criticó.

García apuntó que la diplomacia brasileña tampoco ayuda en esta materia.

Otros países, como Colombia, México, Venezuela y los del Caribe lograron eliminar barreras comerciales estadounidenses, a diferencia de Brasil, cuya cancillería «dedica 90 por ciento de su tiempo al Mercado Común del Sur (Mercosur)», olvidando la prioridad de los verdaderos mercados importantes, opinó.

Sin embargo, otros expertos entienden que esa afirmación es una exageración, ya que se conocen los esfuerzos diplomáticos brasileños, especialmente contra el proteccionismo agrícola. Además no es lo mismo hacer concesiones a Brasil que a otros países de América Latina.

En el caso del jugo de naranja, por ejemplo, Brasil es el mayor productor y exportador mundial. Su industria, concentrada en el estado meridional de Sao Paulo, exportó 1,1 millones de toneladas el año pasado, obteniendo ingresos por 1.300 millones de dólares, informó Abecitrus.

La producción brasileña, que emplea 400.000 trabajadores, equivale a casi la mitad del total mundial, pero acapara 80 por ciento del comercio internacional de jugos. Estados Unidos produce sólo un poco menos, pero la mayor parte para consumo interno, al contrario de Brasil.

La competencia mundial, en el caso de este producto, se limita prácticamente a Sao Paulo y Florida.

Los costos de producción más bajos en Brasil, gracias a la mano de obra barata, hacen que los critricultores de Florida tengan temor por los efectos sobre su actividad con la creación del Area de Libre Comercio de las Américas, cuyas negociaciones deben finalizar en 2005.

La integración continental podría eliminar la barrera actual y abrir paso a una invasión del mercado estadounidense por el jugo brasileño. (FIN/IPS/mo/dm/if/02

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