El ministro de Economía de Argentina, Domingo Cavallo, decidió imprevistamente este jueves viajar a Washington para reunirse con el directorio del FMI en busca de una salida a la grave crisis económica y financiera que amenaza con llevar al país a un cese de pagos.
La decisión fue tomada tras una reunión del gobierno en pleno en que se analizó el impacto del anuncio del FMI (Fondo Monetario Internacional) el miércoles en la noche de la suspensión de un desembolso de 1.260 millones de dólares previsto para este mes y con que se debían cancelar vencimientos de la deuda pública.
El gobierno afronta ahora opciones críticas entre las que los analistas no descartan una devaluación, una negociación de la deuda externa que incluya una quita del capital o la dolarización, posibilidad cada vez más difícil a medida que se reducen las reservas.
El presidente Fernando de la Rúa, que asumió hace dos años, vio como la recesión y el déficit fiscal hicieron caer las reservas de 34.000 millones de dólares a 19.000 millones.
Esas reservas respaldan el sistema de convertibilidad monetaria que data de 1991 y que permite la paridad entre el dólare y el peso, la moneda nacional, pues por cada peso circulante existe, por ley, un dólar depositado en la caja de conversión.
El gobierno de De la Rúa impulsó sucesivos planes de reestructuración de los pagos de la deuda pública y en los últimos meses una política de déficit cero, por la cual el Estado se compromete a gastar solo lo que recaude, un monto que cada mes se reduce más debido a la recesión que se arrastra desde 1998.
De la Rúa y el propio Cavallo admitieron este jueves estar preocupados por el difícil momento que vive el país. Políticos y legisladores, tanto oficialistas como opositores, pidieron un cambio de política económica y una reestructuración de la deuda pública de mayor alcance que la vigente.
Cavallo, quien viajó a Washington este mismo jueves, ya no es creíble «ni adentro ni afuera» del país, dijo el ex presidente y senador de la oficialista Unión Cívica Radical (UCR) a la que pertenece De la Rúa, Raúl Alfonsín, quien manifestó temor de que la crisis empeore.
«Esta reestructuración de la deuda no alcanza», advirtió Alfonsín.
Otro senador de la UCR, Rodolfo Terragno, consideró «indispensable una nueva política económica» que no siga restringiendo el consumo y evaporando las reservas. «Hay que negociar una nueva reestructuración de la deuda», dijo.
El diputado y economista Jorge Remes Lenicov, del opositor Partido Justicialista (peronista), hizo el mismo reclamo. La negativa del FMI a hacer el desembolso es una noticia peor que la salida masiva de depósitos, dijo, y exhortó al gobierno a avanzar en una «renegociación completa de la deuda».
Los retiros bancarios sumaron desde enero unos 15.000 millones de dólares, por el temor de ahorristas e inversores a una interrupción de los pagos del gobierno.
Las restricciones fueron una respuesta a la salida masiva de depósitos registrada el viernes pasado, calculada en 500 millones de dólares, que hizo peligrar la continuidad de algunas entidades bancarias.
El portavoz del FMI Thomas Dawson negó en Washington que el organismo multilateral hubiera presionado a Argentina para que devalúe la moneda. En cambio, dijo que los asuntos preocupantes para el Fondo «son claramente fiscales», pues el gobierno de De la Rúa incumplió compromisos en ese sentido.
La decisión del FMI pone en riesgo el pago de vencimientos de la deuda pública previstos para el 14 y el 19 de este mes por un valor cercano a 1.400 millones de dólares, de una deuda total de 140.000 millones, casi la mitad de la producción argentina de un año. Noventa por ciento de esa deuda está nominada en dólares.
Además, el aplazamiento frena otros créditos del Banco Mundial, de su rama regional, el Banco Interamericano de Desarrollo, y del gobierno de España.
«Estamos negociando en el marco de una virtual convocatoria de acreedores», reconoció Cavallo ante empresarios reunidos este jueves en un foro de la Unión Europea y el Mercado Común del Sur (Mercosur).
El ministro aseguró que Argentina honrará su deuda pública, aunque remarcó que primero pagará a los jubilados y a sus empleados públicos y brindará otras prestaciones sociales internas, si bien prefirió no aclarar qué sucederá con los acreedores del exterior.
«Todo sigue igual. No hay que alarmarse para nada porque Argentina va a salir adelante», dijo, aunque admitió al mismo tiempo que el país vive momentos «muy complejos, muy difíciles».
El condicionamiento de la ayuda del FMI a la sustentabilidad del programa económico se conoció pocas horas después de que Cavallo anunciara la flexibilización de drásticas medidas, dispuestas el fin de semana para restringir la salida de dinero en efectivo de los bancos tras la corrida cambiaria desatada el viernes pasado.
La corrida se precipitó cuando el Ministerio de Economía concluía el tramo local del canje de bonos de deuda pública. La operación fue relativamente exitosa, pues se presentaron papeles por 50.000 millones de dólares. Pero aún resta el canje con los tenedores del exterior, para lo que se aguradarán unos 60 días.
La salida de depósitos, que puso al borde del colapso al sistema financiero, decidió al gobierno a restringir la extracción de efectivo a apenas 250 dólares por semana, un límite que se flexibilizó este miércoles a 1.000 dólares mensuales de una sola vez.
También se restringió la salida de divisas del país y se inmovilizaron los depósitos.
Los ahorristas solo pueden movilizar sus depósitos por medios electrónicos, es decir con tarjetas de débito o de crédito, y también mediante cheques que no se pueden cambiar por efectivo, lo que obliga a sus tenedores a depositarlos.
Las restricciones, que provocaron malhumor y desconcierto en el público además de largas filas en los bancos, decidieron a las dos centrales sindicales a convocar una huelga y otras medidas de protesta para el 13 de este mes, un día antes del vencimiento de la deuda por cuyo destino Cavallo viaja a Washington. (FIN/IPS/mv/mj/if/01