La tendencia recesiva de la economía mundial persistirá un largo periodo y afectará el crecimiento de los países en desarrollo, predijo el Fondo Monetario Internacional (FMI) en una revisión de su pronóstico semestral de octubre.
La desaceleración de la actividad económica en el mundo será «más profunda y prolongado de lo previsto» hace dos meses, debido a los ataques terroristas del 11 de septiembre en Nueva York y Washington, sostuvo el FMI en un informe que se dio a conocer el martes.
Los pronósticos «para casi todas las regiones del mundo planteados en el informe Perspectivas Económicas Mundiales, de octubre de 2001, han sido corregidos a la baja», destacó.
La previsión de crecimiento del producto interno bruto (PIB) mundial para este año fue rebajada de 2,6 a 2,4 por ciento, y el pronóstico de aumento de ese indicador en 2002 fue corregido de 3,5 a 2,4 por ciento.
«Los trágicos acontecimientos del 11 de septiembre ocurrieron en una coyuntura marcada por una disminución del ritmo de incremento del PIB en todas las grandes regiones del planeta, cuando la economía mundial era en especial vulnerable a impactos adversos», comentó.
«Alemania, Estados Unidos y Japón registraron dos trimestres sucesivos de disminución del PIB», y eso indica que esos países están en recesión según el criterio técnico más aceptado, explicó el jefe de los economistas del Fondo, Kenneth Rogoff.
«Hay muchas otras naciones que pueden considerarse en recesión según numerosas definiciones alternativas. Pero el mundo también incluye a países como China e India, muy grandes y con significativo crecimiento del PIB», añadió.
El FMI destacó que no espera el fin de las tendencias recesivas antes de mediados de 2002, cuando Estados Unidos, Japón y las naciones industrializadas de la Unión Europea podrían comenzar un periodo de reactivación económica debido a medidas gubernamentales de estímulo, en especial en el sector financiero.
Los ataques del 11 de septiembre tuvieron «un significativo impacto negativo inicial sobre la actividad económica y la demanda, en especial en Estados Unidos», y socavaron la confianza de consumidores e inversores en todo el mundo, señalaron en el informe los directores del Fondo, que tiene 183 Estados miembros.
La reacción de los mercados financieros del mundo industrializado tras los atentados del 11 de septiembre se amplificaron en los mercados emergentes y tuvieron efectos muy negativos sobre la cotización de acciones y bonos, así como depreciación de monedas, comentaron.
Entre las primeras consecuencias de esos atentados estuvo una generalizada tendencia de los inversores a evitar riesgos, y eso determinó entre otras cosas un sustancial deterioro de la situación financiera de las economías de mercado emergentes, apuntaron.
En ese marco, se espera que el crecimiento promedio del PIB en los países más industrializados sea sólo 0,8 por ciento en 2002, y el pronóstico para las nuevas economías industrializadas asiáticas es un aumento cercano a dos por ciento.
La previsión de crecimiento del PIB para el mundo en desarrollo disminuyó casi un punto porcentual, y las correcciones a la baja más importantes fueron las referidas a países del Hemisferio Occidental, en especial Argentina y México, y a los miembros de la Asociación de Naciones del Sudeste Asiático.
De todos modos, el FMI espera que el PIB del mundo en desarrollo aumente casi 4,4 por ciento en 2002, tras crecer cuatro por ciento este año, debido al fuerte impulso de China e India, a una importante mejora de perspectivas de Turquía, y a un crecimiento razonablemente firme en algunos países de Africa.
Los mercados emergentes afrontarán presiones más severas en materia financiera, por parte de inversores internacionales en busca de lugares seguros para colocar su dinero, si las perspectivas de la economía mundial siguen empeorando, opinó.
Es probable que eso ocurra sobre todo en América Latina, y en especial en Argentina, que experimenta en la actualidad una grave crisis financiera, afirmó.
Las economías de Europa Central y Oriental, así como las del Báltico, podrían tener problemas similares, debido al alto déficit de cuenta corriente de la mayoría de los países de esas regiones.
La cuenta corriente de la balanza de pagos indica el saldo de las compras y ventas de bienes y servicios de un país.
El Fondo pronosticó que la caída de precios internacionales de productos básicos, entre ellos el petróleo, tendrá gran efecto negativo en algunos países de Africa, América Latina y Medio Oriente, así como en repúblicas ex soviéticas, debido a su gran dependencia de la exportación de escaso número de esos productos.
De todos modos, el mundo en desarrollo está en mejores condiciones para resistir impactos externos, tras reformas básicas realizadas en los últimos años que disminuyeron la inflación, fortalecieron la situación fiscal y flexibilizaron la política cambiaria, agregó.
Rogoff planteó con cautela que podría producirse una fuerte reactivación mundial en 2003, debido a la caída de los precios del petróleo y a agresivas medidas adoptadas por países industrializados, entre las cuales destacó la rebaja de tasas de interés en Estados Unidos y otras iniciativas de estímulo.
«Sin embargo, la posibilidad de resultados peores, a partir de la difícil situación de la economía mundial y de los altos costos de la recesión, es en la actualidad cuestión política más importante», advirtió. (FIN/IPS/tra-eng/em/cr/mp/if/01