La búsqueda de una vacuna contra el sida lleva ya más de 10 años y la esperanza aumenta ante cada nuevo ensayo. Aunque la mayoría de los científicos es prudente en sus pronósticos, se espera el éxito para un plazo de dos a cinco años.
El hallazgo de una vacuna preventiva contra el virus de inmunodeficiencia humana (VIH), causante del sida que este año provocó la muerte de tres millones de personas en el mundo, podría estar cercano, pero la comunidad científica prefiere la cautela a la hora de los pronósticos.
«Aún estamos lejos de lograr una vacuna eficaz contra el VIH. Incluso las compañías (biotecnológicas) más avanzadas no parecen tener grandes posibilidades de éxito al menos en el futuro inmediato», dijo Carlos Duarte, jefe del grupo de científicos cubanos que realiza las investigaciones al respecto.
Cuba es el único país de América Latina que se involucró de manera sostenida en esta empresa desde 1992.
Científicos de diversos países reunidos en la nororiental ciudad estadounidense de Filadelfia a mediados de año también fueron prudentes y advirtieron que el proceso será lento.
«Lo que esperamos, en realidad, es lograr pronto una vacuna que disminuya (la gravedad de) la enfermedad», dijo entonces Norman Levin, de la Escuela de Medicina de la estadounidense Universidad de Harvard.
La siguiente meta será «una mejor vacuna que prevenga la infección en algunas personas, y así, mientras aprendemos a generar una respuesta inmunológica protectiva», agregó Levin
Sin embargo, la esperanza aumenta ante cada nuevo ensayo, para algunos de los cuales se prevén resultados en plazos de entre dos y cinco años.
«Aún cuando esta vacuna no fuera efectiva, sé que este estudio es un paso importante hacia su descubrimiento», reflexionó uno de los voluntarios que se someten en Brasil al ensayo iniciado a principios de noviembre, coordinado por el Instituto Pasteur de Francia y las universidades estadounidenses de Pittsburg y Rochester.
Se trata de la prueba de una vacuna contra el subtipo B del VIH, formada por una combinación de la proteína gp120, que se encuentra en la superficie externa del virus, y del vector canaripox, que contiene copias de genes del VIH reproducidas mediante ingeniería genética.
El vector canaripox es producido por Aventis Pasteur, firma especializada en vacunas de la firma francesa Aventis, y el gp120 por VaxGen, subsidiaria de la compañía biotecnológica Genentech radicada en la ciudad estadounidense de Brisbane, en el estado sudoccidental de California.
Los científicos identifican las diferentes cepas del VIH con las letras de A y la J, cada una de las cuales tiene características genéticas específicas.
El subtipo A se encuentra, sobre todo, en Africa Subsahariana; el B en América, Europa, Japón y Australia y el E en Tailandia y otros países del sureste del Asia.
La experiencia en Brasil, que se encuentra en su fase II (pruebas en voluntarios humanos), estudia la reacción de los pacientes y el previsto desarrollo de anticuerpos y otras respuestas inmunológicas, indicaron participantes en el proyecto.
La fase III (prueba de eficacia en grupos mayores de voluntarios) de la vacuna está prevista para los primeros meses de 2003 en Estados Unidos, varios países del Caribe (Haití, Trinidad y Tobago y posiblemente República Dominicana) y América Latina (Argentina, Brasil, Honduras y probablemente Perú).
Pero antes se conocerán los resultados de una vacuna producida mediante ingeniería genética por VaxGen, basada en la proteína gp120 en dos versiones diferentes, correspondientes al subtipo B y E del VIH.
Las pruebas para determinar la eficacia de este prototipo de vacuna comenzaron en 1998 en Estados Unidos, en la versión del subtipo B, que es el prevalente en ese país. Una vacuna experimental similar, aunque basada en el subtipo E del virus, se comenzó a probar en Tailandia en marzo de 1999.
Se prevé que los resultados de ese ensayo estén listos a fines del año próximo en Estados Unidos y al siguiente en Tailandia, informó José Esparza, Coordinador de las Iniciativas para Vacunas contra el VIH de la Organización Mundial de la Salud (OMS) y del Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida).
El experto consideró que «resulta muy difícil saber» cuál vacuna es más prometedora, pero sí se puede decir que la vacuna «más avanzada es la basada en gp120 (de VaxGen) que induce anticuerpos», aunque aún resta determinar si funcionará.
Según el especialista, una vacuna «ideal» contra el VIH debería ser capaz de inducir tanto inmunidad humoral (anticuerpos) como celular (linfocitos T citotóxicos), lo que explica que se estén probando esos fármacos de forma combinada.
«La mejor vacuna preventiva debería proteger totalmente contra la infección por VIH, pero es posible que eso sea muy difícil y que sólo disminuya la carga viral (presencia de virus en la sangre) de las personas vacunadas que lleguen a infectarse», alertó Esparza.
En su opinión, esa vacuna, aunque «imperfecta», podría tener gran valor desde el punto de vista personal y de salud pública, aunque el mensaje importante que debe darse es que un futuro antídoto contra el VIH no será una «bala mágica» que reemplace otras formas de prevención.
De acuerdo al experto de OMS y Onusida, una vez «descubierta» la vacuna eficaz, se necesitará al menos un año más para que sea aprobada. Luego, se deberá producir la vacuna comercialmente y en cantidades necesarias, lo que podría traer consigo un retraso en su uso extensivo.
El número de dosis que se requerirá depende, a su juicio, de muchos factores, que incluyen el grado de eficacia de la vacuna en general y en relación con los diferentes subtipos del virus, la duración de la inmunidad protectora y el costo, entre otros.
«Una vacuna no erradicará rápidamente la epidemia del VIH, pero ciertamente contribuirá a reducir el número de nuevas infecciones, especialmente en los países en desarrollo», comentó Esparza.
«Nosotros visualizamos la vacuna como otra intervención que formaría parte de un paquete de medidas preventivas», acotó.
El proceso de gestación de una vacuna dura alrededor de 10 años, si todo transcurre sin retrocesos y comienza con pruebas experimentales y en animales, seguidas de estudios clínicos en seres humanos, en sus tres fases.
La primera etapa permite investigar de forma general si la vacuna es segura, en la segunda se estudia con mayor profundidad la respuesta inmunológica contra la vacuna y la tercera decide la eficacia de la vacuna en proteger contra la enfermedad.
Los primeros ensayos en fase I de una posible vacuna contra el VIH se iniciaron en 1987 en Estados Unidos. Hasta la fecha se probaron en fases I y II más de 30 diferentes tipos de vacunas experimentales, la mayoría en Estados Unidos y Europa, pero también en países del Sur, como China, Brasil, Tailandia y Cuba.
Este último país impulsa desde principios de la pasada década un proyecto para obtener una vacuna preventiva contra el VIH.
Duarte no descartó la próxima aplicación terapéutica de esa vacuna en pacientes con sida, pero, como la mayor parte de los científicos en el mundo, prefirió no adelantar plazos al respecto. (FIN/IPS/pg/mj/he/01)
(*) Con la colaboración de la Organización Panamericana de la Salud (OPS) y el Programa Conjunto de las Naciones Unidas sobre el VIH/Sida (Onusida