Exportadores de Perú manifiestan inquietud por las condiciones en que el Congreso de Estados Unidos renovará la Ley de Preferencias Arancelarias Andinas (ATPA), que compensa la contribución de cuatro países en la lucha contra el narcotráfico y que expiró el 4 de diciembre.
El Comité de Finanzas del Senado de Estados Unidos aprobó el 29 de noviembre la renovación del APTA, que aún debe ser votada por la cámara, con enmiendas sustanciales, entre ellas una que establece preferencias arancelarias para la vestimenta sólo a las prendas confeccionadas con algodón estadounidense.
Esta variación perjudicará a los productores peruanos de algodón y alteraría las condiciones de trabajo de los productores de hilados y tejidos, aunque podría beneficiar al sector de confecciones.
El sector textil y de vestimenta ha tratado hasta ahora de incorporar el mayor valor agregado posible a las exportaciones algodoneras, orientación que se revertiría si Estados Unidos, principal mercado de las confecciones peruanas, no acepta las elaboradas con fibras de este país.
El ATPA brinda preferencias comerciales a Bolivia, Colombia, Ecuador y Perú. La Comunidad Andina de Naciones aspira a que se prorroguen los beneficios y que se extiendan a Venezuela, quinto miembro del bloque.
Fuentes del Ministerio de Industria y Comercio informaron este miércoles la posibilidad de que en los próximos días viaje a Washington el vicepresidente Raúl Diez Canseco, también al frente de esa cartera.
El ministro Diez Canseco se manifestó dispuesto a encabezar una delegación empresarial para ejercer presión ante el Senado estadounidense a favor de la prórroga del ATPA sin variaciones perjudiciales para la industria algodonera peruana, comentó el informante.
El embajador de Perú en Estados Unidos, Carlos Alzamora, declaró a una radioemisora de Lima que las gestiones se realizarán en breve, pues se prevé que el pleno del Senado tome una decisión final el día 20.
El Senado estadounidense optaría por una prórroga de seis meses, mientras se evalúan las consideraciones planteadas por los países andinos a la restricción de las preferencias del APTA propuestas por el senador Robert Graham, del Partido Demócrata, según versiones procedentes de Washington.
La aprobación de la propuesta del senador Graham en el Comité de Finanzas del Senado provocó inquietud en el ministerio de Agricultura de Perú, dijo Pedro Morales, de la oficina de prensa del Ministerio de Agricultura de Perú.
«Eso sería grave. Arruinaría a los productores algodoneros y a las fábricas de hilados y tejidos, y convertiría a la industria de confecciones en una simple maquila, que aprovecharía la mano de obra barata de nuestros trabajadores» con materia prima estadounidense, dijo Morales.
«A pesar de que producimos la mejor variedad de algodón del mundo, el 'pima', de fibra extralarga, hay pérdida de productividad algodonera, que se agravaría» si se reducen las ventas, concluyó el funcionario.
Con una producción que en 2000 ascendió a 154.000 toneladas, el algodón es, junto con el arroz y el azúcar, uno de los principales productos agrícola peruanos, y su cultivo tiene gran importancia social en valles de las costas norte y central.
Sobre el algodón surgió el sector textil y de confecciones peruano, la principal industria manufacturera del país, que en 2000 sumó exportaciones por 600 millones de dólares.
«La importancia del sector de confecciones para la economía peruana es estratégica por su creciente proporción de mano de obra incorporada, su dinámica expansión y su alta capacidad de generación de empleos, factor fundamental en un país sumido en honda crisis recesiva», comentó el economista Eduardo Lastra.
En cuanto a la evolución de las exportaciones de esos sectores, «hace 10 años era de 70 por ciento de textiles e hilados y 30 por ciento de confecciones, y actualmente es exactamente a la inversa», expresó Lastra, editor de la publicación Avance Económico.
Setenta por ciento de las confecciones y fibras peruanas exportadas se dirigen a Estados Unidos, en tanto que la Unión Europea importa alrededor de 17 por ciento.
«El mercado europeo es difícil para nosotros, por las facilidades que se concede allí a la producción africana, cuyos precios son muy competitivos», comentó Lastra.
El mercado latinoamericano es aun mas difícil, debido a la generalizada depresión económica.
«La cancillería peruana ha hecho intensas negociaciones con Brasil que no han avanzado mucho porque ese país quiere que le coticemos en su moneda. Nosotros tenemos una estructura de costos ajustada al dólar. Sería peligroso para los exportadores entrar en operaciones que a veces son en pago diferido, con otra moneda», concluyó.
David Lemor, empresario textil y presidente del Comité de Confecciones de la Sociedad Nacional de Industria, señaló que el APTA es para los empresarios confeccionistas peruanos «asunto de vida o muerte. Es la generación de empleos o el agravamiento de la crisis social».
«En 1994, la exportación al mercado estadounidense de tejidos y confecciones fue de 150 millones de dólares y en 2000 llegamos a 400 millones. Si tuviéramos un crecimiento de 15 por ciento en los próximos tres años se podrían generar más de 180.000 nuevos empleos directos y 400.000 nuevos empleos indirectos», afirmó. (FIN/IPS/al/mj/if/01