Cuba puede afrontar «una situación de inseguridad alimentaria» en los próximos cinco meses, según el informe preliminar de funcionarios de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) que recorrieron el país tras el paso del huracán Michelle.
Los daños sufridos por el sector agrícola «plantean tensiones muy fuertes para la alimentación de la población, sobre todo en las provincias más afectadas», aseguraron los autores del documento, que no ha sido publicado ni citado por medios de comunicación cubanos.
El informe fue el resultado de la primera visita a «áreas severamente castigadas por el huracán» realizada por personal de seis agencias de la ONU representadas en Cuba, dos días después del paso de Michelle el 4 de noviembre.
La misión incluyó a funcionarios del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), el Programa Mundial de Alimentos (PMA) y la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).
Los especialistas analizaron el impacto del desastre natural a corto y largo plazo, y elaboraron una lista de necesidades «para facilitar la tarea de organizaciones o países interesados en ayudar a Cuba» a superar esos impactos.
Esas necesidades incluyen alimentos, vestimenta y artículos para el hogar, así como insumos para los sectores de la agricultura, la construcción, las comunicaciones, la generación de electricidad y la educación.
Hasta el 9 de noviembre habían confirmado contribuciones, entre otros, los gobiernos de Bélgica, Dinamarca, Gran Bretaña y Noruega.
El PNUD aportará 1,6 millones de dólares, la FAO 400.000 dólares para reactivar la agricultura, el PMA 200.000 para alimentación, y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia otros 200.000.
El documento es hasta ahora la primera evaluación preliminar de daños tras la realizada el 8 de noviembre por el vicepresidente, Carlos Lage, mediante la televisión.
El huracán Michelle afectó a ocho provincias cubanas en las cuales vive 53 por ciento de la población de más de 11,2 millones, y fue «el peor desastre natural» de los últimos 50 años en el país según Lage, quien aseguró la población sería informada cuando terminara la cuantificación de pérdidas.
Un mes después, no se ha dado a conocer un informe oficial final en la materia.
Los medios de comunicación controlados por el Estado se concentran en las tareas de recuperación en curso, entre ellas fabricación acelerada de materiales para la construcción, con la intención de auxiliar a miles de familias que quedaron sin techo.
«Las consecuencias del desastre natural adquieren mayor importancia si se tiene en cuenta la difícil situación económica del país, que emerge de una década en cuya primera mitad el producto interno bruto se redujo 38 por ciento», indicaron los expertos de la ONU.
Además, el paso del huracán se produjo en «un momento particularmente difícil», cuando el impacto de la actual crisis económica mundial había llevado al gobierno a «reevaluar sus pronósticos de crecimiento» para este año, apuntaron.
Michelle llegó en «el peor de los momentos», cuando Cuba estaba «muy vulnerable», dijo a IPS el coordinador residente del sistema de la ONU en Cuba, Luis Gómez Echeverri.
La crisis empieza a manifestarse en la oferta de algunos alimentos en La Habana. Los huevos, por ejemplo, son muy escasos en las tiendas que cobran en dólares y también en el mercado informal, donde valen diez centavos de dólar.
El gobierno mantiene dos mercados legales paralelos, uno en el cual se paga con pesos cubanos y otro en el cual se paga con dólares. La cotización oficial de la moneda estadounidense está a la par con el peso cubano, pero un dólar vale de hecho unos 27 pesos.
En la actualidad, las tiendas estatales pueden vender seis huevos a cada persona cada 15 días, con el precio subsidiado de 15 centavos de peso por unidad, y fuentes cercanas al Ministerio de Comercio Interior afirmaron que la disponibilidad puede reducirse pronto.
Los autores del informe preliminar indicaron que el paso del huracán causó la muerte de 356.000 aves de corral, en su mayoría gallinas ponedoras.
También se perdieron 17.860 hectáreas de cultivos de banano, o sea 45 por ciento de las plantaciones del país, y se calcula que llevará un año recuperar el nivel previo al desastre, aun con las medidas agrotécnicas correspondientes.
Los cultivos de tubérculos comestibles, hortalizas, vegetales, arroz, cítricos, café y frutas de alta demanda como la papaya también sufrieron graves pérdidas, calculadas en una 8.500 toneladas.
Es posible que la producción azucarera durante la zafra 2001- 2002 disminuya 10 por ciento, debido a daños sufridos por esa agroindustria en territorios donde se produce alrededor de 35 por ciento del azúcar del país.
La producción de azúcar es la mayor garantía con que cuenta el país para obtener créditos que financien sus exportaciones, y una de las principales fuentes de ingresos del país, junto con el turismo y las remesas familiares de personas residentes en otras naciones.
El Estado impulsará cultivos agrícolas de ciclo corto para obtener cosechas en el menor plazo posible, pero «una parte importante de esos productos no podrán ser cosechados antes de marzo-abril de 2002», adviertieron los expertos de la ONU.
La pérdida de cosechas, el daño sufrido por sistema de riego y el aumento de la necesidad de semillas, fertilizantes y pesticidas traerán consigo un período de escasez y aumento de los ya elevados precios de los productos agrícolas en todo el país, pronosticaron. (FIN/IPS/da/mp/dv/01