El avance logrado por la oposición derechista en las elecciones parlamentarias del domingo en Chile obstaculizará proyectos de ley impulsados por el gobierno de centroizquierda que requieren mayorías especiales.
La consigna central de la campaña electoral de la coalición de derecha Alianza por Chile fue «el cambio», a pesar de que se opuso a reformas laborales que reconocían más derechos a los trabajadores, a la una ley de divorcio y a otra sobre financiación de los partidos políticos.
El crecimiento del partido Unión Demócrata Independiente (UDI), integrante de la Alianza por Chile y liderado por el ex candidato presidencial Joaquín Lavín, fue atribuido por observadores a su discurso populista y a la debilidad del movimiento social.
La gobernante Concertación de Partidos por la Democracia mantendrá mayoría relativa en la legislatura que se instalará el 11 de marzo. Pero la UDI surgió de los comicios del domingo como el principal partido, superando al Partido Demócrata Cristiano (PDC) al obtener 35 escaños en la Cámara de Diputados.
En los comicios se renovó la totalidad de la Cámara de Diputados y 18 escaños del Senado, la mitad de los que se eligen en las urnas.
Luego de 12 años en el gobierno y en un contexto de desaceleración económica, la Concertación por la Democracia obtuvo 47,92 por ciento de los votos para diputados y 51,31 por ciento en la elección de senadores.
Mientras, la Alianza por Chile, que reúne a la UDI y a otros partidos derechistas, logró 44,28 por ciento de los votos en la elección de diputados y 44,03 por ciento en la de senadores. La abstención llegó al 13,7 por ciento, lo que equivale a cerca de un tercio de los ciudadanos habilitados.
La cantidad de diputados oficialistas se redujo de 70 a 62, y los representantes de la Alianza por Chile aumentaron de 48 a 56. Ambas coaliciones ubicaron cada una nueve representantes en el Senado, entre los cuales no figura ninguna mujer.
El economista Hugo Fazio, del Centro Nacional de Desarrollo Alternativo, sostuvo que la Concertación por la Democracia comete un error al percibir en el resultado electoral un respaldo a la gestión del presidente Ricardo Lagos, del Partido Socialista.
Lagos interpretó la votación como «un respaldo del pueblo» a su gobierno. «Eso nos emociona y compromete porque son tiempos difíciles. Basta ver el mundo. Esta noche no han ganado los profetas del pesimismo. Ha ganado un parlamento para Chile», dijo.
Para Fazio, la derecha encabezada por la UDI «aprovecha un discurso contrario al gobierno de la Concertación, aun cuando éste aplica la misma política de la dictadura de la cual ellos formaron parte».
La UDI está formada por ex funcionarios de la dictadura de Augusto Pinochet —quien el domingo no votó, por estar enfermo— y dirigentes formados al alero del fundador del partido, Jaime Guzmán, quien murió a causa de un atentado en 1991.
El Partido Comunista y otras fuerzas políticas pequeñas continuarán excluidas del parlamento, en parte debido al sistema electoral binominal, que establece la investidura de dos legisladores por circunscripción, uno por el sector mayoritario y otro por la primera minoría.
Más allá de este sistema, que desde la restauración de la democracia en 1990 favorece el dominio de los grandes bloques, el escaso 5,21 por ciento obtenido por el Partido Comunista indica que «la izquierda no fue capaz de levantar un programa», dijo Fazio.
«Una de las debilidades de este proceso» de democratización «ha sido la debilidad del movimiento social, que aún no se ha recuperado del golpe de la dictadura» de Pinochet (1973-1990), lo cual repercutió en el resultado electoral, explicó Fazio a IPS.
«El movimiento social tiene que ser capaz de salir adelante independiente de lo que pase afuera. Lo que falta en el país es un movimiento amplio que levante esa fuerza», añadió el experto.
El domingo se produjo un importante cambio en la correlación de fuerzas de la Concertación por la Democracia. El Partido Socialista y el Partido por la Democracia, las fuerzas más izquierdistas del oficialismo, obtuvieron 33 diputados, y el PDC apenas 24.
En la Alianza por Chile, la UDI, con 35 diputados electos, se impuso al partido Renovación Nacional, de corte más liberal, que obtuvo 22.
A pesar del cambio de escenario, el senador Alejandro Foxley, del PDC, manifestó optimismo sobre la posibilidad de alcanzar las metas que se ha planteado el gobierno de Lagos y ante el escenario económico postelectoral.
«Vamos a tener un acuerdo de libre comercio con Estados Unidos, vamos a enviar una reforma de salud consensuada y a dar un impulso al crecimiento de la economía», dijo.
El predominio categórico de la UDI dentro de la Alianza por Chile indica que «en estas elecciones se ha castigado la moderación», sostuvo el ex presidente Patricio Aylwin (1990-1994) y actual timonel del PDC. «La democracia cristiana está apenada y descontenta por la votación obtenida», afirmó.
Aylwin también recordó que el apoyo a la derecha es muy similar al 44 por ciento conseguido por el ex dictador Augusto Pinochet en el plebiscito que perdió en 1988.
El diputado más votado, Guido Girardi, del Partido por la Democracia, manifestó su preocupación porque «la UDI está fagocitando a una derecha más liberal».
Al mismo tiempo, anunció que los candidatos electos por su partido le darán «un reimpulso a la agenda progresista, poniendo énfasis en temas como la seguridad social (y) la reforma a la salud».
El presidente Lagos se comprometió a que en los cuatro años que restan de su mandato, el gobierno trabajará por «el crecimiento de Chile, un Chile mejor y más seguro. Nuestro gobierno seguirá luchando por un país más justo, donde la sociedad se construya de manera más solidaria».
La mayoría de los analistas coinciden, sin embargo, en que no se producirán cambios dramáticos en la gestión del gobierno. Es probable, apenas, una modificación del gabinete, anunciada hace meses y que se adelantaría para enero.
En cuanto a la colaboración ofrecida al gobierno por Lavín, líder de la UDI y actual alcalde de Santiago, el ministro de Interior, José Miguel Insulza, se mostró escéptico.
Insulza citó en ese sentido iniciativas que la derecha se había comprometido a apoyar en el parlamento como la Ley de Gasto Electoral, que apuntaba a regular el financiamiento de las campañas políticas.
«Chile requiere una serie de pasos económicos fundamentales. El país prácticamente está en recesión. Sufre una fuerte caída de lo precios internacionales» de sus exportaciones y «tiene una protección social muy baja. Se requieren políticas muy urgentes. La constatación es que la demanda interna no crece», dijo Fazio.
«Es necesario aumentar el gasto público. No se ha aplicado una política diferente a la de la dictadura ni se ha generado un gran acuerdo con el empresariado», señaló Fazio. (FIN/IPS/ar/mj/ip/01